Los rebeldes concentran fuerzas para defender la ciudad de Brega
Los combates se trasladan hacia el este a la espera de que los aliados reanuden los bombardeos y frenen la contraofensiva de Gadafi
"?Por Dios, que haya m¨¢s bombardeos hoy!", clamaba un rebelde esta ma?ana en Brega, la ciudad donde ahora se sit¨²a la l¨ªnea del frente. La interrupci¨®n de los bombardeos aliados ha tenido un efecto terrible en el avance de los insurgentes. Si hace dos d¨ªas so?aban con conquistar Sirte, la ciudad natal de Gadafi y uno de los bastiones del r¨¦gimen junto a Tr¨ªpoli, hoy su objetivo es resistir el contraataque de las fuerzas del dictador y evitar males mayores.
Los opositores, sin armamento para hacer frente a la potencia del Ej¨¦rcito de Gadafi, no han tenido otro remedio que replegarse en las ¨²ltimas horas en estampida hacia el este. Ayer, en un solo d¨ªa, tuvieron que huir de Bin Yauad y Ras Lanuf. Ahora defienden Brega. Y, si la perdieran, la siguiente ciudad ser¨ªa Ajdabiya, el enclave inmediatamente anterior a Bengasi, el centro neur¨¢lgico de los rebeldes.
La falta de auxilio a¨¦reo de los aliados durante los tres ¨²ltimos d¨ªas les ha dejado en una situaci¨®n de extrema debilidad. No han tenido otra opci¨®n que abandonar sus recientes conquistas y volver sobre sus propios pasos hacia el reducto de Bengasi. Pero si los aviones de la OTAN no les dan cobertura ser¨¢ complicado que aguanten mucho tiempo en Brega. Algunos milicianos han preferido, incluso, replegarse hasta Ajdabiya, a solo 160 kil¨®metros de Bengasi, y dar por perdida Brega, informa un periodista de Reuters que est¨¢ cerca de la zona de combates.
"Ha habido choques con las unidades de Gadafi en los alrededores de Brega al amanecer", ha asegurado un combatiente que forma parte del contingente rebelde atrincherado en la ciudad. Decenas de veh¨ªculos todoterreno cargados de hombres con armas autom¨¢ticas se han concentrado a las puertas del enclave. "?Por Dios, que haya m¨¢s bombardeos hoy!", ha clamado un rebelde. Y a continuaci¨®n ha lanzado un desaf¨ªo, que sonaba m¨¢s a deseo que a realidad: "Avanzaremos, ocurra lo que ocurra".
Mientras en el este los rebeldes tratan de evitar m¨¢s p¨¦rdida de territorio, en el oeste, en la ¨²nica ciudad que dominan, Misrata, siguen sufriendo la ofensiva de Gadafi. Seg¨²n las ¨²ltimas informaciones de Reuters citando a fuentes de los insurgentes, ayer murieron 20 personas en esta poblaci¨®n. Hoy el Ministerio de Exteriores brit¨¢nico ha presentado un informe sobre derechos humanos en el que detalla que, en lo que va de conflicto en Libia, han muerto unas 1.000 personas entre leales a Gadafi y opositores.
M¨¢s all¨¢ de los bombardeos, los insurgentes llevan d¨ªas pidiendo tambi¨¦n asesoramiento y ayuda en el entrenamiento de sus tropas. En este sentido, el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, ha afirmado que deber¨ªan ser otros pa¨ªses, no Estados Unidos, los que ofrezcan este tipo de asistencia. Sobre el posible suministro de armas, la OTAN, que ya ha asumido el mando completo de las operaciones, ha subrayado que interceptar¨¢ todos los env¨ªos de munici¨®n a los rebeldes libios, incluso si proceden de los pa¨ªses de la coalici¨®n.
Sobre la intervenci¨®n de la OTAN en el conflicto, The New York Times informa que la organizaci¨®n ha advertido a los insurgentes de que, si atentan contra la poblaci¨®n civil, ser¨¢n atacados por la coalici¨®n internacional.
Por otra parte, la Campa?a Internacional para la Prohibici¨®n de las Minas Terrestres, Premio Nobel de la Paz en 1997 y formada por ONG de 90 pa¨ªses, ha denunciado el uso de minas antipersonas contra el bando rebelde. Sus t¨¦cnicos descubrieron esta semana m¨¢s de 50 minas antipersonales y "antiveh¨ªculos" cerca de unas torres de alta tensi¨®n fuera de Ajdabiya.
