La verdad sobre el 'Cablegate'
La publicaci¨®n de 250.000 cables del Departamento de Estado filtrados por Wikileaks muestra el mundo tal y como lo concibe Estados Unidos.- La superpotencia trata de anular la capacidad de Julian Assange para seguir difundiendo documentos confidenciales
Unas instrucciones de c¨®mo funciona el mundo. Podr¨ªa valer para explicar qu¨¦ son los 250.000 cables del Departamento de Estado filtrados por la organizaci¨®n Wikileaks y publicados esta semana por cinco medios internacionales, entre ellos EL PA?S. Adem¨¢s de enjundioso, ese manual es complejo y est¨¢ escrito por Estados Unidos. En su lenguaje. Es su manual, su visi¨®n del mundo. Y esa mirada permite comprobar el poder que ejerce o intenta ejercer la gran superpotencia. Observar c¨®mo despliega sus tent¨¢culos a trav¨¦s de sus terminales, las embajadas, en cada rinc¨®n del planeta. Confirmar que cada pa¨ªs tiene su sopl¨®n aut¨®ctono, su pol¨ªtico complaciente, su juez, empresario o banquero dispuesto a aceptar una agenda ajena.
Son 250.000 cables, muchos de ellos extensos informes que es preciso editar para no poner en peligro vidas humanas
Los cinco medios acuerdan que todo ha de publicarse primero en Internet. Es un salto m¨¢s en la revoluci¨®n digital de la prensa
El 1 de noviembre, Julian Assange se re¨²ne con los directores de los diarios y propone incorporar a El PA?S "No se preocupe", dijo un l¨ªder extranjero a Clinton, "deber¨ªa o¨ªr lo que nosotros decimos de usted"
"Los Gobiernos tratan con EEUU porque favorece sus intereses, no porque sepamos guardar secretos", afirm¨® Gates
Si algo le ocurre a Assange, Wikileaks dar¨¢ la clave para abrir un archivo en Internet con miles de documentos m¨¢s
La l¨ªnea que separa la diplomacia del espionaje es delgada. Algunos ya lo sab¨ªan, otros lo intu¨ªan, pero ahora hay una prueba documental accesible para periodistas, historiadores, analistas pol¨ªticos y todo aquel que quiera mirar por el ojo de la cerradura y ver las intimidades del Estado; lo que piensa Washington de l¨ªderes como Putin, Berlusconi o Merkel, las ¨®rdenes para espiar a los diplom¨¢ticos de la ONU, la corrupci¨®n en Marruecos, Rusia y Afganist¨¢n, el miedo que despierta Ir¨¢n entre los pa¨ªses ¨¢rabes, el inter¨¦s de China por controlar una futura Corea unificada. Y la profunda infiltraci¨®n de los esp¨ªas cubanos en Venezuela, las peticiones de informes sobre la salud de l¨ªderes como Cristina Kirchner o la connivencia de la administraci¨®n socialista en Espa?a con EE UU para obstaculizar el caso Couso. Un pu?ado de historias cada d¨ªa y una catarata de reacciones en cada extremo del globo.
El caso de los papeles del Departamento de Estado o, como Wikileaks lo ha llamado estos d¨ªas, el Cablegate, pasar¨¢ a la historia de las filtraciones junto con la publicaci¨®n de otros documentos como los Papeles del Pent¨¢gono en 1971, o los de Irak, tambi¨¦n difundidos por Wikileaks. Es la gran filtraci¨®n, una historia de la que este peri¨®dico ha formado parte junto con otros cuatro medios de comunicaci¨®n, el estadounidense The New York Times, el alem¨¢n Der Spiegel, el brit¨¢nico The Guardian y el franc¨¦s Le Monde.
