Una conversaci¨®n con Felipe Gonz¨¢lez y Miquel Roca
¡°En toda crisis hay una quiebra de la confianza. Sucede con las crisis econ¨®micas, pero tambi¨¦n en las pol¨ªticas y en las sociales. Hay quiebra de la confianza porque antes se ha producido un abuso de la confianza. Una es el resultado de la otra. Las crisis se declaran cuando se rompen los consensos y los ciudadanos dejan de confiar en las instituciones. La m¨¢s b¨¢sica es la del cr¨¦dito, que afecta a la circulaci¨®n fiduciaria, es decir, a la moneda. Sin el fluir del dinero el sistema de producci¨®n e intercambio se colapsa. Las crisis que atraviesa Europa afectan ahora a su modelo social, a las finanzas p¨²blicas de muchos de sus pa¨ªses socios, a su moneda o, lo que es m¨¢s grave, su proyecto pol¨ªtico. Pero lo que hay en su fundamento es una quiebra de la confianza. Sin cr¨¦dito y sin confianza no funciona la econom¨ªa. Pero tampoco funciona la sociedad pol¨ªtica.
¡°Esta es una crisis global, aunque su origen parezca meramente financiero. Sus tent¨¢culos se extienden a todos los aspectos de nuestras vidas y de nuestro mundo, o mejor, del mundo tal como lo hemos conocido. Pero tiene su expresi¨®n m¨¢s lacerante en el ¨¢mbito m¨¢s pr¨®ximo. De ah¨ª parte este hilo, que en nuestro caso se expresa como una cierta quiebra en las relaciones entre Catalu?a y Espa?a. Aunque su apariencia es secular, revestimiento de un antiguo desentendimiento, en la ¨²ltima d¨¦cada la tensi¨®n ha adoptado unas formas nuevas y se ha manifestado con enorme vigor, hasta llevar a un enfrentamiento de legitimidades, ins¨®lito en la reciente historia de la democracia espa?ola, alrededor del nuevo Estatuto de Catalu?a.
¡°Aprobado en el Parlamento catal¨¢n por una mayor¨ªa reforzada, enmendado y aprobado de nuevo por las dos c¨¢maras parlamentarias, Congreso y Senado, que representan la soberan¨ªa espa?ola, y ratificado por los ciudadanos de Catalu?a en refer¨¦ndum, el texto del Estatuto fue recurrido luego por el Partido Popular y por el Defensor del Pueblo ante el Tribunal Constitucional, que anulo 14 art¨ªculos e interpret¨® en conformidad con la Constituci¨®n 27 art¨ªculos m¨¢s. La reacci¨®n ante la sentencia fue de profundizaci¨®n del sentimiento de agravio en Catalu?a en la misma medida que fue de alivio en el resto de Espa?a. Exactamente de esta doble y contradictoria reacci¨®n parte la pregunta que se formula en el t¨ªtulo de este libro: ?Podemos todav¨ªa entendernos? Esta interrogaci¨®n sirve para abarcar tanto la crisis local como la atm¨®sfera de crisis europea y global, reformulada como una pregunta equivalente pero mucho m¨¢s amplia: ?Somos capaces los catalanes, los espa?oles y los europeos de reanudar la conversaci¨®n democr¨¢tica que nos permita crear nuevos consensos para remontar esta crisis?
¡°Reun¨ª a Felipe Gonz¨¢lez y Miquel Roca en dos sesiones, una en octubre, antes de las elecciones, y otra en diciembre, ya con el nuevo gobierno, de donde salieron casi 20 horas de grabaci¨®n. La primera, un fin de semana entero, tuvo lugar en un pueblo ampurdan¨¦s; la segunda, un d¨ªa de trabajo, ma?ana y tarde, en un hotel madrile?o del barrio de Chamber¨ª. Para terminar de situar exactamente el momento de las conversaciones, los encuentros se celebraron antes de la aprobaci¨®n del Acuerdo Social para el Empleo, el Crecimiento y la Garant¨ªa de las Pensiones, de los sucesivos decretos de reforma y bancarizaci¨®n de las Cajas de Ahorro y de la visita de la canciller Angela Merkel a Madrid, en un gesto de espaldarazo a los esfuerzos del Gobierno de Zapatero por atajar la crisis financiera y los ataques a la deuda espa?ola. Las conversaciones rozan y a veces incluso entran en los debates m¨¢s de detalle de la actualidad pol¨ªtica y econ¨®mica espa?ola, pero se ha evitado al m¨¢ximo, tanto en su conducci¨®n como posteriormente en la elaboraci¨®n del texto, que los elementos coyunturales devoraran los debates de fondo.
¡°No fue muy dif¨ªcil, como ya se ha dicho, obtener el acuerdo de ambas personalidades. Tampoco present¨® una dificultad mayor acomodar sus agendas para encontrar los huecos que les juntaran para conversar. Y una vez sentados debo a?adir que no supuso ning¨²n esfuerzo hacerles hablar, m¨¢s bien al contrario. Todo ello, sentarles y hacerles hablar, ha sido un aut¨¦ntico privilegio para m¨ª, que ahora puedo compartir con los lectores. Tambi¨¦n a Felipe Gonz¨¢lez y a Miquel Roca quiero agradecerles su paciencia y su comprensi¨®n por los engorros y las molestias que acarrea fabricar un libro como este.