Estrategia titubeante
Los poqu¨ªsimos libios que permanecen en Bin Yauad, Es Sider, Ras Lanuf, Al Ugaila y Brega deben de estar sorprendidos, si no hastiados, por lo movedizo del frente b¨¦lico. En Ajdabiya, puerta de Cirenaica, cientos de familias volv¨ªan a escapar ayer, otra vez, temerosas de que los soldados o mercenarios de Gadafi regresen a las estribaciones de la ciudad, liberada el s¨¢bado pasado. Estas poblaciones al borde del Mediterr¨¢neo han pasado del dominio de las tropas del dictador a manos rebeldes, y viceversa, dos veces en pocas semanas. El martes, los sublevados comenzaron a huir. Ayer imprimieron gran velocidad a su fuga hacia el oriente.
Tres d¨ªas sin bombardeos aliados en el este libio han desplazado los combates con inusitada rapidez, mientras la coalici¨®n internacional titubea ante la estrategia a seguir para que el tirano abandone el pa¨ªs. Parecen apostar a que las sanciones econ¨®micas y sus llamamientos para que los fieles a Gadafi le traicionen surtan efecto antes que abastecer de armas a los insurgentes o lanzar ataques que puedan provocar cientos de bajas entre los uniformados leales al d¨¦spota.
Emisarios de Par¨ªs y Londres han visitado Bengasi para entrevistarse con el Consejo Nacional, el Gobierno de facto de los insurrectos, coincidiendo con la expulsi¨®n de diplom¨¢ticos libios de la capital brit¨¢nica. Han sido congelados los fondos soberanos del pa¨ªs magreb¨ª, se ha decretado un embargo de armas, y se ha prohibido viajar al extranjero a 40 miembros de la c¨²pula dirigente. Aunque no a todos, como si se deseara crear fisuras en el Ejecutivo libio. El ministro de Exteriores, Musa Kusa, anunci¨® anoche su deserci¨®n nada m¨¢s aterrizar en Londres procedente de T¨²nez, extremo confirmado por un portavoz del Gobierno brit¨¢nico. Y la algarab¨ªa atron¨® en Bengasi. Occidente prefiere incitar el colapso del r¨¦gimen desde sus entra?as.
Seg¨²n el portavoz de los rebeldes, el coronel Ahmad Omar Bany, las tropas de Gadafi est¨¢n apoyadas por entre 3.200 y 3.600 soldados de la Guardia Republicana chadiana, bajo el mando del vicedirector de la Seguridad Nacional de Chad, Isa Bahar, primo del presidente Idris Deby. "Es una fuerza muy preparada con armamento pesado y altamente mecanizada", ha se?alado el portavoz, quien ha explicado que los milicianos rebeldes solo disponen de armas ligeras, por lo que se ha optado por una retirada "t¨¢ctica" hasta trazar una mejor estrategia para hacerles frente.
"Para hacer frente a esta fuerza, necesitamos de armas con las que se puedan destruir tanques y artiller¨ªa de 155 mm", que es lo que est¨¢n empleando los gadafistas, ha precisado Bany, adem¨¢s de entrenamiento en el uso de armas pesadas.
Una apresurada retirada
Anteayer, pasadas las diez de la ma?ana, seis kil¨®metros al oeste de Bin Yauad, a medio camino entre Tr¨ªpoli y Bengasi, se o¨ªan cercanas fuertes explosiones. Las tropas de Gadafi avanzaban firmes y la desbandada de los sublevados fue masiva. Hab¨ªan recorrido cientos de kil¨®metros desde el s¨¢bado en direcci¨®n a Sirte. No muy lejos de esta localidad termin¨® la embestida insurrecta, hasta ayer los aviones franceses y brit¨¢nicos se abstuvieron de bombardear a las fuerzas del aut¨®crata. Inexpertos -la mayor¨ªa se estrena en el manejo de armas-, los alzados son un compendio de temeridad e indisciplina. Los hay que se acercan al campo de batalla como si la guerra fuera un pasatiempo; algunos no demuestran entusiasmo por combatir, y no falta alg¨²n imb¨¦cil que se dedica a hacer trompos con su coche. Solo pueden mirar al cielo, rogando que aparezcan los cazas franceses.
No extra?a que los civiles dejen sus ciudades como un paraje lunar. Los testimonios de secuestros o de violaciones de chicas en presencia de sus parientes se escuchan en Brega y Ajdabiya. Las potencias occidentales han causado grandes destrozos en las bases libias y a su fuerza a¨¦rea, pero muy escasas bajas. Sin un escarmiento contra las fuerzas terrestres, Gadafi podr¨ªa resistir. Par¨ªs, Londres y Washington son conscientes de que varios dirigentes ¨¢rabes observan con recelo la intervenci¨®n, y tampoco quieren embarrarse en una tercera aventura en un Estado musulm¨¢n. Las misiones en Irak y Afganist¨¢n son ya suficiente carga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.