La 'vacuna' sectaria protege a L¨ªbano de las revueltas
La divisi¨®n del pa¨ªs entre 18 confesiones religiosas dificulta cualquier movimiento de protesta unitaria
En L¨ªbano tambi¨¦n se han vivido las ya c¨¦lebres jornadas de la ira. Grupos de j¨®venes sun¨ªes salieron a la calle en varias ciudades del pa¨ªs, quemaron neum¨¢ticos y se enfrentaron a las fuerzas de seguridad. No lo hicieron como en Egipto, con intenci¨®n de derrocar a ning¨²n r¨¦gimen din¨¢stico, ni para quejarse de que sus gobernantes les roban el pan. Lo hicieron para protestar contra los chi¨ªes que dicen, acumulan poder con Hezbol¨¢ a la cabeza y han impuesto a su candidato al frente del Gobierno. Es la hist¨®rica lucha intersectaria la que hace que L¨ªbano no figure de momento entre los pa¨ªses ¨¢rabes susceptibles de seguir la estela de T¨²nez y de Egipto, sostienen diversos analistas. El abismo que separa a buena parte de las 18 sectas oficiales libanesas, impide que formen frente com¨²n para protestar juntos en contra de nada, a?aden.
"Los libaneses tenemos un antibi¨®tico natural: el sectarismo pol¨ªtico. Si un grupo sale a la calle a protestar, el contrario, por definici¨®n nunca se sumar¨¢ a la protesta", sostiene Mazen Muhamad, un carism¨¢tico l¨ªder religioso de Tr¨ªpoli, en el norte del pa¨ªs. "Adem¨¢s, las protestas necesitan l¨ªderes que piensen en el inter¨¦s nacional y eso es imposible en L¨ªbano", a?ade Muhamad sentado al fresco en una calle de una paup¨¦rrima barriada sun¨ª de Tr¨ªpoli. Bab al Tabbane, como se llama este barrio, es la cantera habitual de los j¨®venes que protagonizan los disturbios m¨¢s violentos y que acostumbran a acabar a tiros y con muertos de por medio.
La tensi¨®n pol¨ªtica y el miedo a un nuevo enfrentamiento entre grupos confesionales recorre de nuevo L¨ªbano, tras la designaci¨®n de Najib Mikati como primer ministro, en sustituci¨®n de Saad Hariri. A pesar de que ambos son sun¨ªes, el primero cuenta con el respaldo del bloque chi¨ª, lo que ha provocado el boicot por parte de Hariri y de sus aliados.
Khodor Talib, analista del diario As Safir, apunta que aparte de la cuesti¨®n sectaria, otra de las diferencias es que en L¨ªbano no hay un presidente "que se eternice en el poder". "Esto no es T¨²nez, aqu¨ª hay democracia".
No piensa lo mismo Khaled Daher, parlamentario de del Movimiento Futuro, y uno de los tres pol¨ªticos que convoc¨® la "jornada de la ira" la semana pasada. "Aqu¨ª no hay democracia, aqu¨ª hay un r¨¦gimen que respaldan Ir¨¢n y Siria", sostiene en alusi¨®n al creciente poder¨ªo de Hezbol¨¢. Daher dice no tener miedo a que las protestas sun¨ªes que ¨¦l convoca terminen por contagiarse del estallido popular que recorre el mundo ¨¢rabe. De momento tiene sus esperanzas puestas en el pr¨®ximo 14 de febrero, d¨ªa del aniversario del asesinato de Rafiq Hariri en el que est¨¢ prevista una marcha multitudinaria. La guerra de Daher, como la de muchos libaneses es de momento, otra.
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