Literatura del terror colonial
Un libro rescata los informes de escritores que combatieron al rey Leopoldo - Vargas Llosa novela la vida del diplom¨¢tico Casement que denunci¨® la crueldad
Lean esta historia sobre Henry M. Stanley (el de "el doctor Livingstone, supongo"). "En Londres hab¨ªa comprado cierto n¨²mero de bater¨ªas el¨¦ctricas que, al fijarlas en el brazo por debajo de la casaca, se comunicaban con una cinta que pasaba por la palma de la mano del hermano blanco, y cuando ¨¦ste daba al hermano negro un cordial apret¨®n de manos, el hermano negro se quedaba muy sorprendido ante la gran fuerza del hermano blanco, porque lo dejaba tambale¨¢ndose con solo darle la mano de la fraternidad. Cuando el nativo preguntaba acerca de la disparidad de fuerza entre su hermano blanco y ¨¦l, se le dec¨ªa que el hombre blanco era capaz de arrancar ¨¢rboles".
Con triqui?uelas similares, Stanley consigui¨® que jefes africanos firmasen tratados que entregaban su tierra al rey Leopoldo de B¨¦lgica, que hab¨ªa fichado al explorador para poner su pica en el coraz¨®n de ?frica. La historia pertenece a la carta abierta al monarca enviada por el coronel George W. Williams en 1890, recogida en el libro La tragedia del Congo, publicado por Ediciones del Viento junto a otros tres documentos in¨¦ditos en espa?ol sobre el triste pasado colonial del pa¨ªs, firmados por el diplom¨¢tico Roger Casement y los escritores Arthur Conan Doyle y Mark Twain.
La brutalidad de la metr¨®poli dominante resurge como tema literario
Conan Doyle: "Una masacre con el odioso disfraz de la filantrop¨ªa"
Roger Casement fue testigo de las mutilaciones que sufr¨ªan los nativos
Albert S¨¢nchez Pi?ol cree que el horror es un tema literario recurrente
El coronel Williams no era cualquiera. Era negro. Uno de los primeros con poder para influir -fue historiador y el primer parlamentario negro de Ohio- sobre los acontecimientos pol¨ªticos. Williams viaj¨® al Congo con la intenci¨®n de llevar negros estadounidenses para trabajar en ?frica y contribuir al desarrollo de sus hermanos. "Cuando comprendi¨® lo que estaba ocurriendo all¨ª, no pudo contenerse y public¨® su carta. Se le cerraron las puertas y se le dio la espalda. Falleci¨® prematuramente de tuberculosis, lo que supuso un gran alivio para el Gobierno del Congo", explica el editor Eduardo Riestra.
A pesar del fil¨®n literario del Congo, cree Riestra que faltaba letra fr¨ªa, informes y documentos de la ¨¦poca, como el que suscribi¨® en 1903 el diplom¨¢tico irland¨¦s Roger Casement, que anota con meticulosidad burocr¨¢tica chanchullos, tropel¨ªas y espantos: "Cuando estaban a punto de sentarse a comer, su marido le dijo que uno de los soldados iba a regresar con una cesta llena de manos cortadas, que hab¨ªa dejado afuera (...). Entonces ella, junto a su marido, sali¨® para ver con sus propios ojos aquellas manos, cuatro de las cuales eran de ni?os". El informe Casement, escrito en 1903, tard¨® en difundirse por las presiones belgas. Cuando lo hizo, estaba mutilado y sin nombres propios. El antiimperialista Casement ser¨ªa ejecutado. De esa vida novelesca dar¨¢ cuenta la pr¨®xima novela de Mario Vargas Llosa.
