La ONU declara que hay hambruna en dos regiones del sur de Somalia
La ayuda llega tarde a las zonas controladas por la milicia islamista Al-Shabab
La sequ¨ªa que afecta a once millones de personas en el Cuerno de ?frica, la peor en 50 a?os, se ha convertido en hambruna en dos regiones de Somalia. La ONU ha declarado que en Bakool y Lower Shabelle, al sur, el 30% de los ni?os sufre malnutrici¨®n aguda y que dos adultos y cuatro ni?os de cada 10.000 mueren de hambre al d¨ªa, algo que no sucede desde hace 19 a?os.
Cada d¨ªa 3.000 somal¨ªes huyen a Kenia y Etiop¨ªa haciendo un enorme esfuerzo f¨ªsico tras caminar durante semanas. Seg¨²n ACNUR, desde enero han llegado a los campos de Dollo Ado (en el sur et¨ªope) y Dadaab (al este de Kenia) 166.000 refugiados. Este ¨²ltimo alberga ya a 382.000 personas -est¨¢ lleno desde hace a?os-, "cuatro veces la capacidad para la que fue construido", seg¨²n la agencia de la ONU.
Mike Sunderland, portavoz de Save the Children, explica que a Dadaab llegan 800 ni?os al d¨ªa y admite, desde all¨ª, que es "extremadamente dif¨ªcil atenderlos a todos. Algunos mueren en cuanto llegan al campo, y otros muchos fallecen en el camino".
El desbordamiento es tal que en Dadaab, los reci¨¦n llegados se tienen que instalar en los suburbios del campo. Alfonso Verd¨², coordinador de M¨¦dicos sin fronteras en el Cuerno de ?frica, calcula que son unas 50.000 personas. "Hasta hace una semana, se pod¨ªa llegar a tardar hasta 40 d¨ªas en entregarles la segunda raci¨®n de comida, y en Etiop¨ªa, en Dollo Ado, ha habido esperas de hasta nueve d¨ªas para la primera".
La sequ¨ªa no lo explica todo
Por s¨ª sola, la sequ¨ªa no explica por qu¨¦ Somalia es el pa¨ªs m¨¢s afectado ni la dimensi¨®n del desastre para cerca de tres millones de personas, las que viven en el sur del pa¨ªs. La FAO alert¨® en octubre del riesgo de sequ¨ªa. Kenia y Etiop¨ªa cuentan con Estados capaces de canalizar los recursos propios y los internacionales para atender a la poblaci¨®n y planificar la distribuci¨®n de alimentos y el transporte de agua en caso de emergencia.
Somalia no. All¨ª, en una situaci¨®n de guerra desde 1991, la ayuda estatal apenas existe -en el sur, sencillamente, no hay Estado- y la internacional est¨¢ llegando tarde. Hasta hace 15 d¨ªas, la milicia integrista isl¨¢mica de Al Shabab, que controla el sur del pa¨ªs y que la CIA vincula a Al Qaeda, imped¨ªa a las agencias humanitarias llegar a la poblaci¨®n, amenazando a su personal e imponiendo severas restricciones.
A principios de 2010, el Programa Mundial de Alimentos se retir¨® de la zona. Al Shabab pretend¨ªa cobrar tasas para la distribuci¨®n alimentaria o evitar que hubiera mujeres entre las organizaciones que llevaban la ayuda. Amnist¨ªa Internacional public¨® ayer un informe que denuncia el reclutamiento como soldados de ni?os por parte de Al-Shabab y otros grupos armados.
De la violencia que se vive en el pa¨ªs -que dificulta el trabajo y el acceso de las ONG-, da cuenta este dato: el a?o pasado, solo en un hospital de Mogadiscio, M¨¦dicos sin fronteras practic¨® 3.670 cirug¨ªas de guerra. La mitad, a mujeres y ni?os.
Los precios de los alimentos son demasiado caros
Los elevados precios internacionales de los alimentos contribuyen decisivamente al caos. Con una cabra, un ganadero somal¨ª pod¨ªa comprar unos 300 kilos de grano. Ahora, esa cabra solo le sirve para conseguir 50. En un pa¨ªs que depende casi por completo de la agricultura y donde las familias emplean entre el 75% y 80% de su renta en comer, esa diferencia es crucial.
Cristina Amaral, jefa del servicio de emergencia de la FAO para ?frica, explica que "es el segundo a?o consecutivo en el que apenas llueve en la estaci¨®n h¨²meda. Las cosechas se resienten mucho, y es dif¨ªcil alimentar el ganado, el banco de los pobres. En el sur, el sorgo, uno de los cereales b¨¢sicos en la dieta local, cuesta un 240% m¨¢s, y lo mismo sucede con el ma¨ªz, que est¨¢ entre un 120% y un 150% m¨¢s caro".
La poblaci¨®n del Cuerno de ?frica est¨¢ costumbrada a la escasez de agua y a adaptar la agricultura y la ganader¨ªa a esas condiciones estacionales. Sin embargo, el cambio clim¨¢tico est¨¢ descabalando sus predicciones y ahora, como explica Enrique de Loma-Ossorio, codirector del Instituto de Estudios del Hambre, "la poblaci¨®n es m¨¢s vulnerable. Llueve de manera imprevisible, por lo que no pueden aprovechar la lluvia para las cosechas".
Puedes donar a trav¨¦s de:
ACCI?N CONTRA EL HAMBRE
Banco Santander 0049 0001 59 2810090000
Cajamadrid 2038 1052 44 6000741510
La Caixa 2100 2999 93 0200030018
ACNUR
LA CAIXA: 2100-2262-16-0200286870
BANCO SANTANDER: 0049-0001-51-2710070009
BBVA: 0182-2325-09-0010001000
CAJA MADRID: 2038-1041-21-6000560098
INTERM?N OXFAM
BBVA 0182 60350 46 0201506422 IBAN ES81
BSCH0049 1806 92 2012020321 IBAN ES86
Caixa Catalunya 2013 0500 12 0213849895 IBAN ES09
Caja Madrid 20388978 10 6000172112 IBAN ES39
CAN2054 0300 50 9156809805 IBAN ES02
La Caixa 21000765 83 0200213395 IBAN ES92
AMREF
Banco Sabadell:0081 0569 85 0001613364
Bankinter: 0128 0010 92 0102797264
o desde la web
UNICEF
BBVA 0182 2370 40 0208517159
o desde la web
M?DICOS SIN FRONTERAS
Donaciones a trav¨¦s de la web
SAVE THE CHILDREN
Banco Santander 0049 1837 58 2910344142
o desde la web
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.