Siete d¨ªas asistiendo a un cap¨ªtulo de la historia del siglo XXI en directo. Hasta ahora hab¨ªa que esperar a?os para que los historiadores nos contaran lo que pas¨® realmente en las reuniones secretas entre l¨ªderes mundiales. Ahora sus conversaciones y tejemanejes saltan a nuestra pantalla. Habr¨¢ que ver qu¨¦ se deriva de este episodio. Los usos en las relaciones diplom¨¢ticas pueden verse redefinidos. Los pol¨ªticos quiz¨¢s se vuelvan m¨¢s precavidos en sus conversaciones. Eso s¨ª, los medios han dado un salto de gigante en apenas siete d¨ªas: cinco diarios de referencia saben que pueden tener un alcance global sin precedentes si deciden unir sus fuerzas.
La historia de esta coalici¨®n informativa arranca a finales de mayo, cuando The Guardian entra en contacto con Julian Assange en Bruselas. El diario brit¨¢nico intuye que el australiano, de 39 a?os, ha tenido acceso a documentos secretos de la administraci¨®n norteamericana. Propone una alianza: la web de filtraciones, el diario brit¨¢nico y, fundamental, un gran diario norteamericano que permita multiplicar el alcance y que sirva de parapeto para que EE UU no tumbe una iniciativa llegada desde el otro lado del charco. "Era una cuesti¨®n de seguridad y de n¨²meros", cuenta por tel¨¦fono desde Londres Alan Rusbridger, director del rotativo brit¨¢nico. Julian Assange dice entonces que habr¨¢ que sumar al alem¨¢n Der Spiegel.
Esta alianza de tres medios de comunicaci¨®n con la web de Assange lanza el 25 de julio la primera filtraci¨®n, los papeles de Afganist¨¢n, 75.000 documentos que destapan la muerte de cerca de 20.000 afganos.
La segunda entrega llega el pasado 24 de octubre. Julian Assange ofrece una conferencia de prensa mundial a trav¨¦s de Sky News en la que presenta Los papeles de Irak. Cerca de 400.000 documentos que destapan la guerra sucia del Ej¨¦rcito estadounidense. Una ni?a a la que matan mientras jugaba en la calle en Basora, un detenido esposado al que ejecutan a tiros en la calle, torturas, asesinatos, m¨¢s de 15.000 civiles cuya muerte hab¨ªa sido ocultada. Un nuevo socio se incorpora a esta segunda entrega, el vespertino franc¨¦s Le Monde.
El 1 de noviembre Julian Assange se re¨²ne con los directores de los medios. Plantea que es necesario contar con EL PA?S para la siguiente entrega. Es el diario que permite abrir la puerta a los lectores de habla hispana. Se est¨¢ cocinando la filtraci¨®n m¨¢s ambiciosa de la historia.
Tras varios contactos telef¨®nicos entre Assange y el director de EL PA?S, Javier Moreno, el director adjunto, Vicente Jim¨¦nez, y el subdirector Jan Mart¨ªnez Ahrens viajan a Ginebra, donde mantienen varias reuniones con el fundador de Wikileaks sobre los documentos secretos y su alcance. Las negociaciones con Assange culminan poco despu¨¦s en Londres con el director de EL PA?S, quien coordina en la capital brit¨¢nica el ritmo de publicaci¨®n con los otros directores de medios.
Una labor tit¨¢nica
El material que hay que revisar exige una labor tit¨¢nica. Son 250.000 cables, muchos de ellos extensos informes que deben pasar el filtro de una edici¨®n period¨ªstica para no poner en peligro vidas humanas. La informaci¨®n est¨¢ almacenada en texto plano, formato CSV (del ingl¨¦s comma-separated values), un mont¨®n de ficheros almacenados en hileras separadas por comas que hacen que los textos se asemejen m¨¢s a un archivo de Excel, con tablas, que a un texto legible. Es indispensable el trabajo de los t¨¦cnicos inform¨¢ticos que los convierten en documentos analizables por los periodistas.
Con el material de Wikileaks los diarios eligen qu¨¦ quieren publicar. No hay transacciones econ¨®micas de ning¨²n tipo. Los medios informan a la Casa Blanca de que la informaci¨®n est¨¢ en su poder y esperan las objeciones que ponga la administraci¨®n de Obama si considera que en alg¨²n caso se pone en riesgo la vida de personas. Cuando proceda, se tendr¨¢n en cuenta sus recomendaciones. En unos casos se ignoran, en otros se aceptan.
