"Prefer¨ªa morir ahogada antes que por un tiro"
Una superviviente del tiroteo en Utoya cuenta c¨®mo lo vivi¨® en su blog personal
Este es el testimonio de Khamshajiny Gunaratnam una de las supervivientes del tiroteo en la isla de Utoya (Noruega). Lo colg¨® en su blog cuando lleg¨® a su casa a las dos de la madrugada. Este peri¨®dico ha intentado ponerse en contacto con ella, pero no ha recibido respuesta. La BBC la ha entrevistado este mediod¨ªa y otros medios internacionales tambi¨¦n han contado su historia, que ella misma ha titulado como "El peor d¨ªa de mi vida".
"Todav¨ªa estoy en estado de shock. Acabo de llegar a casa. Me han tra¨ªdo desde un hotel en Sundvollen. Estoy en shock y no he podido derramar ni una l¨¢grima. No me lo puedo creer. Hoy podr¨ªamos haber sido asesinados, cazados.
?Qu¨¦ puedo decir? La ¨²ltima idea normal que tuve en mi cabeza fue sobre la organizaci¨®n estudiantil de la AUF (Juventudes del partido laborista). Solo est¨¢bamos en un taller de pol¨ªtica, es lo que hac¨ªamos en Utoya.
Un buen amigo se acerc¨® y me inform¨® sobre la explosi¨®n que hab¨ªa tenido lugar en Oslo. Hab¨ªa mucha gente preocupada, por supuesto. El ambiente no era bueno y muchos pensaban que eran los peores momentos del a?o, pero pasaron m¨¢s cosas. Ten¨ªa un nudo en la garganta, el mayor que hab¨ªa tenido en mi vida.
Nos llamaron de la administraci¨®n para informarnos a todos al mismo tiempo (y verazmente). Fue una reuni¨®n muy ¨²til y la gente que ten¨ªa familiares en Oslo comprob¨® que todos estaban bien.
A m¨ª me cost¨® mucho hablar con alguien de mi familia. Por fin me confirmaron que tres de ellos no estaban en Oslo y que otro se encontraba lejos del centro. Ya pod¨ªa respirar tranquila.
La secretaria General, Helen Brenna se acerc¨® y me pregunt¨® si necesitaba hablar con alguien. Fue entonces cuando escuchamos el tiroteo. ?Qu¨¦ diablos est¨¢ pasando?, pensamos.
De repente vi a los chicos subir. Nos dec¨ªan que nos escondi¨¦ramos. Corr¨ªan hacia el edificio principal. Los disparos se acercaron. Yo cre¨ªa que era una broma, pero hoy se ha demostrado que no podemos estar seguros de nada.
Me met¨ª en el ba?o y puse el m¨®vil en silencio. Lo guard¨¦ para no perderlo. Escuch¨¦ las voces de algunos conocidos y sal¨ª. Pero todav¨ªa no hab¨ªa terminado. Salimos corriendo y fuimos hacia el muelle. Tropezamos con los arbustos y las rocas enormes, lo que me caus¨® numerosas heridas. ?ramos unas 15 o 20 personas. Yo estaba estresada, pero Matti me abraz¨® y me tranquiliz¨®.
Lo peor fue cuando nos enteramos que el que disparaba estaba disfrazado de polic¨ªa. ?Maldita sea! ?En qui¨¦n podemos confiar entonces? A¨²n as¨ª, llamamos a la polic¨ªa. Pero no llegaban. Le dije a mi amigo Munir que pidiera ayuda v¨ªa Facebook, quiz¨¢s alguien que tuviera un barco podr¨ªa ayudarnos.
Corrimos de vuelta y los disparos se acercaron. Matti me dijo que ten¨ªamos que nadar. ?C¨®mo podr¨ªa hacerlo? No llegar¨ªa lejos con las botas que llevaba.
