Una seria administradora a la sombra de Lula
Dilma Rousseff, antigua guerrillera y brazo ejecutor de las pol¨ªticas presidente, ha tratado de dulcificar su imagen adusta
Lula conoci¨® a Dilma Rousseff en 2002, cuando convoc¨® a un grupo de expertos del Partido de los Trabajadores para hablar de pol¨ªtica energ¨¦tica. Faltaban meses para que se proclamara presidente de Brasil y era el momento de dejar aclarados algunos puntos b¨¢sicos de su programa econ¨®mico. Dilma, relat¨® el presidente brasile?o en una antigua entrevista, "destac¨® inmediatamente porque era objetiva y porque conoc¨ªa de verdad el sector". Ten¨ªa 54 a?os, era economista, hab¨ªa tenido cargos directivos en Porto Alegre, y llevaba siempre a cuestas un ordenador donde parec¨ªan estar todos los datos, todos los planes y todas las preguntas. "Acabo de encontrar a una ministra de mi gobierno", se dijo Lula.
Cuando tom¨® posesi¨®n la llam¨®, para sorpresa de todos, para hacerse cargo de la cartera de Energ¨ªa. Tres a?os despu¨¦s, en 2005, Dilma Rousseff fue elegida, tambi¨¦n de forma inesperada, para ser jefe de su Casa Civil (una especie de ministerio de la Presidencia, que act¨²a m¨¢s como centro de poder econ¨®mico que pol¨ªtico). En 2008, el mismo Lula la lanz¨® a la carrera presidencial como su heredera, tomando otra vez con el pie cambiado a quienes se sent¨ªan con m¨¢s derecho a sucederle.
"A Lula siempre le gust¨® que Dilma fuera una persona que consegu¨ªa que las cosas se hicieran, que le fuera extremadamente leal y, quiz¨¢s, que nunca fuera la candidata m¨¢s recomendable", comenta un directivo del Partido de los Trabajadores. "Siempre que pasa eso, que Lula tiene claro algo y los dem¨¢s, no, al final es siempre ¨¦l quien tenia raz¨®n", asegur¨® en su d¨ªa Jos¨¦ Dirceu, uno de esos antiguos posibles herederos.
Rousseff lleva pues muchos a?os metida en ministerios y negociaciones, pero en la mayor¨ªa de los casos con empresarios y no con pol¨ªticos. Buena parte de los responsables de las grandes empresas espa?olas, por ejemplo, ha tratado con ella una o varias veces (32 de las 35 empresas del Ibex tienen negocios en Brasil). "Es seria, exigente y cumple con lo que dice", resume un diplom¨¢tico espa?ol, testigo de esos encuentros. Sin embargo, en este periodo ha sido siempre el presidente Lula quien se ha encargado de las negociaciones pol¨ªticas. Es esa falta de experiencia pol¨ªtica lo que m¨¢s inquieta a los analistas porque Brasil es un pa¨ªs complicado que exige tejer continuamente alianzas y acuerdos, no solo entre partidos sino entre los distintos sectores de cada uno de ellos. El mejor ejemplo es el ¨²ltimo gobierno de Lula: de 37 carteras, 17 han sido para ministros de otros partidos distintos del suyo. Dilma. que no tiene un gran curriculum en ese campo, tendr¨¢ que demostrar r¨¢pidamente que es capaz de asumir tambi¨¦n ese protagonismo, antes de que otros lo hagan por ella, dentro o fuera de su partido.
Su vida ha sido lo bastante complicada como para que nadie dude de su car¨¢cter. Hija de un empresario y abogado comunista b¨²lgaro y de una brasile?a, se cri¨® en Belo Horizonte, en un medio acomodado y politizado. Quiz¨¢s por esos antecedentes familiares, Dilma, en un pa¨ªs como Brasil, con un fuerte sentimiento religioso, no es muy conocida por su devoci¨®n y la prensa opositora ha intentado explotar ese hecho para enfrentarla, por ejemplo, a la gran comunidad de evang¨¦licos (mas del 20% de los brasile?os pertenecen a alguna iglesia de este tipo, incluida la candidata del Partido Verde, la conocida ecologista Marina Silva). Ha tenido que ser siempre Lula, que siempre se ha proclamado como cat¨®lico, quien saliera a su rescate. Sus asesores de campa?a electoral respiraron aliviados cuando pudieron distribuir, pocos d¨ªas antes de la fecha electoral, una foto de una sonriente Dilma en una iglesia, asistiendo al bautizo de su ¨²nico nieto, Gabriel, hijo de su ¨²nica hija, Paula, que tuvo cuando ten¨ªa 29 a?os, con su segundo marido.
