Zelaya se pone al frente de la izquierda hondure?a tras regresar del exilio
El exmandatario pide el reingreso de su pa¨ªs en la OEA
El regreso de Manuel Zelaya a Honduras estuvo cargado de s¨ªmbolos. El primero tiene que ver con el ¨¦xito de la diplomacia. El expresidente pudo volver con honores a su pa¨ªs -del que fue expulsado a punta de fusil y en pijama hace 23 meses- porque el actual mandatario hondure?o, Porfirio Lobo, fue capaz de resistir las presiones de la oligarqu¨ªa local, que sigue viendo a Zelaya como a un loco peligroso, y establecer un tri¨¢ngulo de entendimiento con Colombia y Venezuela. El segundo s¨ªmbolo es la aparici¨®n, a ra¨ªz del golpe y por primera vez en la historia del peque?o pa¨ªs centroamericano, de una izquierda potente. "Un santo que no hace milagros no tiene feligreses", dijo a este peri¨®dico Carlos H. Reyes, dirigente del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), "y nosotros hemos hecho el milagro de consolidar un movimiento de izquierda. Los hondure?os queremos dejar atr¨¢s el estigma de rep¨²blica bananera".
Una izquierda que, de forma multitudinaria, fue a recibir a Zelaya al aeropuerto de Tegucigalpa. El "comandante vaquero" -as¨ª lo defini¨® Hugo Ch¨¢vez- lleg¨® escoltado por los leales que lo siguieron hasta el exilio y por una nutrida representaci¨®n internacional. Ya desde el estrado, pidi¨® que la labor del presidente Lobo en pos de la reconciliaci¨®n sea reconocida internacionalmente admitiendo de nuevo a Honduras en la Organizaci¨®n de los Estados Americanos (OEA) y advirti¨® de que regresa para hacer pol¨ªtica: "Vamos a proponer una alianza para la Constituyente y para el plebiscito, vamos con la resistencia popular al poder de la naci¨®n...".
Fue precisamente la intenci¨®n de Zelaya de cambiar la Constituci¨®n -con el objetivo ¨²ltimo de perpetuarse en el poder- la raz¨®n que los golpistas esgrimieron para sacarlo del pa¨ªs. El s¨¢bado, mientras esperaba el retorno del ex presidente, el secretario general de la OEA, Jos¨¦ Miguel Insulza, cont¨® a este peri¨®dico su experiencia hondure?a: "He aprendido muchas lecciones, pero sin duda la primera es que hay que actuar antes de que se produzca el golpe. Hacer lo que sea, pero antes, porque luego ya es muy dif¨ªcil arreglarlo. Mire, yo vine ac¨¢ con una limitaci¨®n, la de no encontrarme con los golpistas, porque me lo hab¨ªan pedido los embajadores, pero le voy a confesar que me hubiera saltado la regla si hubiera visto alguna disposici¨®n de alguien a cambiar las cosas. Pero habl¨¦ con el cardenal, con los candidatos, con el presidente de la Corte de Justicia... y la conclusi¨®n que saqu¨¦ fue que estaban muy orgullosos de lo que hab¨ªa ocurrido".
Hace dos a?os, Zelaya se fue a dormir sin darse cuenta de que todos los poderes del Estado lo hab¨ªan abandonado. Ahora ya no est¨¢ solo. El golpe propici¨® un movimiento de indignaci¨®n que sigue vivo. De ¨¦l -un personaje imprevisible? depende en buena parte el futuro de Honduras.
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