En la orquesta todos son iguales
Como aquellas melod¨ªas que ni bien las escuchamos nos remiten a sensaciones o a experiencias vividas tiempo atr¨¢s, el t¨¦rmino desigualdad me evoca una serie de im¨¢genes, emociones y conceptos. Desigualdad es inequidad e injusticia. Es desconocimiento y enfermedades. Puede ser tambi¨¦n incomprensi¨®n, desolaci¨®n y violencia. Y llegar a ser conflicto. La desigualdad denuncia una carencia y la mayor de las privaciones: la falta de oportunidades. Tan opuestos y complementarios como la m¨²sica y el silencio, la desigualdad y las oportunidades van de la mano.
El trabajo art¨ªstico y docente me ha llevado por los m¨¢s diversos rumbos. He visto, a muy poca distancia el uno del otro, la opulencia y las necesidades m¨¢s extremas, as¨ª como percibido los muy distintos modos que tienen las diferentes sociedades de procesar y entender tanto el sentido de la riqueza como la dimensi¨®n de la pobreza. Sin embargo, la disyuntiva entre desigualdad y oportunidades es universal y aplica en los m¨¢s diversos ¨¢mbitos de la vida, tanto a nivel individual como en sociedad.
"Quien no sabe de integraci¨®n no puede hacer m¨²sica"
La m¨²sica nos prueba que la desigualdad puede ser uno de los principales obst¨¢culos para que las personas se desarrollen y manifiesten todo su potencial. Por la m¨²sica hemos aprendido que cuando individuos y sociedades caen v¨ªctimas de la desigualdad, surgen las frustraciones personales y se potencian los conflictos. Y que tanto individuos como sociedades se benefician de iniciativas igualitarias que brinden opciones y oportunidades.
All¨ª donde no hay oportunidades, ya sea una mano amiga, un Estado presente o una instituci¨®n comprometida, las hijas e hijos suelen repetir las frustraciones de padres y madres. Grandes m¨²sicos de la historia nacidos en la pobreza no habr¨ªan siquiera conocido lo que es un instrumento sin una ayuda que se cruzara en sus caminos. Miles de talentosos ni?os y ni?as de hoy nunca ser¨¢n m¨²sicos sin un maestro que, adem¨¢s de ense?arles a apreciar la m¨²sica, ponga un instrumento en sus manos y le transmita conocimiento. El acceso a la m¨²sica puede ser universal, pero sin una oferta real de formaci¨®n, sin una oportunidad, muchos artistas quedar¨¢n malogrados.
Es as¨ª que, con toda la raz¨®n, suele se?alarse a la educaci¨®n como la madre de todas las oportunidades. Nuestro trabajo en la West-Eastern Divan Orchestra nos ha vuelto a demostrar el valor de la educaci¨®n, tanto a nivel individual como social. En esta orquesta en la que interpretan juntos m¨²sicos ¨¢rabes y jud¨ªos, la educaci¨®n conjunta tiende puentes, acerca a los seres humanos y puede quebrar el c¨ªrculo de la transmisi¨®n de la desigualdad as¨ª como romper el estigma entre aquellos que se consideran desiguales entre s¨ª. En otras palabras, nuestra experiencia con la m¨²sica vuelve a mostrar que la educaci¨®n es un canal para romper la desigualdad que traemos del pasado y la desigualdad que tenemos hoy con nuestro pr¨®jimo.
Debemos intentar conocer mejor. Al otro y a nosotros mismos. Cuando Edward y yo fundamos la West-Eastern Divan Orchestra sab¨ªamos que enfrent¨¢bamos no s¨®lo un desaf¨ªo pol¨ªtico, sino tambi¨¦n de desigualdad y carencia de oportunidades.
Una orquesta es un gran ejercicio contra la desigualdad, y del que todos podemos aprender para trasladarlos a otros ¨¢mbitos. En una orquesta todos somos iguales ante la obra, pero tambi¨¦n interdependientes: el viol¨ªn tiene necesidad del clarinete, que a su vez necesita al contrabajo, al chelo y al piano. Yo me vuelco personalmente; interpreto, pero escucho lo que hacen los dem¨¢s. Me controlo en funci¨®n de lo que hacen los otros. As¨ª, el director, el ¨²nico que no tiene una relaci¨®n directa con el sonido, depende de la actitud y la aptitud de cada m¨²sico. Depende de lo que quiere y puede hacer el otro. Por supuesto, el director gu¨ªa, entrega, pero tambi¨¦n recibe la propuesta del m¨²sico.
En muchos de los grandes conflictos que enfrenta hoy la humanidad lo primero que habr¨ªa que mencionar y atender es la igualdad de derechos. Los conflictos suelen tener su g¨¦nesis en la falta de justicia humana y justicia social. Debemos hallar soluciones buenas para todos. La paz necesita de desarrollo y el desarrollo requiere de igualdad. Y as¨ª como existen mecanismos que refuerzan la reproducci¨®n de la desigualdad, nuestros peque?os logros en el ¨¢mbito del arte y la docencia muestran que s¨ª es posible reducir la desigualdad mediante acciones concretas, integrales y eficaces.
Estas deducciones, con argumentaci¨®n cient¨ªfica y profundidad, son presentadas por el Informe sobre Desarrollo Humano para Am¨¦rica Latina y el Caribe que hoy se lanza, que trata la transmisi¨®n intergeneracional de la desigualdad. Se trata de una regi¨®n que ha sabido de oportunidades para sus hijos e hijas, que ha recibido inmigrantes de todos los puntos del planeta y, en muchos casos, construido sociedades integradas, con respeto y consideraci¨®n al pr¨®jimo. Sin embargo, la desigualdad se presenta hoy como uno de los principales obst¨¢culos para el desarrollo humano en la regi¨®n.
Puedo dar mi evaluaci¨®n en lo que se refiere a lo musical y desprender de all¨ª un anhelo a otros ¨¢mbitos. La m¨²sica tiene que ver con la condici¨®n humana. Y haciendo m¨²sica con inteligencia, con entusiasmo, con amor y con devoci¨®n, se pueden combatir no s¨®lo la droga y el crimen, sino muchos otros males de la sociedad. Ante la m¨²sica somos todos iguales. Y eso es lo que habr¨ªa que entender y tendr¨ªa que pasar tambi¨¦n fuera de la m¨²sica. La m¨²sica es un idioma de igualdad e integraci¨®n. El que no entiende de integraci¨®n no puede hacer m¨²sica. El m¨²sico para crear tiene que integrar el ritmo, la armon¨ªa, la melod¨ªa, el volumen, la velocidad. Por eso es importante que la forma de hacer m¨²sica podamos revivirla en la vida cotidiana de nuestras sociedades.
Daniel Barenboim es pianista y director de orquesta argentino
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