Los ocho a?os de ?lvaro Uribe
?lvaro Uribe V¨¦lez pasar¨¢ a la historia como uno de los presidentes de Colombia a la vez m¨¢s y menos amado, aunque las encuestas apuntan a que son muchos m¨¢s los favorables que los contrarios. Sus dos presidencias (2002-10) se pueden, as¨ª, contemplar desde una doble ¨®ptica fuertemente contradictoria. De un lado, ha sido el presidente que ha hecho retroceder a la guerrilla de las FARC hasta lo profundo del bosque y en el convencimiento de que pod¨ªa acabar con ella persigui¨® un tercer mandato que la Corte Constitucional hizo imposible. En sus ocho a?os de mandato, Colombia ha recuperado una presencia internacional estrechamente ligada a la alianza con Estados Unidos y, especialmente, las clases acomodadas, han recuperado un disfrute del territorio que m¨¢s de 30 a?os de conflicto le hab¨ªan negado. De otro, las violaciones del ordenamiento jur¨ªdico de las que parece imposible desvincular al poder han sido extremas. Docenas de legisladores uribistas han ido a la c¨¢rcel y otros tantos est¨¢n acusados por la Justicia de interminables irregularidades, entre ellas la connivencia con grupos paramilitares -cuya desmovilizaci¨®n consigui¨® Uribe-; ha sido sistem¨¢tico el espionaje policial a pol¨ªticos y magistrados; y, como tr¨¢gica culminaci¨®n, figura el esc¨¢ndalo de 'los falsos positivos', la muerte de unos 2.000 campesinos a los que el ej¨¦rcito camuflaba como enemigos para obtener premios y honores.
Los cables del Departamento de Estado revelan c¨®mo emisarios de la guerrilla tomaron contacto en 2009 con la embajada norteamericana en Bogot¨¢ para sondear a Washington ante un posible acuerdo de paz, asi como que la propia administraci¨®n uribista hab¨ªa explorado esa v¨ªa mientras le daba duro a la guerrilla, pero con el relevo presidencial en agosto de 2010 el comisionado de paz Frank Pearl estimaba que no hab¨ªa tiempo material para ello. Anteriormente, Alfonso Cano, dirigente pol¨ªtico mucho mas que militar, hab¨ªa sucedido en 2008 como jefe de las FARC a Manuel Marulanda y Ra¨²l Reyes, el primero fallecido de muerte natural y el segundo en una operaci¨®n del ej¨¦rcito colombiano. El sucesor de Uribe, su delf¨ªn proclamado y ex ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, tomaba posesi¨®n el 7 de agosto, habi¨¦ndose apuntado los ¨¦xitos de la liberaci¨®n de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, y la liquidaci¨®n de Reyes con una veintena de sus seguidores en territorio ecuatoriano. El ataque a¨¦reo colombiano provoc¨® la ruptura de relaciones de Ecuador y su aliada Venezuela con Colombia, solo restablecidas bajo Santos. El nuevo presidente ha olvidado las acusaciones que en los ¨²ltimos d¨ªas de su mandato lanz¨® Uribe contra el presidente venezolano Hugo Ch¨¢vez por su probado apoyo a las FARC, para reanudar unas relaciones, que son ping¨¹es en lo econ¨®mico, con Caracas, y poco menos que jurarse amistad eterna con Ch¨¢vez, al tiempo que marcaba un matizado distanciamiento de Washington. Santos ha dejado caer un acuerdo, suscrito por Uribe, por el que Estados Unidos adquir¨ªa derechos de uso sobre siete bases militares colombianas. En la pol¨ªtica de relativa desuribizaci¨®n de Santos cuenta el hecho de que dif¨ªcilmente Estados Unidos va a aprobar el TLC (Tratado de Libre Comercio) con Colombia, que era una de las piezas maestras de la pol¨ªtica exterior del anterior presidente.
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