Otro rasgo especial de su pasado es su militancia, en los a?os 70, en una organizaci¨®n partidaria de la lucha armada. Dilma siempre ha negado que empu?ara las armas o que participara en alguna de las acciones violentas m¨¢s famosas protagonizadas por su grupo y de hecho cuando fue detenida, en 1970,en Sao Paulo, fue condenada a algo m¨¢s de dos a?os de c¨¢rcel por "actividades subversivas", una pena demasiado leve como para responder a hechos violentos. Aun as¨ª, muchos piensan que sigue habiendo episodios no aclarados de esa etapa de su vida y un diario de Sao Paulo ha reclamado en estos d¨ªas que se haga p¨²blico el expediente elaborado por el tribunal militar que la juzg¨® y que ha sido retirado de los archivos, seg¨²n su responsable para evitar su manipulaci¨®n en ¨¦poca electoral. En cualquier caso se sabe que fue torturada y, seg¨²n declaro a un periodista de la revista Piau¨ª, "nadie sale de eso sin marcas".
Dilma Rousseff sali¨® de la c¨¢rcel con 25 a?os, muy delgada y sin abdicar de sus creencias. Para estar cerca de quien fue el gran amor de su vida, su segundo compa?ero, Carlos Araujo, el padre de su hija, tambi¨¦n militante de la misma organizaci¨®n y tambi¨¦n detenido, march¨® a Porto Alegre, donde reinici¨® sus estudios de econom¨ªa. En el gran perfil publicado por la mencionada revista, que recogi¨® infinidad de testimonios de sus amigos, los compa?eros de prisi¨®n de Araujo la describen como "simp¨¢tica, solidaria y muy cari?osa". No coincide, probablemente, con la opini¨®n que tienen ahora sus colaboradores, frecuentemente molestos por su aspereza en el trato.
Con Araujo vivi¨® casi 30 a?os, hasta que descubri¨® que estaba esperando un hijo con otra mujer, y le plant¨® en la calle. Aun as¨ª mantienen una excelente relaci¨®n. Ella le visita cuando le tienen que internar, por culpa de un enfisema, y ¨¦l pas¨® una semana a su lado cuando le detectaron, hace pocos meses, un c¨¢ncer linf¨¢tico. Dilma, que es coqueta y que se ha hecho dos operaciones de cirug¨ªa est¨¦tica, se rap¨® completamente el pelo antes de que se le cayera y se someti¨® con ¨¢nimo a duras sesiones de quimioterapia. "Fue bueno sentir el agua correr por la cabeza", se limit¨® a contar, cuando ya estaba curada.
Sus amigos m¨¢s antiguos dicen que es mas simp¨¢tica de lo que parece, buena compa?era de viaje (visit¨® Europa tres veces con distintas amigas y seg¨²n ellos habla ingles, franc¨¦s y espa?ol) y que le gusta la pintura (Caravaggio, Matisse, la mexicana Remedios Varo). Sus colegas de trabajo la describen como "dura". Pol¨ªticamente, siempre se distingui¨® por defender un papel importante del Estado, aunque desde el primer momento y para enfado de algunos de sus primeros jefes se opuso a la estatalizaci¨®n del sector el¨¦ctrico. Tal vez por eso cont¨® siempre con el apoyo de Antonio Palocci, el primer ministro de Hacienda de Lula, art¨ªfice de su inesperada pol¨ªtica de austeridad, que tuvo que salir del gobierno por un esc¨¢ndalo sexual y de soborno y que ahora, con Dilma como presidenta, prepara su regreso triunfal.
Entre sus apoyos figura ahora tambi¨¦n Jos¨¦ Dirceu, a quien sustituy¨®, tambi¨¦n por otro esc¨¢ndalo, en la Casa Civil. Seg¨²n explic¨® a Piau¨ª el secretario particular de Lula, el poderoso Gilberto Carvalho (cuyo despacho esta lleno de im¨¢genes de santos y que es un fervoroso cristiano), Dilma Rousseff es la persona que en los dos ¨²ltimos a?os mas veces ha visto y hablado con Lula: todos los d¨ªas del a?o, varias veces. Incluso en fines de semanas y vacaciones, cuando se reun¨ªa a jugar a las cartas con Lula y su esposa, Marisa. Eso ha sido lo que mas ha importado a la hora de la verdad. "Dilma tuvo siempre una ventaja enorme sobe los dem¨¢s candidatos posible: tenia el apoyo de Lula".
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