No es f¨¢cil establecer el calendario de publicaciones. Tres diarios europeos, The Guardian, Le Monde y EL PA?S, un semanario alem¨¢n y un diario al otro lado del Atl¨¢ntico. La apuesta est¨¢ clara. Esta vez todo saldr¨¢ primero, y simult¨¢neamente, en la web. Para los medios de comunicaci¨®n, este es un salto hacia adelante sin precedentes. Una nueva vuelta de tuerca a la revoluci¨®n digital de la prensa.
Mientras tanto, el Departamento de Estado prepara su defensa. Es viernes 26 de noviembre, dos d¨ªas antes de que la filtraci¨®n se haga p¨²blica. Un grupo de funcionarios se muda al War Room, un espacio en el s¨®tano de sus oficinas en Washington, donde a partir de entonces seguir¨¢n d¨ªa a d¨ªa las filtraciones. Hillary Clinton, seg¨²n relatar¨¢ luego, comienza a llamar a los l¨ªderes del mundo para prevenirles de que en los pr¨®ximos d¨ªas ver¨¢n publicadas historias que pueden no ser de su agrado. Algunos lo encajan bien. Para quitarle hierro al asunto, uno de ellos dice a la secretaria de Estado: "No se preocupe, deber¨ªa o¨ªr lo que nosotros decimos de usted".
Para Wikileaks es una semana de repeler ataques. Los ciberataques llegan desde varias zonas del mundo. Son ataques distribuidos de denegaci¨®n de servicio (conocidos habitualmente por las siglas DDoS, del ingl¨¦s Distributed Denial of Service) o lo que es lo mismo, acometidas realizadas desde decenas de miles de ordenadores infectados previamente con un virus inform¨¢tico que los convierte en robots al servicio del atacante (botnets). Cada uno de esos ordenadores recibe la orden de ejecutar m¨²ltiples peticiones simult¨¢neas al servidor web de Wikileaks. Todos los ordenadores act¨²an al mismo tiempo y logran que la web atacada no sea capaz de atender a todas esas peticiones "malignas". Resultado: los usuarios que intentan entrar en la p¨¢gina ven que el servidor no responde.
Los ataques se repiten con m¨¢s intensidad el d¨ªa fijado para la publicaci¨®n de los cables. "Estamos siendo atacados masivamente", dice ese d¨ªa la organizaci¨®n en Twitter. Casi simult¨¢neamente y en la misma red social, ocurre un extra?o acontecimiento: se filtra la filtraci¨®n. Por un error de distribuci¨®n, seg¨²n explica despu¨¦s la revista alemana Der Spiegel, varios ejemplares del semanario llegan a la estaci¨®n de Basilea (Suiza). Una radio local consigue la revista pero se consigue evitar que destripen el contenido de la exclusiva en las ondas. No es suficiente. Un twittero que se hace llamar Freelancer_09 y que solo tiene unas decenas de seguidores se hace con un ejemplar. "Der Spiegel muy temprano en la estaci¨®n. Veamos qu¨¦ trae", escribe a mediod¨ªa. Poco despu¨¦s cuelga el esperado titular: "Destapado. As¨ª ve Am¨¦rica el mundo". Unos minutos despu¨¦s, Freelancer_09 cuelga la portada de la revista en la que se ven las fotos de los l¨ªderes mundiales y lo que dicen de ellos los embajadores estadounidenses: Ahmadinejad ("Es Hitler..."); Berlusconi ("Fiestas salvajes"); Putin ("Macho Alfa")... Freelancer_09, que sigue colgando todas las p¨¢ginas de la revista, suma cada vez m¨¢s seguidores. Ya son 240. El efecto de la exclusiva corre peligro de diluirse.
Se eval¨²an los riesgos. Son bajos. Para empezar, y aunque Freelancer_09, sigue colgando p¨¢ginas, est¨¢n en alem¨¢n. Las historias internacionales, adem¨¢s, no llegan hasta la p¨¢gina 96. Hay margen para actuar. A¨²n as¨ª, se decide adelantar unas horas la publicaci¨®n en Internet de la exclusiva mundial.
