La estrategia desesperada de Gadafi, entre el contraataque y la negociaci¨®n
El coronel, acorralado en Tr¨ªpoli, maniobra para abrirse nuevas opciones militares y pol¨ªticas ante el cerco de los rebeldes
La revuelta contra Gadafi avanza d¨ªa tras d¨ªa, en esta primavera ¨¢rabe que parece imparable, pero desde su fortaleza de Tr¨ªpoli, rodeado de sus hijos, el coronel sigue decidido a desafiar al cerco de los rebeldes. Opositores al r¨¦gimen y analistas afirman que, si bien su margen de maniobra se est¨¢ reduciendo d¨ªa tras d¨ªa, le quedan algunas opciones pol¨ªticas y militares. Uno de los objetivos posibles para el ra¨ªs es congelar la situaci¨®n sobre el terreno, haci¨¦ndose fuerte en Tr¨ªpoli, con una estrategia que apostar¨ªa por mantener este pivote estrat¨¦gico, mientras los rebeldes han conquistado la parte oriental y occidental del pa¨ªs.
Mientras tanto, la comunidad internacional quiere acentuar la presi¨®n sobre Gadafi para evitar que recupere fuerzas y confianza que apuntalen su resistencia hasta el final. Durante las ¨²ltimas 48 horas, el coronel ha mostrado signos de vitalidad, incluso en esta dif¨ªcil situaci¨®n. Desde su b¨²nker de Bab al Aziziya en Tr¨ªpoli, donde ha establecido su cuartel general, maniobra, ordena y se esfuerza para desmentir ante todo el mundo que est¨¦ perdiendo la batalla. Su objetivo es enrocarse, garantiz¨¢ndose un equilibrio de fuerzas sobre el terreno que le permita elegir dos opciones: contraatacar o negociar. Una defensa activa que responde a una l¨®gica militar. Shashank Joshi, un investigador del Royal United Services Institute de Londres, afirma a la BBC: "Eso no es el b¨²nker de Hitler ni nada parecido".
Despu¨¦s de una semana a la defensiva, el coronel ha puesto en marcha una serie de contraataques. Algunas de las tropas, bajo el mando de su hijo Khamis, han sido enviadas a tratar de recuperar las ciudades al oeste que han ca¨ªdo en manos de los manifestantes. Hoy las fuerzas pro-Gadafi han intentado un asalto contra los rebeldes en el noroeste del pa¨ªs, que ha sido repelido. En los ¨²ltimos d¨ªas, sus cazas y helic¨®pteros han atacado a las almacenes de municiones que hab¨ªan ca¨ªdo en manos de los opositores. Es por ello que es vital para la contienda la imposici¨®n de una zona de exclusi¨®n a¨¦rea. Las incursiones desde el aire, aunque limitadas, puede poner en peligro los movimientos de los insurgentes. En efecto, los rebeldes de Bengasi intentan ayudar a los manifestantes en Tr¨ªpoli, pero la capital est¨¢ muy lejos (casi 900 kil¨®metros) y hasta ahora solo ha sido posible enviar pocos centenares de efectivos.
Fuentes de la oposici¨®n citadas por Al Arabiya sostienen que Gadafi ha reorganizado sus hombres al mando de las operaciones. Las brigadas especiales han sido asignadas a Mansur Al Casi, que ha tomado el puesto de Abdullah Al Senusi, acusado de no haber defendido Bengasi. El hijo del dictador, Khamis, coordina la defensa en torno a Tr¨ªpoli, mientras la importante base de Sirte sigue en manos de los leales. El r¨¦gimen puede contar con unos 10 000 fieles. Queda la incertidumbre sobre las posiciones de algunos generales, que siguen en los cuarteles esperando el desarrollo de los acontecimientos.
Negociaci¨®n pol¨ªtica y maniobra medi¨¢tica
Otro aspecto de la estrategia del r¨¦gimen es la propuesta de negociar con la oposici¨®n que, aunque sea un intento desesperado, demuestra la voluntad del dictador de retomar la iniciativa pol¨ªtica y abrir otra opci¨®n para salvarse. El r¨¦gimen ha encargado al jefe de la inteligencia en el extranjero, Bouzid Durda, la negociaci¨®n con los rebeldes en Bengasi. Un dialogo que la oposici¨®n no est¨¢ dispuesta a aceptar. Seg¨²n Al Arabiya, Gadafi ha intentado tambi¨¦n abrir canales de contacto con los jefes de las tribus, pero ¨¦stos han rechazado negociar con ¨¦l.