Recuerda Albert S¨¢nchez Pi?ol lo que dec¨ªa Arist¨®teles: que solo hay 17 temas literarios. "Uno de ellos es el horror, el viaje al coraz¨®n de las tinieblas, que dir¨ªa Conrad". Y S¨¢nchez Pi?ol, que ya hab¨ªa viajado a un terror insular y viscoso en La piel fr¨ªa (2003), se aventur¨® a por otro espanto en Pandora en el Congo (2005), donde se relata la expedici¨®n de arist¨®cratas brit¨¢nicos que buscan oro y diamantes y encuentran tinieblas. "Al margen de testigos hist¨®ricos, Conrad es el primero que establece un v¨ªnculo entre literatura y realidad. Lo plantea como un viaje al horror que empieza con la colonizaci¨®n y se perpet¨²a hasta nuestros d¨ªas", expone el escritor y antrop¨®logo, que visit¨® por vez primera el Congo para realizar un trabajo de campo sobre los pigmeos, "los seres m¨¢s lejanos a nuestra civilizaci¨®n".
Todav¨ªa regresar¨ªa una segunda vez al pa¨ªs donde coexisten "horror hist¨®rico" y alternativas a la civilizaci¨®n actual. Dej¨® de hacerlo cuando le atrap¨® la guerra civil: "Algunos c¨¢lculos se?alan que han fallecido entre tres y cuatro millones de personas".
Joseph Conrad abri¨® la espita -llevada luego al cine magistralmente por Coppola en Apocalypse now (1979), aunque ambientada en Vietnam- sobre la literatura inspirada en el horror colonial. Y ah¨ª sigue, abierta y fecunda. Bernardo Atxaga eligi¨® el Congo belga para su novela Siete casas en Francia (2009), otro viaje a las tinieblas sin af¨¢n aleccionador. "Quiz¨¢s el tema, o el espacio geogr¨¢fico, sean lo m¨¢s superficial del libro; el lenguaje es lo fundamental", sostiene.
Atxaga, al¨¦rgico a las modas literarias, busc¨® el Congo como una geograf¨ªa imaginaria a la manera de La isla del Tesoro de Robert L. Stevenson. "Necesitaba un lugar alejado, aislado, con un pasado de leyenda. En este caso, la leyenda es la cr¨®nica de explotaci¨®n y crimen. Se puede abordar denunci¨¢ndolo como Mark Twain o, como si no importara nada, que es lo que yo pretend¨ªa en mi novela", cuenta.
El autor vasco alude a El soliloquio del rey Leopoldo, el panfleto escrito por Twain en 1905 para caricaturizar al monarca, que tambi¨¦n se ha incluido en el libro de Ediciones del Viento, junto al ensayo El crimen del Congo, escrito en 1909 por Arthur Conan Doyle. El padre de Sherlock Holmes consideraba que lo cometido en el pa¨ªs superaba todas las atrocidades anteriores: "Ha habido expropiaciones como la de Inglaterra por los normandos, o la de Irlanda por los ingleses. Ha habido masacres en pueblos como la de los sudamericanos por los espa?oles, o de naciones sometidas por los turcos. Pero nunca antes ha habido semejante mezcla de expropiaci¨®n y masacre absolutas realizada con el odioso disfraz de la filantrop¨ªa y teniendo por motivo el m¨¢s vil de los intereses comerciales".
Conan Doyle recordaba que Leopoldo de B¨¦lgica, un monarca constitucional en Europa y "un aut¨®crata absoluto" en ?frica, se hab¨ªa presentado ante las grandes potencias con un "fajo de tratados", obtenidos mediante enga?os con pagos tan rid¨ªculos como "un abrigo de tela roja con adornos dorados, una gorra roja, una t¨²nica blanca (...), cuatro garrafones de ron, diez cajas de ginebra".
Periodismo y ficci¨®n en ?frica
- El coraz¨®n de las tinieblas (1902). Joseph Conrad.
- Cuadernos africanos (1999) Pen¨ªnsula. Alfonso Armada.
- El fantasma del rey Leopoldo (2002). Pen¨ªnsula. Adam Hochschild.
- ?bano (2003). Anagrama. Ryszard Kapuscinski.
- Pandora en el Congo (2005) Suma. Albert S¨¢nchez Pi?ol.
- Siete casas en Francia (2009) Alfaguara. Bernardo Atxaga.
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