Los estudiantes chilenos convocan a un paro nacional en la educaci¨®n para la pr¨®xima semana
Casi 900 detenidos y unos 90 polic¨ªas heridos tras la violencia del jueves.- Gran cacerolada en Santiago y varias ciudades del pa¨ªs.- Pi?era llama a los estudiantes a reanudar el di¨¢logo
Los dirigentes estudiantiles convocaron ayer un paro nacional en el sector educativo para la pr¨®xima semana, tras rechazar la propuesta que hizo el ministro de Educaci¨®n para que abandonen sus movilizaciones. El movimiento estudiantil se vio reforzado el jueves con el apoyo masivo de la poblaci¨®n, especialmente de las clases medias, que realizaron una cacerolada nocturna en protesta por la dureza de la represi¨®n tras la prohibici¨®n del Gobierno de que los j¨®venes marcharan por la principal avenida de Santiago.
La polic¨ªa militarizada detuvo a 874 personas durante las protestas del jueves y 90 carabineros resultaron heridos leves en todo el pa¨ªs, en una jornada de gran violencia que por momentos record¨® a las que se viv¨ªan bajo la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).
El conflicto estudiantil tiene desde hace casi dos meses en jaque al presidente de Chile, el conservador Sebasti¨¢n Pi?era, cuyo ¨ªndice de aprobaci¨®n popular ha ca¨ªdo hasta el 26%, el m¨¢s bajo que ha tenido un gobernante desde el regreso de la democracia en 1990, seg¨²n la encuesta del influyente Centro de Estudios P¨²blicos.
Estudiantes de secundaria, universitarios y profesores realizan de forma intermitente marchas de protesta, ocupaciones de centros, asambleas, huelgas de hambre y todo tipo de movilizaciones en las principales ciudades del pa¨ªs en demanda de cambios constitucionales para que el Estado asuma un mayor papel en la educaci¨®n, aporte m¨¢s recursos y reforme el sistema educativo construido durante la dictadura.
Una jornada diferente
La jornada del jueves inyect¨® combustible a las movilizaciones de los estudiantes, que ya mostraban los primeros signos de fatiga. El Gobierno ha aplicado una estrategia err¨¢tica ante el conflicto estudiantil, desconcertado ante un fen¨®meno social cuya existencia se ha empe?ado en negar.
El nuevo ministro de Educaci¨®n, Felipe Bulnes, se reuni¨® el lunes con los dirigentes del movimiento para intentar alcanzar un acuerdo. Pero el jueves, el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, les prohibi¨® marchar a lo largo de la Alameda de Santiago, el gran eje urbano que atraviesa la capital, argumentando que podr¨ªan producirse incidentes. La polic¨ªa aplic¨® la orden a rajatabla.
Al Gobierno le sali¨® el tiro por la culata. Sin amilanarse, varios miles de estudiantes -por la ma?ana de secundaria y por la noche universitarios acompa?ados por sus profesores- intentaron manifestarse en la Alameda. Los carabineros utilizaron gases lacrim¨®genos y ca?ones de agua y lanzaron sucesivas cargas, a pie y a caballo, contra los j¨®venes, que levantaron barricadas, lanzaron piedras y huyeron para reagruparse y volver a manifestarse. La circulaci¨®n de veh¨ªculos permaneci¨® interrumpida varias horas en la Alameda en medio de una atm¨®sfera irrespirable mientras los incidentes se extendieron por zonas cercanas. Cerca del centro de la ciudad, un local de unos grandes almacenes fueron saqueados y quemados.
Al anochecer, los canales de televisi¨®n chilenos comenzaron a retransmitir en directo durante varias horas los incidentes. Las im¨¢genes mostraban a j¨®venes desarmados que hu¨ªan de los carabineros. La protesta apelaba a la memoria hist¨®rica de los chilenos y los estudiantes convocaron a la poblaci¨®n a trav¨¦s de las redes sociales a efectuar una cacerolada contra la represi¨®n a las nueve de la noche (seis horas m¨¢s en la Espa?a peninsular).
A las ocho ya comenz¨® a escucharse el ruido de las cacerolas en muchos barrios de Santiago y en las principales ciudades, en especial en zonas de clase media, algo que no ocurr¨ªa en Chile desde los a?os ochenta, en las protestas contra el general Pinochet.
En un recorrido por Santiago este corresponsal observ¨® como familias completas, cientos de adultos y j¨®venes, sal¨ªan a las calles y plazas, frente a sus casas, para expresar su repudio, golpeando ollas u objetos met¨¢licos, a la represi¨®n desatada contra los estudiantes.
"Educaci¨®n de calidad"
La oposici¨®n acus¨® al Gobierno de ejercer un uso "abusivo y desproporcionado" de la polic¨ªa militarizada, lo que contribuy¨® a que los disturbios se multiplicaran. Parlamentarios de distintos partidos est¨¢n intentando formular una acusaci¨®n constitucional contra el ministro del Interior. Los estudiantes, con el apoyo de la Agrupaci¨®n de Familiares de Detenidos Desaparecidos, se han querellado contra el ministro, al que acusan de violar el derecho constitucional de reuni¨®n y de practicar detenciones ilegales.
Los dirigentes de la derecha, por su parte, han aplaudido al Gobierno por ejercer la autoridad para restablecer el orden y exigen mano dura, incluyendo el desalojo de los colegios y centros ocupados por los estudiantes.
El sonido de la protesta nocturna ha causado preocupaci¨®n en el seno del Gobierno. A trav¨¦s de su cuenta de Twitter, el presidente Pi?era ha pedido a los estudiantes que reanudaran el di¨¢logo para buscar "una educaci¨®n de calidad".
La estrategia del movimiento estudiantil busca ahora encontrar m¨¢s apoyo social a sus demandas. Barajan incluso la posibilidad de llamar a un refer¨¦ndum sobre sus reivindicaciones. En el fondo, expresan el malestar latente que persiste en amplios sectores de la sociedad contra la desigualdad del modelo econ¨®mico de Chile, a pesar del crecimiento econ¨®mico, el bajo desempleo y el buen orden de las cuentas p¨²blicas.
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