"Los kirguises somos muy inc¨®modos para todos los vecinos"
"Las amenazas que pesan sobre Kirguizist¨¢n son internacionales y no puedo responsabilizarme de ellas sola", afirma Rosa Otunb¨¢yeva, presidenta interina del peque?o y pobre pa¨ªs centroasi¨¢tico agitado por violentos enfrentamientos ¨¦tnicos entre kirguises y uzbekos. De 59 a?os, se siente como alguien que estuviera entre dos r¨ªos, "uno negro de narcotr¨¢fico" y otro "de islamistas radicales".
En una entrevista con EL PA?S horas antes del refer¨¦ndum destinado a legitimar el proceso pol¨ªtico surgido de la Revoluci¨®n de abril, Otunb¨¢yeva expresa su inquietud por el futuro, sobre todo por el periodo entre el fin del luto, -al cumplirse 40 d¨ªas de las matanzas ocurridas del 11 al 13 de junio-, y el comienzo del Ramad¨¢n, el 10 de agosto. Durante ese tiempo, afirma, "la gente puede vengarse".
"Las amenazas que pesan sobre Kirguizist¨¢n son internacionales y no puedo responsabilizarme de ellas sola"
La convivencia ¨¦tnica exigir¨¢ al gobierno provisional un mayor esfuerzo para integrar a las minor¨ªas. Otunb¨¢yeva insiste en la necesidad de una "tercera fuerza" que evite conflictos entre kirguises y uzbekos. El Gobierno trata de formar unidades mixtas de voluntarios (druzhiniki), pero "la gente tiene miedo".
Otunb¨¢yeva pas¨® d¨ªas de rodillas en busca de ayuda. Apel¨® a Mosc¨², que traspas¨® su petici¨®n a la Organizaci¨®n del Tratado de Defensa Colectiva (OTDC). Esta entidad ha enviado a la ciudad de Osh un grupo al mando de un general ruso para estudiar la situaci¨®n sobre el terreno durante 10 d¨ªas. Por su parte, la OSCE ha prometido mandarle 50 polic¨ªas para cuatro meses.
Entre los problemas de Kirguizist¨¢n est¨¢ la composici¨®n del Ej¨¦rcito, se?ala, formado casi exclusivamente por kirguises ¨¦tnicos, ya que los uzbekos suelen evitar el servicio militar. Tambi¨¦n la polic¨ªa es mayoritariamente kirgu¨ªs en las regiones del sudoeste, base de poder del ex presidente Bak¨ªev. All¨ª, los ¨®rganos de orden p¨²blico "boicotean" la pol¨ªtica de Bishkek y en los puestos de control roban los tel¨¦fonos m¨®viles para eliminar de ellos las im¨¢genes de las matanzas.
"Ahora me reprochan lo sucedido, dicen que deber¨ªamos haber actuado antes, pero ?c¨®mo? Todo empez¨® de manera fulminante el 10 de julio en Osh. Hubo una pelea, separaron a los contendientes y, a medianoche, cuando dorm¨ªa, me llamaron y media hora despu¨¦s el Gobierno estaba reunido. Mandamos al sur al ministro de Defensa, general Ismail Is¨¢kov, y toda la noche estuvimos enviando tropas y miembros de servicios especiales. Por la ma?ana, comenzaron a bajar de las monta?as multitudes enfurecidas. A Is¨¢kov y los miembros del Gobierno que intentaron calmar los ¨¢nimos les acusaron de querer defender a los uzbekos y les apedrearon el helic¨®ptero. En Osh, las masas irritadas se apoderaron de dos veh¨ªculos militares y se dirigieron en ellos a la majal-l¨¢ [barrio uzbeko] y dispararon sobre la multitud pac¨ªfica confiada en que eran del Gobierno".
Otunb¨¢yeva quiso hablar con los dirigentes rusos. El primer ministro, Vlad¨ªmir Putin, estaba en Par¨ªs el 11 de junio y el presidente, Dimitri Medv¨¦dev, celebraba la fiesta nacional el 12. "Habl¨¦ cinco veces con Sergu¨¦i Narishkin, el jefe de la administraci¨®n del Kremlin. Ard¨ªamos, nad¨¢bamos en sangre, ped¨ªa ayuda, mientras en los foros de Internet brotaba el nacionalismo y los j¨®venes me insultaban por pedir ayuda cuando ellos estaban dispuestos a arreglarlo por s¨ª mismos".
En la noche del 12 de junio logr¨® hablar con Medv¨¦dev. Cuando la violencia ya hab¨ªa remitido, la OTDC se puso en marcha a su ritmo. Sus representantes se reunieron el 14 y "hasta ahora no se ha cumplido ninguna decisi¨®n". "La OTDC prometi¨® helic¨®pteros, carros de combate, medios especiales, gases lacrim¨®genos y balas de goma. En Osh no tenemos estas cosas. En Bishkek existieron (medios antidisturbios), pero Bak¨ªyev los agot¨® contra nosotros", dice refiri¨¦ndose al gobierno provisional. La presidenta interina muestra irritaci¨®n por las declaraciones del presidente Medv¨¦dev, quien afirm¨® en Washington que Kirguizist¨¢n est¨¢ dividido de hecho. "?De d¨®nde lo ha sacado?", exclama.
El derecho de la comunidad uzbeka a utilizar su lengua en las zonas de residencia compacta no figura en la nueva Constituci¨®n, pero, seg¨²n Otunb¨¢yeva, ya est¨¢ contemplado por la ley. La comunidad kirgu¨ªs tiene poca comprensi¨®n por estas reivindicaciones. "Me llama mucha gente critic¨¢ndome por usar la palabra uzbeka majal-l¨¢ y piden que emplee el t¨¦rmino kirgu¨ªs equivalente. ?Ve usted qu¨¦ intolerancia?".
Los kirguises "somos muy inc¨®modos para todos los vecinos, no se nos puede caracterizar como un agujero que se va llenando de extremistas", afirma. "No somos b¨¢rbaros ni fieras".
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