La exclusiva
Siete y media de la tarde, hora de Madrid. La gran filtraci¨®n inunda la Red: la diplomacia americana queda al desnudo. Sus planes, sus secretos y sus obsesiones, a la vista de todo el mundo. El Cablegate devuelve m¨¢s de 11,4 millones de resultados en Google y se convierte r¨¢pidamente en uno de los temas del momento en la red social Twitter. Wikileaks se convierte en la segunda b¨²squeda m¨¢s solicitada en Google en todo el mundo, solo superada, cosas de la Red, por el actor Leslie Nielsen, fallecido ese mismo d¨ªa. En Espa?a, la palabra se convierte en la que m¨¢s crecimiento experimenta.
La historia es imparable y est¨¢ por todos los rincones de la Red.
Se suceden las reacciones. A la ma?ana siguiente, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, comparece ante un grupo de periodistas estadounidenses. "Se?ora Secretaria: ?se siente usted avergonzada, personal o profesionalmente, por esta filtraci¨®n?". Media sonrisa de Clinton. "Bueno, Charlie, como ya he dicho en mi comunicado, tengo confianza en que las relaciones que hemos creado durante esta Administraci¨®n sobrevivir¨¢n a este desaf¨ªo", dice. Califica la filtraci¨®n de "robo" y de "ataque a la comunidad internacional". Es la puesta en escena de un control de da?os activado semanas antes y que se produce en la v¨ªspera de su gira por Asia, que le llevar¨¢ a encontrarse con muchos de los aludidos en los cables.
Clinton usa en esa conferencia de prensa la palabra desaf¨ªo y el fiscal general, Eric Holder, ha hablado antes de abrir una "investigaci¨®n criminal". El presidente Barack Obama no concede preguntas y delega los comentarios sobre el tema en miembros de su Gobierno. Robert Gates, secretario de Defensa, trata de minimizar los efectos del Cablegate y asegura que no complicar¨¢n mucho la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos. Gates recurre a una frase elocuente que quiz¨¢s exponga el problema de una forma demasiado cruda: "Los Gobiernos tratan con Estados Unidos porque favorece sus intereses, no porque les caigamos bien, no porque conf¨ªen en nosotros ni porque piensen que podemos guardar secretos".
Efectivamente, no pueden guardar secretos. O al menos, no en esta ocasi¨®n. As¨ª que el mi¨¦rcoles, Obama anuncia la creaci¨®n de un nuevo puesto: un zar antifiltraciones. Russell Travers, que hasta la fecha hab¨ªa sido subdirector del Centro Nacional Antiterrorista, se encargar¨¢ de asesorar al presidente para que no se vuelva a producir una apropiaci¨®n indebida de informaci¨®n de las dimensiones del Cablegate.
El intento de minimizar el golpe fracasa. No cuenta, por supuesto, con la ayuda de los republicanos, muchos de los cuales empiezan a pedir la cabeza de Assange en bandeja. El presentador de la Fox Bill O'Relly pide incluso la ejecuci¨®n del australiano, mientras el republicano Pete King reclama que se considere a Wikileaks como organizaci¨®n terrorista. En el ala opuesta del Congreso, tampoco se contribuye a que la historia tenga un perfil bajo. Joe Lieberman, senador independiente y ex candidato dem¨®crata a la vicepresidencia de EE UU en 2004 -hoy preside el Comit¨¦ de Seguridad Nacional de la C¨¢mara Alta-, hace varias llamadas y fuerza al gigante Amazon a que expulse a Wikileaks de sus servidores. La web de las filtraciones llevaba una semana alojada en sus servidores para zafarse del aluvi¨®n de ataques inform¨¢ticos.
A la iniciativa de Lieberman se suma la de miembros del Congreso de Estados Unidos, que tratan de acallar totalmente al grupo de Assange y exigen a su Gobierno que proh¨ªba la visita a la web Wikileaks.org desde direcciones norteamericanas. Adem¨¢s, solicita que se elimine esa direcci¨®n permanentemente de todo el directorio de la web.
