B¨¦lgica se enfrenta a su pasado colonial en el 50? aniversario de la independencia de Congo
Los reyes belgas visitan por primera vez el pa¨ªs centroafricano desde hace 25 a?os
Cincuenta a?os despu¨¦s de poner fin a su dominio colonial sobre la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, B¨¦lgica a¨²n no ha saldado cuentas con su pasado ni ha dirimido c¨®mo dirigirse hacia su ex colonia. En las semana previas a la celebraci¨®n del 50? aniversario de la independencia del Congo, el mi¨¦rcoles, B¨¦lgica ha estado debatiendo hasta qu¨¦ punto debe celebrar el acontecimiento o apoyar al presidente, Joseph Kabila, sobre todo despu¨¦s de la reciente muerte en extra?as circunstancias del mayor activista del pa¨ªs por los derechos humanos.
Al final, se ha decidido enviar a las ceremonias al rey Alberto II , la reina Paola y el primer ministro en funciones, Yves Leterme, pero el ej¨¦rcito no participar¨¢ y el monarca no har¨¢ ninguna intervenci¨®n p¨²blica. De hecho, la primera visita de un monarca belga en 25 a?os marca un relajamiento de las tensiones. Hace tan s¨®lo dos a?os, Congo retir¨® a su embajador de B¨¦lgica despu¨¦s de que el entonces ministro de Exteriores belga criticara al Gobierno de Kinshasa sobre cuestiones de corrupci¨®n y derechos humanos.
En cualquier caso, el debate sobre la celebraci¨®n de la independencia del Congo ha servido para recordar algunas cuestiones que B¨¦lgica a¨²n debe solucionar. Hace una semana, un hijo del primer l¨ªder del Congo elegido democr¨¢ticamente, Patrice Lumumba, anunci¨® que va a emprender acciones legales contra los cr¨ªmenes de guerra de 12 oficiales belgas sospechosos de participar en el asesinato de su padre en 1961.
M¨¢s controvertida ha sido la propuesta del pol¨ªtico belga y ex comisario europeo Louis Michel, que ha sugerido revisar la figura del rey Leopoldo II, considerado uno de los mayores genocidas del siglo XIX y que expoli¨® el pa¨ªs centroafricano y esclaviz¨® a su poblaci¨®n. Congo fue la propiedad personal de Leopoldo entre 1885 y 1908. El ensayista Adam Hochschild, autor del estudio El fantasma del rey Leopoldo (Pen¨ªnsula), sostiene que casi de la mitad de la poblaci¨®n local pereci¨® bajo el yugo del monarca belga. A los informes que ponen en evidencia el terror colonial se suman algunas obras literarias, como la pr¨®xima novela de Mario Vargas Llosa, que aborda el informe Casement, escrito en 1903 por el diplom¨¢tico irland¨¦s Roger Casement que narra los horrores de B¨¦lgica en el pa¨ªs africano.
Poblaciones que no consegu¨ªan cumplir con sus cuotas de recolecci¨®n de caucho eran obligadas a pagar la deuda en forma de manos cortadas. Pero para el pol¨ªtico Michel, decir que en Congo se llev¨® a cabo un genocidio o equiparar a Lepoldo con Hitler es inaceptable. "Creo que Leopoldo II fue un aut¨¦ntico visionario para su tiempo", ha se?alado Michel, ex responsable de la UE para desarrollo, a la revista P-Magazine.
Los historiadores deber¨ªan evaluar al monarca en el contexto de la era, ha se?alado Michel. Otros pa¨ªses, como Reino Unido, tambi¨¦n buscaron maximizar sus beneficios durante su pasado colonial. "Instintivamente siento que Leopoldo II fue un h¨¦roe, un h¨¦roe ambicioso para un peque?o pa¨ªs como B¨¦lgica".
En Congo, el resentimiento hacia B¨¦lgica parece centrarse m¨¢s en cuestiones poscoloniales, desde el rechazo a proporcionar visados hasta un sentimiento de que B¨¦lgica ayud¨® a Mobutu Sese Seko, cuyo f¨¦rreo gobierno dur¨® desde 1965 hasta su derrocamiento y muerte en 1997. "Los belgas han jugado un papel considerable en el caos provocado por los pol¨ªticos congoleses", ha se?alado Jose Yambe, dependiente en una tienda del mercado central de Kinshasa. Con todo, muchos saludan la visita real dado que su ausencia habr¨ªa causado un enfriamiento de las relaciones.
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