Contraataque militar y negociaci¨®n son dos caras de una estrategia desesperada para tratar de retomar el control sobre Libia. Por otro lado est¨¢ la maniobra medi¨¢tica, a la que contribuye tambi¨¦n el hijo Saif al Islam. Se trata de repetir hasta la extenuaci¨®n ante los periodistas que el pa¨ªs "est¨¢ en calma" y que todo son mentiras de los medios internacionales o propaganda de Al Qaeda. Adem¨¢s el r¨¦gimen ha organizado un tour para los reporteros extranjeros por las calles de la capital para convencerles de que la situaci¨®n est¨¢ tranquila. Todo atado y bien atado. Pero cuando los focos se apagan, env¨ªan a mercenarios a reprimir las protestas, usan armas pesadas contra la poblaci¨®n y exhortan a sus seguidores a tomar las armas.
Abdel-Monem al Houni, ex embajador de Libia en la Liga ?rabe, ha afirmado al Financial Times que el r¨¦gimen est¨¢ llevando a cabo un plan a largo plazo para defender a Tr¨ªpoli. El diplom¨¢tico sostiene que el ra¨ªs puede sobrevivir mientras mantenga la capital. "Gadafi sabe que todo lo que tiene que hacer es el control de Tr¨ªpoli y por tanto se est¨¢ concentrando sus fuerzas en ese objetivo", afirma Houni, a?adiendo que la estrategia de Gadafi no es necesariamente de conquistar a las ciudades, sino para asustar a los manifestantes para que acepten un compromiso que le mantendr¨ªa en el poder.
Se estima que la fuerza militar del r¨¦gimen se concentra en tres zonas alrededor de la capital, con una fuerza de hasta 10.000 personas, incluyendo 3.000 mercenarios y las milicias revolucionarias. En teor¨ªa, el coronel Gadafi sigue contando con gran parte de las fuerzas militares de Libia, incluidos los aviones cerca de su ciudad natal de Sirte. Adem¨¢s grandes reservas de los tanques y de la artiller¨ªa est¨¢n preparadas en Sebha, ciudad en el sur donde est¨¢ ubicada la base de la tribu del coronel Gadafi. Sin embargo, la capacidad para maniobrar y de utilizar el poder¨ªo militar para su ventaja es ahora limitada para Gadafi. Un intento de trasladar misiles antia¨¦reos de Sirte a Tr¨ªpoli la semana pasada, fue bloqueado por las fuerzas anti-gubernamentales, seg¨²n los activistas de la oposici¨®n.
En cualquier caso, no est¨¢ claro si el coronel recurrir¨¢ a los bombardeos a¨¦reos contra zonas pobladas, vista la fuerte presi¨®n internacional. "?l todav¨ªa podr¨ªa cometer una masacre si quisiera", dice Asur Shamis, un disidente libio citado por el Financial Times. "Pero est¨¢ entre la espada y la pared, no puede hacer un uso excesivo de su fuerza por la presi¨®n de la comunidad internacional, y sin ese poder militar no se puede ganar nada", afirma Shamis. Adem¨¢s, el r¨¦gimen empieza a dudar de la lealtad de los pilotos de la aviaci¨®n, despu¨¦s de algunos desertaron y otros se negaron a obedecer a las ¨®rdenes de bombardear.
Gadafi parece haber perdido la iniciativa y est¨¢ atrincherando en Tr¨ªpoli para ganar tiempo y buscar una negociaci¨®n desesperada. Algunos de sus hijos empiezan a ver la situaci¨®n de forma diferente, especialmente ahora que se enfrentan a la acusaci¨®n de la Corte Penal Internacional. Ellos se han mostrado m¨¢s abiertos a la negociaci¨®n, mientras el patriarca est¨¢ dispuesto a morir matando. Un enroque familiar que amenaza con un derramamiento de sangre en todo el pa¨ªs.
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