Mayor¨ªa aplastante del Gobierno en el Parlamento brasile?o
Los partidos oficialistas consiguen la presidencia de ambas C¨¢maras
La presidenta brasile?a, Dilma Rousseff, va a gobernar con un fuerte apoyo parlamentario que nunca obtuvo su antecesor, Luiz In¨¢cio Lula da Silva. El oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (PMDB), principal aliado del Gobierno, conquistaron el martes por la noche la presidencia del Congreso y del Senado con una mayor¨ªa aplastante.
Rousseff acudi¨® ayer al Congreso para presentar su programa de Gobierno. Asegur¨® que Brasil "no perder¨¢ la oportunidad de llegar a ser un pa¨ªs desarrollado" e insisti¨® en que su principal compromiso es el "combate firme y decisivo" contra la pobreza. "Brasil no puede aceptar m¨¢s que millones de personas sigan viviendo en la miseria, sin la alimentaci¨®n necesaria y sin techo", afirm¨®.
La presidenta pidi¨® a los congresistas su apoyo para lanzar un gran "pacto social" que conjugue austeridad fiscal y disminuci¨®n del gasto, ante el fuerte crecimiento de la deuda p¨²blica durante el ¨²ltimo a?o del Gobierno de Lula, pero evitando recortar los gastos sociales y las grandes obras de infraestructura.
Marco Maia, diputado del PT de 45 a?os, fue elegido presidente del Congreso por 375 de los 509 votos y el incombustible ex presidente de la Rep¨²blica, Jos¨¦ Sarney, de 80 a?os, del PMDB, conquist¨® por cuarta vez consecutiva la presidencia del Senado por 70 de los 81 votos. La oposici¨®n ha quedado fuertemente arrinconada.
Ambos obtuvieron el apoyo de 20 de los 21 partidos con representaci¨®n parlamentaria. Sin embargo, Rousseff sabe por experiencia que esto no le asegura una gobernabilidad tranquila ni la capacidad de aprobar f¨¢cilmente grandes reformas, ya que en Brasil la fidelidad de los partidos es muy voluble y en las votaciones secretas hasta los partidos aliados suelen hacer pasar malos ratos al presidente y al Gobierno. Lula lo sabe muy bien, ya que fue v¨ªctima de dicha infidelidad y casi pierde la presidencia por el famoso esc¨¢ndalo del mensal?o: un presunto soborno entregado mensualmente a diversos diputados para asegurar sus votos en proyectos fundamentales.
Rousseff, que no posee la cintura pol¨ªtica en las negociaciones con los partidos que ten¨ªa el ex tornero Lula, decidi¨® ir ella misma al Congreso para pedir a los diputados responsabilidad, fidelidad y apoyo para acabar con la miseria en la que a¨²n viven millones de brasile?os y hacer del pa¨ªs una naci¨®n de clase media.
Su tarea es herc¨²lea, pero en el primer mes de Gobierno ha demostrado que no le tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones, destituir altos cargos y hasta distanciarse de Lula, su antecesor, tutor y maestro, como ha demostrado con los primeros esbozos de su pol¨ªtica exterior
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