Brasil pretende acabar con el "secreto eterno" de los documentos reservados
Dilma Rousseff quiere revocar una ley de sus dos antecesores Cardoso y Lula
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, fue miembro de la resistencia contra la dictadura brasile?a en los a?os sesenta y perteneci¨® a un grupo guerrillero. Fue detenida en 1970 y un tribunal militar la conden¨® sin garant¨ªas legales, fue sometida a torturas y estuvo prisionera hasta 1973.
Quiz¨¢s por eso, no le gustan los secretos. Al contrario que sus dos antecesores, los expresidentes Fernando Henrique Cardoso y Luiz In¨¢cio Lula da Silva, que decretaron el "secreto eterno" de algunos documentos reservados, ha decidido apoyar un proyecto de ley, que se tramita ya en el Congreso, para revocar dicho secreto. La presidenta quiere acelerar la aprobaci¨®n del nuevo texto con motivo del d¨ªa Mundial de la Libertad de Prensa, que la ONU celebra anualmente el d¨ªa 3 de mayo.
Hasta ahora, los documentos secretos recib¨ªan un grado de clasificaci¨®n, que debe decretar la autoridad competente. En el pasado, el Gobierno brasile?o consider¨® secretos los telegramas diplom¨¢ticos; los pol¨¦micos documentos del tiempo de la dictadura, muchos de ellos a¨²n no desvelados, y los de la guerra de Paraguay, entre otros.
Actualmente, los documentos considerados ultrasecretos permanecen como tales durante 30 a?os, plazo que puede ser renovado hasta el infinito, seg¨²n los decretos de los expresidentes Cardoso (1995-2002) y Lula (2003-2010).
Durante el mandato de Lula, el presidente abog¨® por el mantenimiento del "secreto eterno" para algunos documentos supersecretos, con el voto en contra de la entonces ministra de la Casa Civil y hoy presidenta de la rep¨²blica, Dilma Rousseff. En el Congreso se anul¨® la cl¨¢usula que permit¨ªa derogar indefinidamente los plazos del sigilo de algunos documentos.
Ahora, ya como presidenta, Rousseff pretende, con su apoyo, que la nueva ley acabe definitivamente con dicho "secreto eterno" y, por ello, intenta que el proyecto sea clasificado como urgente y se tramite directamente en el plenario del Senado. El secreto de los documentos de la dictadura militar, especialmente, ha supuesto siempre una espina para la opini¨®n p¨²blica brasile?a y fue motivo de cr¨ªticas de las instituciones internacionales que luchan por la defensa de los derechos humanos.
Rousseff, precisamente por haber sido una de las v¨ªctimas de la dictadura, quiere ser la que acabe con dichos informes secretos para que, alg¨²n d¨ªa, pueda salir todo a la luz. Es un paso m¨¢s en la afirmaci¨®n de su personalidad y no duda en distanciarse de algunas posturas de su antecesor y mentor, Lula da Silva, m¨¢s r¨ªgidas en materia de derechos humanos.
Y es por eso que desea que este decreto pueda ser presentado el D¨ªa Mundial de la Libertad de Prensa, otro de los aspectos en los que la presidenta se presenta con mayor apertura que su antecesor, tras haber acu?ado la expresi¨®n ?que la compromete p¨²blicamente? de que "prefiere el ruido de los peri¨®dicos al silencio de las dictaduras".
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