¡°El lector escuchar¨¢ a trav¨¦s del texto una conversaci¨®n llana y franca entre dos pesos pesados de la pol¨ªtica espa?ola, y en estos momentos tambi¨¦n de la historia de Espa?a, en la que se expresan con gran libertad y desenvoltura sobre las cuestiones m¨¢s pol¨¦micas y candentes de la actualidad pol¨ªtica. Quienes hemos tenido la oportunidad de conocer el ¡®directo¡¯ y hemos trabajado luego en las sucesivas versiones de las conversaciones, tenemos la impresi¨®n, que esperamos transmitir al lector en el texto final, de que hay momentos en que asistimos a los ejercicios de esgrima verbal de dos grandes cabezas dial¨¦cticas de la transici¨®n. Si hay intercambio de golpes, parecen gestos de reverencia o de afecto. Si hay desacuerdos y divergencias, que los hay, son entonados arm¨®nicamente bajo la melod¨ªa com¨²n que establece la posibilidad efectiva de entenderse. La respuesta a la pregunta que corresponde al t¨ªtulo de estas conversaciones no llega al final del libro sino que es el mismo libro e incluso previamente el encuentro y la conversaci¨®n.
¡°Tanto Felipe Gonz¨¢lez como Miquel Roca corroboran algo que la mayor parte de lectores sab¨ªa, pero que en estas conversaciones encuentra su mejor expresi¨®n: ambos tienen ganas de hablar y de intervenir, tienen tambi¨¦n mucho que decir y quieren dejarse sentir como voces autorizadas y con la credibilidad que les da su larga experiencia y su rico curr¨ªculum pol¨ªtico. En algunos momentos, la conversaci¨®n adquiere un cierto car¨¢cter de tertulia, con divagaciones y meandros, sin que seg¨²n mi parecer pierda altura. Por el contrario, las desviaciones del curso central aportan elementos y datos para que el lector se haga una idea cabal ya no de lo que dicen ambos personajes sino tambi¨¦n de c¨®mo son.
¡°De hecho, hablar e intervenir forma parte incluso de las obligaciones que ambos se han impuesto y que se derivan del destacado lugar que han ocupado en los recientes a?os de nuestro pasado pol¨ªtico y de los d¨¦ficits de ideas y de debates que ofrece nuestra vida civil. De alguna forma este libro tambi¨¦n es una indirecta reivindicaci¨®n de la experiencia, del di¨¢logo inter generacional y de la mezcla o ¡®mix¡¯ generacional en la configuraci¨®n de una opini¨®n pol¨ªtica plural y representativa.
¡°Gonz¨¢lez y Roca no ocultan su satisfacci¨®n por el ¨¦xito colectivo que significaron la transici¨®n democr¨¢tica y la construcci¨®n del Estado de las autonom¨ªas, precisamente en el momento en que surgen voces cr¨ªticas con aquella etapa de la historia de Espa?a. No es extra?o que esta satisfacci¨®n tenga adem¨¢s una fuerte vertiente personal. Ambos creen que es lo mejor que le ha sucedido a este pa¨ªs en los tres ¨²ltimos siglos y temen que ahora una actitud fr¨ªvola, con derivas revisionistas, pueda meternos en un t¨²nel del tiempo que nos haga retroceder varias d¨¦cadas con la misma velocidad con que conseguimos avanzarlas hace bien pocos a?os.
¡°Uno y otro parecen haber acordado silenciosamente el final de una etapa de cierta autocontenci¨®n en la expresi¨®n de las propias opiniones. Hablan, y lo hacen a gusto, porque quieren que sus conciudadanos reaccionen. Y con un objetivo: para compartir su alarma ante los numerosos cambios que est¨¢ experimentando nuestro mundo en contraste con nuestra tibia o escasa reacci¨®n y para crear un sentido de emergencia que nos conduzca a la acci¨®n. Si pudiera resumirse su actitud en una frase ser¨ªa ¨¦sta: reaccionen, conciudadanos, no se queden dormidos y de brazos cruzados.
¡°Este libro no tiene secretos ni intenciones ocultas. Es evidente que en toda pregunta est¨¢ contenida la respuesta. Su historia es la que aqu¨ª se cuenta: en su inicio es la idea feliz de un editor que observa el deterioro del clima pol¨ªtico alrededor de las relaciones entre Catalu?a y Espa?a, o en otras palabras, el encaje, t¨¦rmino que ya es moneda corriente; corroborada luego por la aceptaci¨®n de los protagonistas y de quien firma estas l¨ªneas; y con la esperanza y el prop¨®sito de que encuentre id¨¦ntica sinton¨ªa con los lectores de toda Espa?a, por supuesto. La lectura es una forma de di¨¢logo. De ah¨ª que atraer e interesar a los lectores sea tambi¨¦n una forma de entenderse, es decir, de responder positivamente a la pregunta del libro.
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