Ecuador: deriva del reformismo
Ser¨ªa un error hacer una amalgama sin fisuras entre el bolivariano Hugo Ch¨¢vez, el indigenista Evo Morales y su socio, el presidente de Ecuador, Rafael Correa. Si el primero quiere inventar un socialismo a¨²n mal definido sobre las ruinas del capitalismo, y el segundo una Bolivia en gran parte pre-colombina, Correa es un reformista de libro, que aspira a que su pa¨ªs sea justo y ben¨¦fico, pero sin atentar a las l¨ªneas centrales de lo que ser¨ªa la versi¨®n m¨¢s compasiva y bondadosa del mundo occidental: la social democracia.
Correa, sin embargo, se ha encontrado sin demasiada intenci¨®n por su parte, en un curso de colisi¨®n con Estados Unidos. En 2009 no quiso renovar la concesi¨®n a Washington de la base a¨¦rea de Manta, desde la que los aviones esp¨ªa norteamericanos controlaban la regi¨®n, nominalmente para combatir el narcotr¨¢fico, pero s¨ª ha mantenido, en cambio, el d¨®lar como moneda nacional ecuatoriana. Y, sobre todo, se ha dejado arrastrar por Venezuela a una ex¨®tica alianza con Ir¨¢n, de forma que en 2008 Ecuador fue el principal mercado latinoamericano para los productos iran¨ªes.
El presidente, que es un criollo que concibe la ciudadan¨ªa de su pa¨ªs como un conjunto no determinado por la raza, y ha tenido que hacer frente ya a una sostenida protesta ind¨ªgena (al menos el 40% de la poblaci¨®n) que no se siente suficientemente representada por el poder, es, posiblemente, el peor enemigo de s¨ª mismo, dado a visceralidades que le oponen a todo y a todos los que no juegan su juego. El 30 de septiembre pasado, una manifestaci¨®n policial por razones salariales, sin duda en s¨ª misma gravemente condenable, pero que pod¨ªa haber sido relativamente inocua, se convirti¨® en un aparente intento de golpe de Estado, en el que Correa asegura que estuvo en peligro su vida, y gran parte de la Prensa ecuatoriana afirma que ello se debi¨® a la torpeza del poder. El ej¨¦rcito se mantuvo firme en la constitucionalidad y ¨¦l desm¨¢n pudo contenerse aunque no sin alg¨²n muerto. Y esa impaciencia del presidente donde es m¨¢s evidente es en el trato con los medios informativos que es cierto que en su mayor¨ªa son furibundamente anti-Correa. Convencido de que con la Prensa no puede haber m¨¢s que enfrentamiento el Gobierno ha elaborado un proyecto de ley de comunicaci¨®n que solo cabe interpretar en un sentido gravemente restrictivo de la libertad de expresi¨®n. Ya en su segundo mandato, el presidente Correa, que tiene con Espa?a inmejorables relaciones, causa una impresi¨®n de desconcierto, de estar flotando entre un concepto un tanto ignoto de socialismo a la venezolana, el bolivarianismo que ning¨²n l¨ªder latinoamericano osa tomar en vano, y unos instintos mucho m¨¢s reformistas que revolucionarios cualquiera que sea el sentido que se le d¨¦ a este ¨²ltimo t¨¦rmino.
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