El metro de San Francisco anula el acceso a telefon¨ªa m¨®vil e internet para impedir protestas
Las restricciones han iniciado un debate sobre la libertad de expresi¨®n y los derechos civiles en Estados Unidos
Las autoridades del metro de San Francisco se vieron obligadas a cerrar ayer varias estaciones de metro por una protesta ciudadana. Se trata de la tercera manifestaci¨®n en los andenes este verano, desencadenadas por la muerte de un ciudadano de 45 a?os por el disparo de un polic¨ªa. Los eventos han desembocado en un debate sobre la libertad de expresi¨®n desde que las autoridades anularan la cobertura de tel¨¦fonos m¨®viles para impedir que se extendieran las manifestaciones.
Todo empez¨® hace un mes. Seg¨²n las autoridades, Charles Blair Hill se acerc¨® a un agente de amenaz¨¢ndole con un cuchillo. La polic¨ªa del metro respondi¨® con disparos. Un grupo de ciudadanos, en protesta contra la acci¨®n policial, impidieron que un tren abandonara la estaci¨®n el d¨ªa 11 de julio. Las autoridades no pudieron controlar la protesta y llegaron a temer por la seguridad de los pasajeros, que no pod¨ªan abandonar los trenes ni el and¨¦n.
"Algunos manifestantes invadieron un tren, golpeando las ventanas y asustando a los pasajeros. Otros gritaban y se enfrentaban a los empleados de sistema de transporte BART que intentaban controlarles", inform¨® entonces el diario San Francisco Chronicle.
La semana pasada, otro grupo repiti¨® la convocatoria en varias estaciones de metro, pero esta vez la respuesta de las autoridades fue diferente. Optaron por anular el servicio de tel¨¦fonos m¨®viles y de internet en el sistema de metro para que no circulara la informaci¨®n sobre la convocatoria. Ayer terminaron cerrando cuatro estaciones en plena hora punta. Las medidas han despertado todo tipo de cr¨ªticas por parte de grupos en defensa de las libertades civiles.
El grupo de ciberactivistas Anonymous conden¨® la actuaci¨®n policial con un ataque a la p¨¢gina web oficial de BART y publicando la informaci¨®n de contacto de m¨¢s de 2.000 clientes. Por su parte, la organizaci¨®n por la defensa de las libertades civiles en el ¨¢mbito de internet y la tecnolog¨ªa Electronic Frontier Foundation acus¨® a las autoridades de 'copiar' a Hosni Mubarak. El dictador egipcio bloque¨® el acceso a internet en todo el pa¨ªs el pasado mes de febrero para detener el avance de las protestas que le obligar¨ªan despu¨¦s a dimitir.
"Lo ocurrido en San Francisco puede recordar a la situaci¨®n en Egipto, pero la comparaci¨®n es un poco exagerada. Nos diferencia nuestra libertad de expresi¨®n, que existe precisamente para exigir responsabilidades a la polic¨ªa por lo que ha hecho, a diferencia de otros pa¨ªses", comenta Gene Policinski, vicepresidente del Centro por la Primera Enmienda, una organizaci¨®n dedicada al estudio de las libertades civiles.
Los eventos en San Francisco la semana pasada coincidieron con los ¨²ltimos coletazos de los incidentes en Londres, donde las autoridades ya han detenido a m¨¢s de 1.400 personas implicadas en los altercados. Muchos de ellos se organizaron a trav¨¦s del servicio de mensajes instant¨¢neos de sus BlackBerry. El primer ministro, David Cameron, que reaccion¨® primero con cr¨ªticas a la actuaci¨®n de la polic¨ªa, admiti¨® despu¨¦s que consideraron bloquear el acceso a las redes sociales a trav¨¦s de tel¨¦fonos m¨®viles para impedir que circularan detalles sobre la localizaci¨®n de las protestas.
"Ser¨ªa una equivocaci¨®n. ?Qui¨¦n dice qu¨¦ contenido debe ser censurado y en qu¨¦ plataformas? ?En mi ordenador? ?Mi tel¨¦fono? ?Mi calle?", plante¨® entonces el experto Jeff Jarvis. En el caso de Estados Unidos, todav¨ªa est¨¢ por determinar si BART, la autoridad del metro de San Francisco, puede cancelar el servicio de telefon¨ªa m¨®vil en varias estaciones.
"Lo ocurrido plantea duras muy serias sobre la posibilidad de retirar los servicios que ella misma proporciona, de manera unilateral", comenta Policinski. "Estados Unidos destaca por la libertad de expresi¨®n recogida en la Primera Enmienda de la Constituci¨®n. El gobierno solo puede tocarla en ocasiones muy limitadas y una de ellas es la seguridad p¨²blica". Seg¨²n el experto, en caso de llegar a los tribunales, BART podr¨ªa alegar que tom¨® esta decisi¨®n para proteger la seguridad de los pasajeros, en un momento y en un lugar muy concreto. "Tambi¨¦n tendr¨ªa que demostrar que exist¨ªa un peligro inminente y para eso necesitas pruebas, no puedes cancelar las comunicaciones porque crees que a lo mejor va a pasar algo".
"Me sorprende que no pensaran en las implicaciones de una decisi¨®n as¨ª", coment¨® Lynette Sweet, una de las gerentes de BART, a la agencia AP. "No tenemos derecho a este tipo de censura. En mi opini¨®n, hemos dejado que las acciones de unas cuantas personas afecten a todo el mundo. Y eso no es justo". Los portavoces de la autoridad de transporte defienden que el grupo que hizo la convocatoria anunciaba en su p¨¢gina web que estaba dispuesto a infringir las leyes, y era su responsabilidad impedirlo.
Otra de las cr¨ªticas de los ciudadanos contra las autoridades radica en que se viol¨® su derecho de reuni¨®n, que tambi¨¦n est¨¢ recogido en la Primera Enmienda. Al no dejarles comunicarse entre s¨ª, la polic¨ªa podr¨ªa estar impidiendo que ocurriera una manifestaci¨®n que ni siquiera hab¨ªa empezado.
"Este derecho forma parte de nuestra historia y nuestra cultura desde antes de que se redactara la Constituci¨®n. Por eso no podemos tomarnos a la ligera lo que ha ocurrido en San Francisco. Por puntual que sean las manifestaciones, estamos hablando de los derechos b¨¢sicos de los ciudadanos y merece toda la atenci¨®n que se le est¨¢ prestando", comenta Policinski.
"Impedir el uso de tel¨¦fonos m¨®viles e internet es la respuesta equivocada, ya sea al otro lado del mundo o aqu¨ª, en San Francisco", protest¨® en un comunicado la Uni¨®n Americana por los Derechos Civiles.
Algunas organizaciones han equiparado la decisi¨®n de BART con el cierre de las imprentas como m¨¦todo de censura. Policinski coincide en que es f¨¢cil establecer un paralelismo entre la situaci¨®n actual y hace cien a?os, cuando todav¨ªa no dispon¨ªamos de tel¨¦fonos m¨®viles. "Si entonces quer¨ªamos difundir informaci¨®n sobre una propuesta, hab¨ªa que imprimir panfletos, y el cierre de las imprentas s¨ª se puede comparar con la anulaci¨®n de la red telef¨®nica. Ahora todo es m¨¢s inmediato y puede que eso pusiera nerviosa a la polic¨ªa, pero son las autoridades las que tienen que adaptarse, no nuestras libertades".
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