Alexandr Lukashenko, de dictador a fen¨®meno
El l¨ªder de Bielorrusia ha sido capaz de beneficiarse de Rusia y de Occidente durante 16 a?os
Etiquetar al l¨ªder de Bielorrusia Alexandr Lukashenko, como el "¨²ltimo dictador de Europa" ya no est¨¢ de moda y hace sonre¨ªr a la ¨¦lite pol¨ªtica de este pa¨ªs de 9,6 millones de habitantes donde hoy se celebran elecciones presidenciales. "M¨¢s bien deber¨ªamos hablar de fen¨®meno hist¨®rico digno de estudio", se?ala un culto funcionario del r¨¦gimen, que, como otros de sus colegas, se orienta perfectamente en el mundo esquizofr¨¦nico de la Bielorrusia de hoy: por una parte, rituales propagand¨ªsticos televisivos de corte sovi¨¦tico al servicio del l¨ªder, y por la otra, cierta tolerancia controlada para la disidencia con la condici¨®n de que no amenace el poder y no sea demasiado escandalosa. Y todo ello, mientras el r¨¦gimen trata de formar una imagen nacional y para ello busca cada vez m¨¢s en la historia de este territorio europeo entre Polonia y Rusia que durante siglos ha sido un lugar de tr¨¢nsito entre Occidente y Oriente.
Nueve son los candidatos que desaf¨ªan esta vez a Lukashenko, el director de una explotaci¨®n agr¨ªcola sovi¨¦tica que lleg¨® al poder en elecciones democr¨¢ticas en 1994. En los 16 a?os que lleva en el poder, Lukashenko revalid¨® su mandato dos veces (en 2001 y 2006), el plazo presidencial se ha ampliado de cuatro a cinco a?os y en 2004 se suprimieron las limitaciones al n¨²mero de mandatos, que ahora es pr¨¢cticamente indefinido. Los observadores de la OSCE han constatado reiteradamente que las elecciones no responden a los criterios democr¨¢ticos. El trato algo mejor dispensado esta vez a la oposici¨®n durante la campa?a electoral no cambia sustancialmente la situaci¨®n.
No obstente, el enquistamiento de Lukashenko en el poder no significa que Bielorrusia est¨¦ paralizada o anclada en el limbo. Salvando las distancias culturales, geogr¨¢ficas y temporales, hay en este pa¨ªs fen¨®menos que evocan los ¨²ltimos a?os de la dictadura de Francisco Franco en Espa?a. En las librer¨ªas de Minsk pueden comprarse excelentes libros de ciencias pol¨ªticas, traducciones de autores occidentales, e incluso cr¨ªticas biograf¨ªas del presidente Lukashenko. Estas ¨²ltimas, impresas en Rusia, no est¨¢n expuestas al p¨²blico, pero su venta es tolerada e incluso incentivada desde el entorno del mismo Lukashenko.
Minsk, ciudad del teatro
En Minsk est¨¢ muy desarrollado el teatro, tanto oficial como alternativo. En el repertorio en lengua bielorrusa del teatro Yanko Kupala figura Pinskaia Shliajta, una s¨¢tira sobre la relaci¨®n entre la sociedad y el poder del poeta decimon¨®nico Vitsent Dunin-Martsinkevich, que la compa?¨ªa interpreta en clave moderna. Adem¨¢s existe un teatro underground que act¨²a en escenarios improvisados en Minsk y sus alrededores y realiza frecuentes giras por Europa. La Universidad Humanitaria Europea (UHE), cantera del pensamiento cr¨ªtico en Bielorrusia, fue obligada a cerrar sus puertas en Minsk, pero contin¨²a impartiendo sus cursos desde Lituania, y parte de su alumnado viaja regularmente desde la capital bielorusia a Vilnius. En la UHU y en otras universidades de Polonia o Alemania continuaron sus estudios j¨®venes que por motivos pol¨ªticos fueron vetados en universidades bielorrusas. Sus antiguos profesores en Minsk piensan que esta juventud, pese a no tener hoy trabajo en las instituciones locales, no se ha desentendido de lo que pasa en Bielorrusia. En Minsk hay nuevos caf¨¦s, restaurantes y una oferta de consumo cada vez m¨¢s amplia y homologada a Europa. En la capital bielorrusa han aparecido locales atractivos como la galer¨ªa "U", que fue fundada en octubre de 2009. "Nuestra funci¨®n es desarrollar el medio cultural en lengua bielorrusa. Nadie nos molesta. Es m¨¢s, el ministro de Cultura, Pavel Latushko, incluso nos elogia y nos invita a diferentes acontecimientos", afirma Anna Chistoserdova, directora art¨ªstica de "U". Adem¨¢s de una sala de exposiciones, la galer¨ªa tiene un caf¨¦, una tienda de arte y una librer¨ªa con novedades de las editoriales independientes locales. Chistoserdova recalca que las actividades de la instituci¨®n no son pol¨ªticas, pero admite que su trabajo se ve dificultado por las limitaciones a la colaboraci¨®n con las organizaciones no gubernamentales de Occidente. Estos d¨ªas la galer¨ªa ofrece una exposici¨®n de artistas escandinavos (sobre los estereotipos masculinos en torno al pene) y bielorrusos.