El jueves, este peri¨®dico se pone en contacto con Assange. El australiano, que acaba de entrar en la prestigiosa lista de candidatos a personaje del a?o de la revista Time, ilustra la situaci¨®n en la que se encuentra: "Under attack" (en pleno ataque). Al d¨ªa siguiente, su m¨¢s estrecha colaboradora insiste en el mensaje: "Tenemos mucho encima: ¨®rdenes de arresto, ataques...".
La polic¨ªa brit¨¢nica acecha a Assange. Lleva oculto desde agosto. La justicia sueca le busca para que testifique por los cargos que se le imputan: acoso sexual y violaci¨®n. Dos encuentros sexuales que mantiene con dos mujeres en Estocolmo resultan en una doble denuncia. Acaba de agotar su ¨²ltimo recurso ante el Tribunal Supremo del pa¨ªs escandinavo. Sobre ¨¦l pesa una nota roja de la Interpol, una orden de b¨²squeda internacional que impide que pueda salir de su escondite. Su actual lugarteniente en Wikileaks, Kristine Hrafninn, asegura que ha recibido varias amenazas de muerte. Por si acaso, la organizaci¨®n ha colgado en la p¨¢gina web piratebay.org, una especie de seguro de vida; si algo le ocurre a su fundador, Wikileaks facilitar¨¢ la clave para abrir el archivo INSURANCE.AES256, una nueva filtraci¨®n con miles de documentos.
Aunque el cerco se estreche, apoyos no le faltan. El hombre que filtr¨® los Papeles del Pent¨¢gono, Daniel Ellsberg, de 79 a?os, public¨® ayer una dura carta en su p¨¢gina web en la que acusaba de cobard¨ªa a Amazon por haber expulsado a Wikileaks.
El alcance de la filtraci¨®n de los Papeles del Departamento de Estado solo es comparable a la que protagoniz¨® este analista militar. Ellsberg desafi¨® a la administraci¨®n de Nixon sacando a la luz el informe secreto del Departamento de Defensa de EE UU sobre la implicaci¨®n militar y pol¨ªtica del pa¨ªs en Indochina entre 1945 y 1967. Los papeles fueron publicados primero por The New York Times. Los documentos dejaron al descubierto la historia secreta de la guerra de Vietnam y revelaron que exist¨ªan dos versiones: la que contaba la Administraci¨®n Johnson al p¨²blico y la que se urd¨ªa en secreto en los despachos.
?Cu¨¢ntas veces los periodistas acceden a lo que se cuece en esos despachos? "Hay muchas historias que al final no llegan a la opini¨®n p¨²blica", opina Javier Moreno, director de EL PA?S. "Encontrarse un material probatorio como este constituye un momento m¨¢gico para cualquier director de peri¨®dico. ?Cu¨¢ntas historias sabemos y no podemos contar porque no tenemos material documental para apoyarlas?".
Tener el privilegio de conocer de primera mano c¨®mo se manejan los pol¨ªticos entre bastidores es algo que ocurre pocas veces. La gran filtraci¨®n, a trav¨¦s de diarios de referencia, de Internet y de las redes sociales permite al menos poner m¨¢s trabas al abuso de los poderes y a la ocultaci¨®n de secretos que no tienen por qu¨¦ ser secretos.
