Los republicanos legislar¨¢n para maniatar al Gobierno de Obama
El presidente nombra jefe de Gabinete a William Daley, un pol¨ªtico bien conectado con Wall Street
Cumplida la lectura del texto ¨ªntegro de la Constituci¨®n -entre algunas protestas de los congresistas dem¨®cratas, que no entend¨ªan la raz¨®n de este ejercicio escolar-, la nueva mayor¨ªa republicana en la C¨¢mara de Representantes comenz¨® a discutir este jueves una serie de reformas encaminadas en su conjunto a reducir el tama?o del Estado y a atar en lo posible las manos del Gobierno para reducir su actividad al m¨ªnimo. Es el sue?o liberal hecho realidad, una nueva revoluci¨®n conservadora en marcha.
La m¨¢s importante de esas reformas es la ley que impedir¨ªa al Gobierno asumir nuevos gastos compensados con aumentos de impuestos. Hasta ahora, para que el Congreso pasara una ley, la oficina del Presupuesto deb¨ªa certificar que los nuevos gastos solicitados por la Administraci¨®n se contrarrestaban con otras reducciones o nuevos impuestos, con el objetivo de no aumentar el d¨¦ficit p¨²blico.
Lo que los republicanos pretenden ahora es que, por ley, el Gobierno tenga prohibidas las subidas de impuestos para compensar un gasto. Si quiere gastar m¨¢s en ciertas partidas, la Administraci¨®n tendr¨¢ que reducir cantidades id¨¦nticas en otras partidas.
La nueva mayor¨ªa justifica todas sus iniciativas sobre la base de una defensa a ultranza de la Constituci¨®n. Como prueba, adem¨¢s de la simb¨®lica lectura del texto constitucional y sus enmiendas, se pretende que cada ley aprobada en la C¨¢mara vaya acompa?ada de una llamada Declaraci¨®n de Autoridad Constitucional en la que se demuestre en qu¨¦ apartados de la Constituci¨®n est¨¢ apoyada esa legislaci¨®n.
Se busca tambi¨¦n mayor transparencia. En ocasiones, los congresistas tienen que votar textos legislativos de 500 p¨¢ginas a los que han tenido acceso apenas unas horas antes; es decir, los votan sin conocerlos o, al menos, sin conocerlos en profundidad. La nueva mayor¨ªa va a introducir una reforma que obliga a que cada proyecto que salga de una comisi¨®n sea colocado en Internet al menos tres d¨ªas antes de su votaci¨®n en el pleno.
Con el mismo prop¨®sito de hacer el trabajo del Congreso m¨¢s accesible a los ciudadanos, los republicanos quieren que los debates en los comit¨¦s sean transmitidos ¨ªntegramente en Internet, que cada comit¨¦ haga un informe semestral de sus actuaciones y que los comit¨¦s publiquen en la red sus votaciones como m¨¢ximo 48 horas despu¨¦s de que se hayan producido.
"Estas reformas representan el primer paso para mantener la promesa que hicimos de cambiar la forma en que se trabaja en Washington", ha manifestado el nuevo presidente de la C¨¢mara de Representantes, John Boehner. Algunas de esas reformas, especialmente las que afectan a la transparencia del proceso legislativo, pueden ser f¨¢cilmente aceptadas por los dem¨®cratas. Otras, las que afectan al manejo del d¨¦ficit y el gasto p¨²blico, prometen abrir un fuerte debate ideol¨®gico sobre el papel del Estado, lo que, probablemente, har¨¢ poco productiva esta legislatura.
Relevo en la Casa Blanca
Mientras los republicanos comenzaban su ofensiva, Barack Obama empezaba tambi¨¦n a reforzar sus l¨ªneas de resistencia con un ligero movimiento a la derecha. El nombramiento de William Daley, un veterano y moderado pol¨ªtico con estrechos lazos con Wall Street, como nuevo jefe de Gabinete, es la muestra de que el presidente opta por un valor seguro, prudente y sin veleidades izquierdistas.
No es que su antecesor, Rahm Emanuel, fuera un socialista, pero s¨ª era mucho m¨¢s activista, temperamental y atrevido. Quiz¨¢ era lo que se requer¨ªa para un arranque de mandato impetuoso; como Daley, un antiguo secretario de Comercio de Bill Clinton que trabaj¨® para J.P. Morgan, es lo que se requiere para un transcurrir tranquilo de estos dos ¨²ltimos a?os. Entre Emanuel y Daley estuvo durante unos meses, de forma interina, Pete Rouse, que no es amante de las exigencias que ese cargo supone y nunca quiso ocuparlo de forma permanente.
Daley, de 62 a?os, aporta, probablemente, lo que Obama busca en estos momentos: formaci¨®n econ¨®mica, experiencia en el trato bipartidista y reconocimiento casi un¨¢nime en Washington. Su nombramiento, no obstante, supone una carambola pol¨ªtica que ha despertado las suspicacias de algunos comentaristas.
Bill Daley es hermano de Richard Daley, el actual alcalde de Chicago, quien renunci¨® a presentarse a la reelecci¨®n para que Emanuel pudiera aspirar a ese puesto. En descargo de cualquier sospecha hay que decir que la familia Daley, la m¨¢s poderosa de Chicago, no ha tenido nunca conexiones con Obama, que hizo su carrera pol¨ªtica en esa ciudad. Aunque apoyaron la candidatura presidencial de su paisano, los Daley siempre han sido amigos de los Clinton.
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