En lugar de decir que Lukashenko es el "¨²ltimo dictador de Europa" ser¨ªa m¨¢s propio hablar del "pol¨ªtico m¨¢s fuerte de Europa", opina el economista Leonid Za¨ªko, seg¨²n el cual el l¨ªder bielorruso lleva 16 a?os enga?ando a Occidente y a Rusia". En estas elecciones, Za¨ªko act¨²a como hombre de confianza del candidato Yaroslav Romanchuk, y eso no le impide ser tambi¨¦n miembro del consejo consultivo adscrito a la administraci¨®n presidencial. Este consejo de especialistas fue fundado hace dos a?os bajo la influencia de la Uni¨®n Europea y, seg¨²n Za¨ªko, Lukashenko ha incorporado a su programa parte de las ideas propugnadas por economistas liberales. En los ¨²ltimos a?os han aparecido negocios privados florecientes, el PIB crece al ritmo del 6%-7% anual y no hay paro significativo, aunque 700.000 bielorrusos trabajan en el extranjero, afirma. La deuda exterior del pa¨ªs, sin embargo, suma m¨¢s de 25,6 miles de millones de d¨®lares o el 48,8% del PIB. La econom¨ªa de Bielorrusia se benefici¨® durante muchos a?os de la diferencia de precios de los hidrocarburos en Rusia y en Occidente, pero Mosc¨² ha ido recortando los m¨¢rgenes de ganancia que Bielorrusia obten¨ªa gracias a la reexportaci¨®n de hidrocarburos, lo que oblig¨® a Bielorrusia a pedir un cr¨¦dito de 3,6 millones de d¨®lares al FMI.
Tras los acuerdos logrados recientemente en Mosc¨², Rusia contribuye a la econom¨ªa de Bielorrusia con una subvenci¨®n de 4000 millones de d¨®lares, opina el economista. En 2011 y 2012, Minsk tendr¨¢ que devolver el grueso de sus cr¨¦ditos y para entonces se preparan grandes privatizaciones de las que espera beneficiarse la ¨¦lite local, Rusia y otros pa¨ªses como Venezuela, que est¨¢ interesada en una f¨¢brica de coches en Minsk, y China, en una f¨¢brica de abonos. Pero el gran capital de Lukashenko en los ¨²ltimos a?os no han sido las empresas de Bielorrusia, sino la capacidad del presidente de explotar a su favor las tensiones entre Rusia y Occidente, prometiendo la misma mercanc¨ªa a ambas partes, seg¨²n su bi¨®grafo Valeri Karbal¨¦vich. La guerra de Rusia y Georgia en 2008 le ha venido como anillo al dedo. Lukashenko ha obtenido concesiones de EEUU y Occidente por no reconocer a Osetia del Sur y Abjazia, y resistir las presiones de Mosc¨². Al mismo tiempo, el bielorruso no se desmarca totalmente de Rusia, con la que, aparte de los hidrocarburos subvencionados, forma un espacio econ¨®mico y de Defensa com¨²n. Por no reconocer a Abjazia y Osetia del Sur, Lukashenko ha recibido el apoyo de Georgia, que ha enviado numerosos observadores a las elecciones presidenciales de hoy.
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