El PRI arrasa en su camino hacia la reconquista del poder en M¨¦xico

El viejo PRI ni estaba muerto ni estaba de parranda. Su abrumadora victoria del domingo en los tres Estados que disputaba -Coahuila, Nayarit y, sobre todo, Estado de M¨¦xico- viene a demostrar que el partido hegem¨®nico en M¨¦xico hasta 1996 est¨¢ en disposici¨®n de concluir su traves¨ªa del desierto. Su actual carta de presentaci¨®n no es mala: domina 19 de los 32 Estados de la Rep¨²blica y enfrenta las elecciones presidenciales de 2012 con un candidato muy reforzado -el gobernador saliente del Estado de M¨¦xico, Enrique Pe?a Nieto- y con una maquinaria electoral tan mort¨ªfera como siempre. Enfrente, la desolaci¨®n. Una derecha muy desgastada por la espiral de violencia que ya ha costado m¨¢s de 40.000 vidas y una izquierda dividida y sometida a los err¨¢ticos designios de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, el candidato del PRD que en 2000 no reconoci¨® la derrota frente a Felipe Calder¨®n, se autoproclam¨® "presidente leg¨ªtimo" y se ech¨® a los caminos en una campa?a electoral continua con la vista puesta en el 2012.

Pero, desde aquel plant¨®n que L¨®pez Obrador protagoniz¨® en el paseo de la Reforma, la situaci¨®n ha cambiado mucho. Aunque siga siendo su obsesi¨®n, tal vez Calder¨®n ya no sea su rival. Para empezar, porque el viejo PRI al que muchos dieron por muerto, una reliquia del peor pasado de M¨¦xico, sigui¨® trabajando en lo que mejor sabe hacer: conservar lealtades all¨ª donde no las perdi¨® nunca -nada m¨¢s y nada menos que en 10 Estados jam¨¢s gobern¨® otro partido- y, desde ah¨ª, lanzarse a la reconquista de la presidencia. De cara a 2012, el PRI ha consolidado a un candidato muy medi¨¢tico, Enrique Pe?a Nieto, seguramente m¨¢s h¨¢bil pol¨ªticamente de lo que propios y extra?os estaban dispuestos a reconocerle. Sin embargo, el contundente resultado que ha obtenido el candidato del PRI al Estado de M¨¦xico tal vez no sea lo m¨¢s importante. Si bien es verdad que Eruviel ?vila ha logrado el 62,5% de los votos frente al 21% de Alejandro Encinas, el candidato del PRD, y a un 12.5% de Luis Felipe Bravo Mena, el aspirante del PAN; no es menos cierto que tambi¨¦n hace seis a?os el PRI de Pe?a Nieto gan¨® por goleada en el Estado de M¨¦xico y luego qued¨® en tercer lugar en la carrera por la presidencia. Lo que, en cambio, s¨ª parece relevante es que frente a la situaci¨®n actual del PRI -buenos resultados y un candidato ungido-, el PAN y el PRD no ofrecen grandes alternativas.

El partido de Felipe Calder¨®n a¨²n no ha decidido a qui¨¦n postular, y varios secretarios de Gobierno luchan por hacerse acreedores del favor del presidente al tiempo que enfrentan la complicada situaci¨®n que atraviesa el pa¨ªs. Con respecto al PRD, ah¨ª la situaci¨®n es de guerra abierta. Los dirigentes izquierdistas del Estado de M¨¦xico ya est¨¢n responsabilizando a L¨®pez Obrador de la dolorosa derrota. Por haber impuesto a su candidato y, sobre todo, por haberse negado en redondo a una coalici¨®n con la derecha para frenar al PRI. Viejo guardi¨¢n de las esencias de la izquierda, L¨®pez Obrador no est¨¢ dispuesto a reconocer lo que los datos, tozudos, se empe?an en demostrarle. Si no fuera porque, contra su voluntad, el PRD se ali¨® con el PAN el pasado a?o en las elecciones estatales de Puebla, Oaxaca y Sinaloa, el PRI hubiese ganado tambi¨¦n en esos Estados y hoy, en vez de tener 19 gobernadores, dispondr¨ªa de 22... de los 32 que conforman la Rep¨²blica. Ahora, la izquierda mexicana, tradicionalmente dividida, tendr¨¢ que decidir si decide marchar tras L¨®pez Obrador en solitario hacia otra m¨¢s que presumible derrota o hacer de tripas coraz¨®n y encargar al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, que lidere una candidatura m¨¢s pragm¨¢tica, que no asuste al poder econ¨®mico y que, llegado el caso, pudiera suscribir alg¨²n tipo de acuerdo con la derecha para frenar el regreso del PRI. ?Estar¨ªa dispuesto L¨®pez Obrador a renunciar a favor de Marcelo Ebrard? Hay preguntas -sobre todo en pol¨ªtica- que solo el tiempo se atreve a contestar.