Puedes contactar en Eskup con los autores de esta informaci¨®n, Joseba Elola, ?lvaro de C¨®zar y Yolanda Monge | Comenta esta noticia en Eskup | La mayor filtraci¨®n de la historia | Preguntas y respuestas | Ir al especial
Un soldado de 22 a?os con acceso a miles de documentos secretos
El soldado de primera clase Bradley E. Manning es, seg¨²n el Departamento de Defensa de Estados Unidos, el culpable de las filtraciones m¨¢s conocidas difundidas por Wikileaks. Se le acusa de haber utilizado su puesto en una base de Bagdad para llevarse los papeles del Departamento de Estado, los documentos sobre las guerras de Afganist¨¢n e Irak y el v¨ªdeo en el que los pilotos de un helic¨®ptero norteamericano Apache mataban, entre risas, a varias personas en Bagdad, entre ellas, un periodista de Reuters. Aparte de eso, la versi¨®n del Gobierno cuenta que el ego de Manning se desbord¨® y acab¨® contando en un chat sus logros. "Entraba con un CD regrabable con un r¨®tulo en el que dec¨ªa Lady Gaga, borraba la m¨²sica y grababa un archivo comprimido [...] Escuchaba y cantaba la canci¨®n de Lady Gaga Telephone mientras comet¨ªa el que posiblemente es el mayor robo de informaci¨®n de la historia americana", escribi¨® Manning. Al otro lado del chat, quien le¨ªa los alardes de Manning era Adri¨¢n Lamo, un hacker arrepentido y condenado por introducirse en las redes de The New York Times y Microsoft. Fue ¨¦l quien le delat¨® el pasado mayo. Se supone que Manning se llev¨® los documentos en noviembre de 2009. Wikileaks no emiti¨® el v¨ªdeo de la matanza de Bagdad hasta abril de 2010 y los militares no le detienen hasta un mes despu¨¦s, cuando Lamo le ha traicionado.
Manning era un analista de inteligencia, categor¨ªa 35F. Los ordenadores que utilizaba estaban conectados a dos redes del Pent¨¢gono creadas tras los atentados del 11-S para evitar la descordinaci¨®n entre las distintas agencias: SIPRNet - que acaba de ser desactivada para evitar fugas- y JWCIS. La primera para los cables secretos y clasificados y la segunda para los desclasificados. La pregunta que todo el mundo se hace ahora es c¨®mo puede ser que un soldado de 22 a?os tenga acceso a miles de documentos del Departamento de Estado desde su puesto de Bagdad. ?C¨®mo puede alguien llevarse en un CD de Lady Gaga tanta informaci¨®n valiosa para un pa¨ªs sin que nadie sospeche nada? Y lo m¨¢s importante, ?por qu¨¦ se hizo con esos archivos? La mayor¨ªa de ellos son recientes, pero tambi¨¦n hay ficheros no muy relevantes que se remontan a 1967. Manning se enfrenta a una condena de 52 a?os de prisi¨®n. Por ahora, permanece aislado en una celda en la base de los Marines en Quantico, Virginia, donde no puede responder a ninguna de estas preguntas. -
Una coalici¨®n informativa in¨¦dita
La publicaci¨®n de los 250.000 cables del Departamento de Estado ha demandado una colaboraci¨®n in¨¦dita hasta ahora entre cuatro medios escritos de Europa y uno de Estados Unidos: The New York Times, Le Monde, The Guardian, Der Spiegel y EL PA?S. Desde un principio se acord¨® que era necesario compartir informaci¨®n. Tambi¨¦n hab¨ªa que dividirse la tarea de desbrozar monta?as de telegramas por continentes: EL PA?S aportar¨ªa m¨²sculo para hacerse cargo de los documentos relativos a Am¨¦rica Latina. Tr¨¢fico constante de sms y correo electr¨®nico, m¨²ltiples reuniones; la coordinaci¨®n ha sido compleja, pero productiva. "Hemos desarrollado un mayor respeto mutuo a¨²n, si cabe", dice Alan Rusbridger. "Todos aprendemos trabajando con fant¨¢sticos periodistas de otros pa¨ªses".
Coordinar un calendario de publicaci¨®n era otro de los temas clave. Las historias comunes se han difundido primero en Internet y luego en la versi¨®n impresa. La publicaci¨®n de los textos period¨ªsticos se ha visto respaldada por la de los cables m¨¢s esclarecedores, que se han colgado en los respectivos sitios web. Algunos han sido editados para evitar que se difundiera la identidad de personas que pudieran estar en peligro; otros, para no destapar historias que saldr¨ªan m¨¢s adelante: muchos de los cables reflejan encuentros en lo que se abordan m¨²ltiples temas.
En la era de los soportes digitales, tambi¨¦n ha sido necesario imprimir mucho papel. Solo la impresi¨®n de los 3.600 cables de la Embajada de Espa?a ha supuesto unos 12.000 folios. -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
