Yemen, tomada por el ej¨¦rcito
La matanza de ayer, en la que hubo 52 muertos, no ha desmoralizado a los activistas acampados en una plaza de la capital del pa¨ªs
La capital de Yemen ha amanecido tomada por las fuerzas de seguridad, al d¨ªa siguiente de la muerte de medio centenar de personas en el tiroteo contra una manifestaci¨®n antigubernamental. La matanza no ha desmoralizado a los activistas acampados en la plaza de la Universidad de San¨¢ que, al contrario, siguen recibiendo refuerzos. La oposici¨®n ha prometido no utilizar la violencia, aunque no est¨¢ claro hasta qu¨¦ punto controla a los descontentos.
"No nos iremos hasta que se vaya el carnicero", coreaban desafiantes los congregados en la plaza en referencia a Ali Abdal¨¢ Saleh. Desde que empez¨® la protesta a finales de enero, el presidente yemen¨ª ha prometido no presentarse a la reelecci¨®n cuando concluya su mandato en 2013. Tambi¨¦n ha ofrecido una nueva Constituci¨®n y ceder el poder legislativo al Parlamento. Sin embargo, los movilizados (una amalgama de movimientos juveniles, islamistas y sociedad civil a los que en las ¨²ltimas semanas se han sumado algunos grupos tribales) exigen su dimisi¨®n inmediata.
Los partidos de la oposici¨®n, que inicialmente aceptaron abrir un di¨¢logo con el Gobierno, se subieron luego al carro de los descontentos y ayer dijeron que no pueden negociar con Saleh tras los muertos del d¨ªa anterior. La agencia France Presse elev¨® su n¨²mero a 52, entre ellos un fot¨®grafo de un semanario local. En una reuni¨®n con los embajadores europeos, los dirigentes opositores pidieron una comisi¨®n de investigaci¨®n internacional. Tambi¨¦n se comprometieron a no recurrir a la violencia.
"Hay una gran presencia policial y militar; han establecido controles en todos los barrios y casi en cada cruce", cuenta por tel¨¦fono Abdelrahman, un residente que por su trabajo cruza la capital yemen¨ª varias veces al d¨ªa. Soldados y agentes de polic¨ªa trataban de que se cumpliera la prohibici¨®n de llevar armas que establece el estado de emergencia decretado el d¨ªa anterior. Parece una tarea complicada en un pa¨ªs en el que la mayor¨ªa de los hombres adultos van armados.
Esa circunstancia hace dif¨ªcil determinar qui¨¦nes fueron los responsables del tiroteo del d¨ªa anterior. Los coordinarores de la protesta afirman que capturaron a siete francotiradores con carn¨¦s de las fuerzas de seguridad, pero el presidente Saleh neg¨® ese extremo. Fuentes de los servicios de informaci¨®n occidentales dicen que los manifestantes ten¨ªan armas y repelieron la agresi¨®n de quienes les disparaban desde los tejados. Sin embargo, los participantes lo niegan.
"Yo estaba all¨ª y le puedo asegurar que no estaban armados; es imposible pasar armas a la plaza con los controles de seguridad que hay a la entrada. S¨®lo ten¨ªan piedras y palos", asegura D. al A., un desempleado que simpatiza con la protesta y acudi¨® a la manifestaci¨®n del viernes. El mismo interlocutor cuenta que a pesar de la indignaci¨®n que ha suscitado el incidente, "la gente no tiene miedo y est¨¢n viniendo apoyos de tribus de Maareb y Saada", aunque precisa que desarmados.
El elemento tribal a?ade un factor de incertidumbre. "Entre los detenidos por los manifestantes hay miembros de una tribu parte de la cual respalda la movilizaci¨®n antigubernamental", explica un observador occidental. "Se est¨¢ comprando a la gente", a?ade dando a entender que las lealtades en Yemen son cuando menos vol¨¢tiles. Existe un absoluto desconocimiento de c¨®mo reaccionar¨¢n los principales grupos tribales llegado el momento de la verdad.
Por ahora, el r¨¦gimen hace frente a un goteo de deserciones. Los ¨²ltimos en anunciar su dimisi¨®n han sido el director de la agencia estatal de noticias (Saba), Naser Taha Mustafa, y otro destacado miembro del partido gubernamental, Mohamed Saleh Qaraa. Ambos han calificado de inaceptable la violencia del pasado viernes. Adem¨¢s, la sustituci¨®n del general al mando del cuartel de Al Anat, en Ad¨¦n, ha desatado especulaciones sobre el paso de Abdal¨¢ al Tabi al movimiento separatista. En esa ciudad, la polic¨ªa hiri¨® a siete personas, tres de ellas de bala, al dispersar una sentada.
La inestabilidad ha llevado a las multinacionales a retirar a sus trabajadores extranjeros. La ¨²ltima en hacerlo, la austriaca OMV, despu¨¦s de que uno de los oleoductos que operaba fuera atacado por miembros descontentos de una tribu. Tambi¨¦n las embajadas recomiendan a sus nacionales no viajar a Yemen o han puesto en marcha planes de evacuaci¨®n. La treintena de espa?oles que a¨²n permanecen en ese pa¨ªs se encuentran bien y en contacto con la legaci¨®n diplom¨¢tica espa?ola, seg¨²n informa el embajador Javier Hergueta. Algunos incluso han sido alojados de forma temporal en la sede de la Canciller¨ªa.
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