Extremistas indonesios atacan tres iglesias y linchan a seguidores de una minor¨ªa isl¨¢mica
Los ataques de los ¨²ltimos d¨ªas ponen de relive el creciente protagonismo de los grupos integristas en el pa¨ªs con mayor poblaci¨®n musulmana del mundo
Una multitud de musulmanes extremistas han incendiado dos iglesias y han saqueado otra en el centro de la isla de Java (Indonesia), enfurecidos por entender que un tribunal hab¨ªa impuesto una pena demasiado leve a un cristiano condenado por blasfemia, seg¨²n la polic¨ªa. El incidente se produce dos d¨ªas despu¨¦s de que otra turba linchara a tres hombres de la secta islamista ahmadi, considerada her¨¦tica, en un suceso que ha desatado las cr¨ªticas a la pasividad del Gobierno del pa¨ªs con la mayor poblaci¨®n musulmana del mundo, tras difundirse escenas del brutal ataque en televisi¨®n.
Los destrozos de las iglesias se han producido hoy tras conocerse la condena a cinco a?os de prisi¨®n de Antonius Bawengan, de 58 a?os, acusado de distribuir octavillas insultantes contra el islam. La protesta ha comenzado fuera del tribunal, en Temanggung, a unos 400 kil¨®metros de la capital, Yakarta. Unas 1.500 personas han empezado a gritar que el acusado "deber¨ªa ser condenado a muerte o entregado al p¨²blico", ha explicado un portavoz policial. "Gritaban 'matar, matar' ante el tribunal, y 'quemar, quemar', mientras se dirig¨ªan a las iglesias".
Un sacerdote cat¨®lico de la localidad, vio c¨®mo prend¨ªan fuego a su iglesia, tras romper las ventanas, seg¨²n Windyatmoko Bernardus, un cura de la misma orden de una ciudad cercana. "Mi amigo fue golpeado por la multitud antes de que le rescataran y le llevaran a un puesto militar", aseg¨²r¨®.
La multitud ha arrojado piedras contra la polic¨ªa, que ha respondido con gases lacrim¨®genos y disparos al aire. Un veh¨ªculo policial ha sido incendiado, seg¨²n la agencia oficial Anatara, aunque la situaci¨®n se ha calmado a media tarde.
Con 240 millones de habitantes, Indonesia es una de las democracias m¨¢s pobladas del mundo y la mayor econom¨ªa del sudeste asi¨¢tico. Con un 90% de poblaci¨®n musulmana, la mayor¨ªa moderados, estos ataques muestran el creciente protagonismo en un pa¨ªs nominalmente laico de los grupos extremistas, ante cuyas demandas se pliega el Gobierno, seg¨²n los cr¨ªticos, para mantener el apoyo de los partidos islamistas.
As¨ª sucede, seg¨²n las organizaciones de derechos humanos, con el hostigamiento que sufren los seguidores de la secta ahmadi, unas 500.000 personas, despu¨¦s de que el Ejecutivo aprobara en 2008 un decreto seg¨²n el cual sus miembros pueden ser encarcelados por "manchar" el islam o predicar su religi¨®n, pero sin prohibir el movimiento. Los cr¨ªticos aseguran que la ambig¨¹edad de la ley desata los conflictos religiosos. Indonesia reconoce oficialmente el islam, el cristianismo (cat¨®lico y protestante), el hinduismo, el budismo y el confucianismo.
Im¨¢genes del linchamiento
El domingo, unas 1.500 personas, armadas de machetes y palos, atacaron la casa en Pandeglang, cerca de Yakarta, de un cl¨¦rigo de la secta. Los ahmadi consideran que su pr¨¢ctica es una rama del islamismo, pero es vista como her¨¦tica por el islam mayoritario, al creer que Mahoma no fue el ¨²ltimo profeta y que su fundador, Mirza Ghulam Ahmad, fue su sucesor.
Las televisiones locales han emitido repetidas veces desde ayer im¨¢genes del linchamiento, que muestran la impotencia de los pocos polic¨ªas, unos 30, ante una muchedumbre enfurecida. En un v¨ªdeo de 30 minutos, grabado al parecer en secreto por miembros de la Congregaci¨®n Ahmadi Indonesia, y descrito por el diario Jakarta Globe, los agentes hacen guardia ante la casa del cl¨¦rigo de la secta Ismail Suparman. Veinti¨²n seguidores hab¨ªan custodiado la casa tras su detenci¨®n por proselitismo.
El v¨ªdeo muestra a los agentes intentando convencerles para que abandonen la vivienda antes de que lleguen los radicales. Despu¨¦s, la turba irrumpe en el pueblo, en el que no se han levantado barricadas para prevenir el ataque. "?Salid, polic¨ªas. Quemad a los ahmadi!", grita un hombre. La multitud ataca la casa, y obliga a huir a la gente que est¨¢ dentro. Despu¨¦s, las im¨¢genes muestran a la muchedumbre rodeando dos cad¨¢veres cubiertos de barro. Seg¨²n los ahmadi, fueron perseguidos hasta un campo de arroz, donde murieron a golpes de piedras y palos de bamb¨². En algunas im¨¢genes, como estas de Al Yazira (en ingl¨¦s), se ve c¨®mo varias personas siguen pegando con palos a uno de los muertos.
Otro video colgado en Youtube por un miembro de Human Rights Watch, descrito por Reuters, muestra c¨®mo la turba golpea a los dos hombres hasta la muerte, a gritos de "?Al¨¢ es grande!". Algunos de los atacantes est¨¢n enmascarados o llevan cascos, pero otros son claramente identificables. Varios filman el incidente con sus tel¨¦fonos m¨®viles.
"Espantando pollos"
Las im¨¢genes televisivas muestran a dos agentes intentando, sin ¨¦xito, parar los ataques, antes de abandonar el lugar. "Actuaban como si estuvieran espantando pollos", describi¨® el portavoz ahmadi Zafrullah Pontoh. El portavoz de la polic¨ªa, Boy Rafli Amar, reconoci¨® que los agentes "lo intentaron, pero hab¨ªa un desequilibrio entre el personal policial y la multitud".
Los tres muertos han sido identificados como Roni, de 30 a?os, Mulyadi, de 30, y Tarno, de 25, seg¨²n Jakarta Globe. Otros cinco seguidores ahmadi resultaron gravemente heridos, incluido uno con un brazo casi seccionado por machetes.
El presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, se mostr¨® "profundamente preocupado" por el suceso y urgi¨® a tomar medidas contra los responsables del linchamiento, producido en el inicio de una llamada semana de convivencia religiosa. "Quiero que los agentes de la ley sean profesionales y firmes en prevenir la violencia y en tomar medidas contra los perpetradores", dijo. La polic¨ªa ha anunciado hoy la detenci¨®n de dos sospechosos en relaci¨®n con los ataques. Mientras, el Consejo de Ulemas de Indonesia, la mayor autoridad isl¨¢mica del pa¨ªs, lament¨® el suceso y pidi¨® que los atacantes sean llevados ante la justicia, pero a?adi¨® que los seguidores de la secta ahmadi que mancillen el islam han de ser castigados.
Por su parte, los grupos de derechos humanos condenaron el ataque. "Durante a?os, las autoridades se han sentado sin hacer nada mientras turbas violentas han atacado a los ahmadi", asegur¨® Elaine Pearson, de Human Rights Watch. "Si el Gobierno quiere parar la violencia en serio, debe derogar inmediatamente el decreto de 2008".
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