El hombre que recuper¨® el Estado
El pol¨ªtico lega la reapertura de los juicios contra los cr¨ªmenes de la dictadura
Muri¨® a los 60 a?os y quienes m¨¢s le trataron le defin¨ªan como "un apasionado" o "un enfermo" de la pol¨ªtica. El ex presidente argentino N¨¦stor Kirchner combinaba desde hace meses varios importantes papeles: marido de la presidenta Cristina Fern¨¢ndez; diputado; presidente del Partido Justicialista (peronista) y secretario general de la Uni¨®n de Naciones Suramericanas (Unasur). Semejante acumulaci¨®n de poder no solo le vali¨® las cr¨ªticas de sus enemigos, en una sociedad polarizada a favor y en contra de su persona, sino que tambi¨¦n es posible que le haya costado la vida.
As¨ª como Ra¨²l Alfons¨ªn fue el s¨ªmbolo de la pol¨ªtica argentina de los ochenta y Carlos Menem, el de los noventa, Kirchner fue el de la ¨²ltima d¨¦cada y ser¨¢ recordado como el hombre que impuls¨® los juicios contra los criminales de la ¨²ltima dictadura militar, que reform¨® la Corte Suprema para quitarle el halo de corrupci¨®n que la te?¨ªa y que lider¨® la recuperaci¨®n econ¨®mica tras la crisis de 2001/2002. Todo ello, compatible con un excesivo personalismo, la b¨²squeda de una confrontaci¨®n radical contra los rivales, sospechas de corrupci¨®n por el aumento considerable de su fortuna personal y un decidido ejercicio populista en algunas ¨¢reas clave de su Gobierno.
Kirchner hab¨ªa nacido el 25 de febrero de 1950 en R¨ªo Gallegos, capital de la provincia patag¨®nica de Santa Cruz. Su padre era un empleado de correos descendiente de suizos y su madre, una inmigrante chilena. En los setenta se march¨® a La Plata para estudiar Derecho. All¨ª comenz¨® a militar en la Juventud Peronista y all¨ª conoci¨® a Cristina Fern¨¢ndez, con quien se cas¨® en 1975. Al a?o siguiente, ambos j¨®venes abogados se marcharon a R¨ªo Gallegos para alejarse de una La Plata en la que comenzaban las desapariciones de militantes pol¨ªticos. Durante la dictadura, Kirchner hizo su primera fortuna con su bufete y solo estuvo detenido una vez durante dos d¨ªas.
Con el regreso de la democracia, Kirchner volvi¨® a la militancia peronista. A los 37 a?os fue elegido alcalde de R¨ªo Gallegos. Poco despu¨¦s lleg¨® a gobernador de Santa Cruz, mientras que su esposa iniciaba una s¨®lida carrera como legisladora. En 2002, en plena debacle argentina, Kirchner lanz¨® su candidatura a presidente, pero casi nadie le conoc¨ªa y solo pudo lograrlo gracias al apoyo del tambi¨¦n peronista Eduardo Duhalde, que no encontraba ning¨²n candidato mejor para enfrentar a Menem y que solo le exigi¨® mantener al ministro de Econom¨ªa, Roberto Lavagna, art¨ªfice de la incipiente recuperaci¨®n econ¨®mica. Menem gan¨® en la primera vuelta con el 24% y Kirchner qued¨® segundo con un 22%, pero no hubo segunda ronda porque Menem renunci¨® a presentarse.
Kirchner fue as¨ª el presidente que lleg¨® a la Casa Rosada con menos votos de la historia. Pronto demostr¨® que no era el t¨ªtere de nadie sino que ejerc¨ªa el poder con autoridad. En 2005 decidi¨®, incluso, arrebatarle a Duhalde el poder dentro del peronismo, con un duelo de esposas. Fern¨¢ndez aplast¨® a Hilda Gonz¨¢lez de Duhalde en las elecciones a senador bonaerense. Fue entonces cuando Kirchner ech¨® a Lavagna, el ministro que hab¨ªa logrado reducir los ¨ªndices de paro y pobreza, y dio un giro "ecl¨¦ctico" a la pol¨ªtica econ¨®mica. Obsesionado con cuestiones de "estrategia pol¨ªtica", prefiri¨® evitar el desgaste de un segundo mandato y postul¨® a su esposa, que fue elegida presidenta en primera vuelta, con el 45% de los votos.
Kirchner hab¨ªa prometido que durante la presidencia de su mujer se refugiar¨ªa en un "caf¨¦ literario", pero nada estuvo m¨¢s lejos de la realidad. Su presencia fue aplastante. En los inicios del mandato de Fern¨¢ndez, asumi¨® la presidencia del Partido Justicialista y se embarc¨® en una batalla por el aumento de los impuestos agr¨ªcolas que marc¨® la presidencia de Cristina y que dividi¨® a Argentina. Fue entonces cuando el kirchnerismo comenz¨® a perder poder y cuando Kirchner se lanz¨® a otra feroz batalla: la que le enfrent¨® hasta el ¨²ltimo d¨ªa con el mayor grupo de comunicaci¨®n del pa¨ªs, Clar¨ªn. El ex presidente no detuvo su hurac¨¢n hasta el final. La pol¨ªtica, dicen, le consum¨ªa desde las primeras horas de la ma?ana hasta la noche, sin domingos ni festivos. Sufri¨® un ataque card¨ªaco fatal en El Calafate, en la que era su residencia de descanso, pero tambi¨¦n el centro donde se dise?aban sus estrategias pol¨ªticas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.