Trond Agnar apareci¨® de repente. Dijo que muchos hab¨ªan intentado nadar, pero que hab¨ªan dado marcha atr¨¢s porque el agua estaba helada. Hac¨ªa demasiado fr¨ªo, estaba demasiado lejos. Era demasiado dif¨ªcil.
Pero prefer¨ªa morir ahogada que por un tiro. Lo siento.
Me quit¨¦ la ropa y empec¨¦ a nadar.
Nad¨¦. Matti me dijo lo correcto, hizo lo correcto y me oblig¨® a seguir. "Kamzy, ahora no puedes mirar atr¨¢s, debes mirar hac¨ªa la costa y pensar que esa es tu meta".
O¨ªmos disparos todo el tiempo, tantos que me sorprende que ninguno nos alcanzara. M¨¢s tarde supe que aquel hombre hab¨ªa disparado contra nosotros, nos hab¨ªa perseguido.
Pero yo nad¨¦. Alg¨²n barco nos salvar¨ªa. Y lo hicieron.
Un barco nos lanz¨® un chaleco salvavidas y vino a recogernos. Cuando sub¨ª a bordo no pens¨¦ "estamos salvados". Todav¨ªa nos pod¨ªan disparar. No me sent¨ªa segura. En absoluto.
Cuando tocamos tierra, la gente nos prest¨® su ayuda. Nos dieron toallas y nos llevaron a la estaci¨®n de Esso, donde esperaba la polic¨ªa y el personal de la ambulancia. Yo estaba en shock. No fui capaz de soltar ni una l¨¢grima.
Mi amigo Suganthan estaba enfadado porque mi m¨®vil hab¨ªa dejado de funcionar. Querido Suganthan, ?estoy contenta de que est¨¦s vivo!
La ministra de Cultura, Anniken Huitfeldt, me llam¨®. No se de qui¨¦n era el tel¨¦fono, solo se que una chica se acerc¨® y me dijo Anniken quiere hablar contigo. Yo le pregunt¨¦ por qu¨¦ la polic¨ªa estaba tardando tanto. Ella estuvo de acuerdo conmigo. Trat¨® de tranquilizarme y me pregunt¨® que hab¨ªa sucedido.
Esperamos en un hotel de Sundvollen. All¨ª nos inscribimos y nos mantuvimos unidos. Nosotros fuimos unos de los primeros en llegar. Poco a poco lo hicieron otros. Los entend¨ªa a la perfecci¨®n. Lo que todav¨ªa no entiendo es por qu¨¦ no he sido capaz de llorar. Quiero salir de este estado de shock.
?Qui¨¦n puede hacer algo as¨ª? Destruir edificios clave en Oslo y matar a futuros pol¨ªticos que se encuentran en un campamento de verano. ?Qu¨¦ mal hemos hecho? Los que recurren a la violencia no tienen argumentos. ?C¨®mo pudo hacer lo que hizo con mis amigos? Es surrealista. No lo entiendo.
"Nadie deber¨ªa bombardearnos en silencio. Nadie deber¨ªa dispararnos en silencio", ha dicho en su conferencia Jens Stoltenberg (primer ministro noruego). Estoy totalmente de acuerdo con ¨¦l.
Mi mente esta con todos las familias de los miembros de las juventudes del partido laborista. Ahora es el momento de contribuir y levantarnos los unos a los otros. Consolarnos mutuamente y mostrar nuestra parte m¨¢s humana.
Pero todav¨ªa estoy en shock. Es por eso que escribo esta nota. No puedo soportar contar la historia una y otra vez. Fue breve, pero sentimos miedo todo el tiempo. No creo que pueda expresarlo con palabras. Tambi¨¦n escuchamos a qui¨¦n hab¨ªan disparado. Los disparos. He preferido omitirlo. Los familiares merecen algo mejor.
No merecemos morir. Solo somos adolescentes normales comprometidos con la pol¨ªtica. Queremos hacer del mundo un lugar mejor.
Pienso en todos los que estuvieron hoy en Utoya.
Era importante para m¨ª sacar todo esto. Es importante."
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