Los sindicatos tardan apenas 40 d¨ªas en romper con Dilma Rousseff
Los trabajadores le reprochan el incumplimiento de las promesas electorales
En un gesto inusitado, la presidenta brasile?a, Dilma Rousseff, ha marcado distancias de los principales sindicatos del pa¨ªs, dejando claro, esta vez en el terreno econ¨®mico, que su Gobierno tiene personalidad propia y que no se mueve con las inercias del Gobierno anterior. El pulso mantenido en las ¨²ltimas semanas entre el nuevo Ejecutivo y el mundo sindical por el aumento del salario m¨ªnimo, en el que Rousseff no parece dar su brazo a torcer, supone el punto y final de las relaciones perfectamente engrasadas que manten¨ªan los trabajadores brasile?os y el palacio de Planalto.
Mientras el expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva sol¨ªa optar por el permanente tira y afloja con los sindicatos, que lo apoyaron a muerte durante toda su carrera pol¨ªtica, Rousseff ya ha dejado claro que no tiene ninguna intenci¨®n de ganarse la simpat¨ªa sindical a base de concesiones. Los l¨ªderes de los trabajadores interpretan el endurecimiento del discurso de la presidenta como un p¨¦simo arranque de Gobierno, ya que, en buena medida, Rousseff se alz¨® con la victoria en las pasadas elecciones por la movilizaci¨®n masiva de las bases sindicales, las mismas que hoy se sienten traicionadas.
La presidenta no tiene intenci¨®n de ganarse la simpat¨ªa de los sindicatos
Seg¨²n sus l¨ªderes, Rousseff gan¨® por la movilizaci¨®n de los trabajadores
El estilo gobernar de Lula, ambiguo y campechano, ha pasado a la historia
El expresidente ha calificado a los sindicatos de "oportunistas"
Desde Senegal, el propio Lula tach¨® a los sindicatos de "oportunistas" por presionar al Gobierno para que revise al alza su propuesta de salario m¨ªnimo. El comentario del expresidente prendi¨® la mecha inmediatamente. Wagner Gomes, presidente de la Central de Trabajadores y Trabajadoras de Brasil (CTB), respondi¨® que Lula tiene "poca memoria" ya que "le ayudamos cuando estaba en la Presidencia y ayudamos a que su candidata fuera elegida presidenta". "Lula puede decir lo que quiera, pero ¨¦l ya no es el presidente. Nosotros queremos hablar con Dilma. Durante la campa?a, cuando Serra [candi-dato de la oposici¨®n] prometi¨® aumentar el salario m¨ªnimo a 600 reales, Lula y Dilma nos prometieron que el salario m¨ªnimo tendr¨ªa un aumento real. Por lo tanto, los oportunistas fueron ellos y no nosotros", tron¨® Gomes.
El salario m¨ªnimo actual est¨¢ establecido en 510 reales y el Gobierno pretende aprobar un aumento de 35 reales para el pr¨®ximo ejercicio, hasta los 545 reales (unos 240 euros), frente a los 580 que exigen los trabajadores y los 600 que defiende el principal partido de la oposici¨®n (PSDB). Rousseff ha dado por concluidas las negociaciones con los sindicatos y pretende someter su propuesta al Congreso la semana que viene para aprobarla lo antes posible.
El Gobierno defiende que la subida salarial se realice en base a un c¨¢lculo vigente desde el Gobierno de Lula que tiene en cuenta la inflaci¨®n y el Producto Interior Bruto (PIB), mientras que los sindicatos opinan que este c¨¢lculo ya no responde al aumento real del coste de la vida.
En cualquier caso, Rousseff ya se ha asegurado una mayor¨ªa suficiente en la C¨¢mara Baja para aprobar el m¨ªnimo de 545 reales. Los partidos aliados del Gobierno han anunciado que sus diputados votar¨¢n a favor, en algunos casos forzados por la propia presidenta, que amenaz¨® con recortar las partidas presupuestarias del propio Congreso si su propuesta no recib¨ªa los apoyos necesarios.
Al mismo tiempo que le aprieta las tuercas a los sindicatos, Dilma lanz¨® ayer un plan de austeridad que prev¨¦ recortes en varias partidas presupuestarias. El ministro de Econom¨ªa, Guido Mantega, anunci¨® un recorte de 50.000 millones de reales en el presupuesto de 2011 (114.000 millones de euros). Seg¨²n el plan presentado, los programas sociales para la redistribuci¨®n de la renta y el Plan de Aceleraci¨®n Econ¨®mica (PAC) no sufrir¨¢n reducciones.
En tan solo 40 d¨ªas de Gobierno, Rousseff ha demostrado que no se casa con nadie y que el estilo de gobernar campechano y siempre ambiguo de su antecesor ha pasado a la historia. La tensi¨®n provocada por la negociaci¨®n salarial desemboc¨® ayer en una primera huelga de peque?o porte en el sector metal¨²rgico de S?o Paulo. Seg¨²n varios l¨ªderes sindicales, la presidenta corre el riesgo de enfrentarse a un recrudecimiento de los paros y las movilizaciones si no da marcha atr¨¢s en su prop¨®sito. En los sectores de la oposici¨®n del Congreso tampoco sent¨® nada bien el anuncio de los recortes. "Ya que cuenta con una mayor¨ªa amplia, ?por qu¨¦ no debatir estas medidas? Lula tard¨® alg¨²n tiempo en usar el rodillo, pero ella lo est¨¢ usando desde el inicio", critic¨® el presidente del PSDB, Sergio Guerra.
Rousseff ya ha sorprendido a los brasile?os en las ¨²ltimas semanas con varios anuncios que suponen un corte en seco con la l¨ªnea de Gobierno de su antecesor: se ha distanciado del r¨¦gimen iran¨ª, ha iniciado un acercamiento al Gobierno de Barack Obama y ha tomado varias decisiones en materia econ¨®mica que poco tienen que ver con el intervencionismo estatal que muchos vaticinaban.
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