Lampedusa, entre el sue?o del futuro y la angustia del pasado
La isla del sur de Italia recibe en las ¨²ltimas 48 horas 17 barcos con m¨¢s de 1.600 inmigrantes procedentes de T¨²nez
Anua tiene 29 a?os, un diploma, habla ¨¢rabe, franc¨¦s, italiano e ingl¨¦s. Viene de Yerba, ha llegado anoche al conf¨ªn m¨¢s meridional de Europa, la peque?a isla siciliana de Lampedusa. Est¨¢ bien abrigado, enfundado en su abrigo azul marino. Un gorro, una capucha, ojos con forma de almendra y color azabache. Controla la hora en el m¨®vil, son las dos menos diez de la noche. Es el horario en el que arranca su nueva vida.
"Salimos ayer a medianoche, 24 horas de viaje", calcula. Junto a ¨¦l, 82 hombres, todos tunecinos, estaban api?ados en el Rekaya, un barco blanco y s¨®lido. Esta ma?ana est¨¢ vac¨ªo, atracado en el muelle, al lado de otros cinco barcos similares llegados en las ¨²ltimas horas. En el puente se han quedado botellas de pl¨¢stico vac¨ªas, paquetes de galletas medio terminadas, mantas. Esqueletos de una vida pasada. Los barcos vistos as¨ª, sin su carga de personas, mudos y vac¨ªos aparcados en el puerto, se parecen m¨¢s al ferry que esperan a turistas para una excursi¨®n que a las habituales pateras cargadas de inmigrantes.
"Son barcos robustos y seguros, algunos bastante grandes", comenta Vittorio Alessandro, portavoz de la Capitaner¨ªa de Puerto, que patrulla las costas para recuperar y escoltar hasta el peque?o muelle de Lampedusa las embarcaciones que llegan cargadas de tunecinos. "En 48 horas han llegado 17 barcos con 1.600 personas. El viento no es favorable hoy porque sopla desde norte-este, ellos que llegan de sur oeste lo tienen justo en contra. Pero como tienen barcos grandes, no podemos excluir que salten igualmente desde Zarzis"
En cambio, el goteo ayer fue constante, las condiciones de viento y mar eran perfectas. El Rekaya es la ¨²ltima en ganarse la tierra. El desembarco es r¨¢pido. Diez minutos apenas. Silencio y compostura. Todo se desarrolla con asombrosa calma y eficacia. Los j¨®venes de Save the Children, m¨¦dicos sin fronteras, la Cruz Roja y los agentes guardacostas, carabinieri y polic¨ªa esperan en el muelle. Tiritan en sus forros polares. En la radio les avisan que el Rekaya est¨¢ entrando en el puerto. A los pocos segundos aflora en la noche una multitud de ojos abiertos como platos, los rostros no se distinguen en la oscuridad.
De la misma manera, 1.980 tunecinos han llegado en lo que llevamos de marzo (9 mujeres y 4 ni?os). 1.600 han tocado Lampedusa, extrema y peque?a frontera con el Sur del mundo, en las ¨²ltimas 48 horas. "Son todos j¨®venes, de entre 20 y 35 a?os, licenciados, cultos, hablan varios idiomas, tienen Iphone o m¨®viles con los que han grabado v¨ªdeos del viaje. Son personas muy distintas a los habituales inmigrantes que llegan desesperados de Nigeria, Somalia, Eritrea. Son como nosotros. Buscan un futuro porque saben que su pa¨ªs no est¨¢ a su altura. No en este momento", dice Tommaso Delal Longa, treinta?ero portavoz de la Cruz Roja.
Las condiciones sanitarias suelen ser buenas. No cruzan el deserto libio para antes de llegar a Europa. No esperan meses en el desierto. "El barco de anoche estaba repleto de chicos. Me parec¨ªa un viaje de instituto. Eran tan j¨®venes y excitados", comenta una m¨¦dica de la ONG M¨¦dicos sin fronteras. Anua se roza la pierna. Cuenta que antes de embarcarse, en la muchedumbre que presionaba para subir, alguien le empuj¨® y le hizo caer. Perdi¨® los zapatos y ahora le duele la rodilla.
Controla la rodilla de Anua y le tranquiliza: "Solo es una excoriaci¨®n superficial. Est¨¢s bien. No te preocupes ahora est¨¢s aqu¨ª". "Has llegado, est¨¢s aqu¨ª", le repite mientras le acompa?a a la ambulancia. Los otros compa?eros de viaje se api?an en un autob¨²s blanco. "Van a dormir en el centro de acogida, en una cama tras una ducha", comenta Mariano Maugeri periodista del Sole 24 ore mientras se alejan.
El centro de acogida de la isla est¨¢ preparado para albergar a 850 personas en condiciones normales, pero, en casos de urgencias - como la situaci¨®n actual - tiene una capacidad m¨¢xima de 1.200. "Hoy tenemos aqu¨ª a 1.618 personas. 8 mujeres y 71 menores". Para evitar que se colapse, el ministerio de Interior predispone vuelos y barcos diarios que desde la isla africana lleva a los inmigrantes hasta centros secundarios donde pueden pedir refugio pol¨ªtico y quedarse m¨¢s tiempo. Centros as¨ª existen en todo el pa¨ªs, pero los que est¨¢n alertados y est¨¢n recibiendo el goteo de la emergencia magreb¨ª se hallan todos en el sur, la mayor¨ªa en la isla madre, Sicilia, Apullia, Calabria. El ministro de Interior, Roberto Maroni, es de la Liga Norte y no puede comprometer su imagen de hombre con el pu?o hierro frente al electorado del norte. En el silencio de la Uni¨®n Europea, estas vidas humanas, en equilibrio entre el sue?o del futuro y la angustia del pasado, est¨¢n en manos del Sur Italia.
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