Al Yazira, la pesadilla de las dictaduras
En estos d¨ªas tan convulsos, Al Yazira - otra vez - no ha querido estar lejos de las preocupaciones y las aspiraciones de las opiniones p¨²blicas de pa¨ªses como T¨²nez, Egipto o Yemen donde se est¨¢ constituyendo la argamasa de un nuevo orden en el Mundo ?rabe.
Al Yazira ha consagrado, por ello, gran parte de sus boletines informativos y programas a trasladar las opiniones de analistas, pol¨ªticos, militantes de Derechos Humanos, pero sobre todo del ciudadano de a pie, necesitado de espacios donde pueda expresar sin tergiversaciones sus opiniones lejos de los caricaturescos moldes que le tienen preparados sus televisiones oficiales.
Una apuesta que en cualquier otro pa¨ªs con un m¨ªnimo de cultura democr¨¢tica forma parte de las rutinas diarias de un medio de comunicaci¨®n, pero que en el caso de los reg¨ªmenes ¨¢rabes es interpretada como el m¨¢s osado de los sacrilegios que tiene que ser castigado sin contemplaciones.
As¨ª, fueron llegando primero las noticias de agresiones f¨ªsicas contra periodistas y t¨¦cnicos de Al Yazira y posteriormente la prohibici¨®n de entrada al pa¨ªs, retirada de acreditaciones e incluso detenciones y confiscaci¨®n de c¨¢maras y dem¨¢s material t¨¦cnico. Pese a ello, los periodistas de la cadena siguen haciendo el mismo trabajo, aunque tengan que radiar sus informaciones v¨ªa telef¨®nica.
Ocurre hoy esto en Egipto, donde medio mundo tiene puesto el ojo y eso explica probablemente la atenci¨®n informativa que se le ha consagrado a estos atropellos hacia la cadena. Pero sin ir m¨¢s lejos la semana pasada equipos de Al Yazira en Tr¨ªpoli (norte del L¨ªbano) y Ramala (Palestina) fueron v¨ªctimas de intentos de agresi¨®n por parte de partidarios de Saad El Hariri, ex primer ministro del L¨ªbano y de Mahumud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, dos baluartes del insigne club de los dirigentes moderados al que pertenec¨ªa Ben Ali y pertenece Mubarak.
Seguramente estos cap¨ªtulos de tiranteces no terminar¨¢n en Egipto porque las actitudes autoritarias no son un monopolio del pa¨ªs del Nilo. En Marruecos, desde donde se emit¨ªa un bolet¨ªn diario centrado sobre el Magreb, las autoridades acabaron sucumbiendo a las tentaciones autoritarias y decidieron cerrar una de las oficinas m¨¢s din¨¢micas de la cadena. Previamente, desde los medios oficiales se orquest¨® una virulenta campa?a que puso a Al Yazira a la altura de Belceb¨².
A Al Yazira ni est¨¢ ni se la espera en la vecina Argelia. El gobierno del presidente Buteflika decidi¨® cerrar las oficinas de la cadena en Argel y desde entonces no hay indicios de que vaya a cambiar de opini¨®n.
Tambi¨¦n en 2004 el primer gobierno Iraqu¨ª despu¨¦s de Sadam Hussein inaugur¨® su legislatura firmando la orden de cierre de Al Yazira. Las oficinas de la cadena de Bagdad ya hab¨ªa sido bombardeadas por la aviaci¨®n del ej¨¦rcito estadounidense durante la guerra, causando la muerte de nuestro compa?ero Tarek Ayub, unas horas antes del asesinato del operador de c¨¢mara Jos¨¦ Couso, tambi¨¦n a manos de soldados americanos.
No era la primera vez que se bombardeaba una oficina de Al Yazira. Los misiles del mismo ejercito norteamericano bombardeaba la oficina de la cadena en Kabul.
En el resto de los pa¨ªses ¨¢rabes la situaci¨®n es muy dispar, pero la convivencia entre la cadena y los poderes, salvo en casos muy particulares, es todav¨ªa muy complicada.
Maldec¨ªa el poeta Gabriel Celaya en La Poes¨ªa es un arma cargada de futuro a aquellos neutrales que conceb¨ªan los versos como un lujo cultural, que no tomaban partido hasta mancharse. Procuro ¨²ltimamente canturrear estos versos de Celaya con cierta asiduidad para no olvidarme de los vituperios, las acusaciones de traici¨®n, la insostenible neutralidad y el ensa?amiento a veces de algunos compa?eros del gremio que han saludado fervorosamente las anacr¨®nicas decisiones de ciertos reg¨ªmenes ¨¢rabes que han querido silenciar ¨®rganos de expresi¨®n libres como Al Yazira u otras televisiones y diarios en la extensa geograf¨ªa ¨¢rabe a trav¨¦s de censuras, cierre de oficinas y pintorescos procesos judiciales.
Por ello y porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos -siguiendo con Celaya- es necesario cerrar el paraguas beatifico que se le ha otorgado a ciertos reg¨ªmenes ¨¢rabes y hacer una apuesta decidida por la sociedades civiles y por la fuerzas vivas que est¨¢n yendo por delante de sus gobernantes.
Aiman Zoubir es corresponsal de la cadena Al Yazira en Espa?a.
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