Los "trabajadores esclavos" de Arabia Saud¨ª
El Tribunal Federal suizo condena al pa¨ªs ¨¢rabe a y su consulado en Ginebra por tener empleados dom¨¦sticos en su embajada trabajando 7 d¨ªas a la semana por menos de 200 euros mensuales
El trabajo de una empleada dom¨¦stica suele ser duro en todas las latitudes, pero dif¨ªcilmente llegue a los niveles de explotaci¨®n que conoci¨® Samia. Esta inmigrante indonesia trabaj¨® desde 2005 para el Consulado de Arabia Saud¨ª en Ginebra por "un sueldo de miseria". Entre otras tareas, sus responsabilidades inclu¨ªan ocuparse de los hijos peque?os del c¨®nsul del reino exportador de petr¨®leo, Nabil Bin Mohammed al-Saleh. Su jornada de trabajo era de siete d¨ªas por semana sin l¨ªmite de horario ni vacaciones. Por dicho trabajo en la riqu¨ªsima capital diplom¨¢tica de Suiza, Samia percib¨ªa un salario de algo menos de 200 euros.
En un veredicto aplaudido por los medios de comunicaci¨®n helv¨¦ticos, el Tribunal federal conden¨® ayer al reino de Arabia Saud¨ª y a su Consulado general en Ginebra a indemnizar a la empleada dom¨¦stica con 78.000 y 31.000 francos suizos (63.000 y 25.000 euros respectivamente) m¨¢s intereses retroactivos del 5% a contar desde octubre del 2007.
La decisi¨®n de los jueces suizos fue posible tras la fuga de Samia y su hermana menor para pedir refugio en el Sindicato sin Fronteras el pasado 24 de agosto. Esta organizaci¨®n se ocupa del dif¨ªcil estatus laboral de los trabajadores inmigrantes al servicio de las numerosas legaciones diplom¨¢ticas presentes en Ginebra.
"Las condiciones de vida y trabajo de estas mujeres constituyen un claro delito seg¨²n la legislaci¨®n suiza", explic¨® a este diario el abogado Jean-Pierre Garbade, defensor de la causa de Samia. El letrado aclar¨® que, "explotar una situaci¨®n de debilidad con un contrato de servicios desproporcionados se puede castigar hasta con cinco a?os de c¨¢rcel". Pero esta no es la primera situaci¨®n compleja a la que se enfrentan los diplom¨¢ticos saud¨ªes. "Ya le ha ocurrido algo similar, con el mismo c¨®nsul, a tres empleados dom¨¦sticos filipinos. De hecho, la embajada de Arabia Saud¨ª adeuda salarios de colaboradores por m¨¢s de 700.000 euros", explica Garbade. Deuda millonaria que implica igualmente a personal de cocina, ch¨®feres e incluso contables al servicio de la legaci¨®n.
"El gran problema en estos casos", contin¨²a explicando el abogado, "es que los diplom¨¢ticos gozan de un estatus muy especial. Si no quieren pagar, hay muy poco que se pueda hacer a no ser que se emita una orden de arresto internacional por usura, y solo tras un mandato de la fiscal¨ªa. Algo que raramente ocurre en vistas de la inmunidad diplom¨¢tica y lo delicado de las relaciones internacionales".
Abusos a personal dom¨¦stico
Aunque el caso de Samia y la embajada de Arabia Saud¨ª dista mucho de ser una excepci¨®n en esta Ginebra internacional en la que tienen su sede organismos como la ONU, la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, la Cruz Roja o la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo. "Los casos de abusos a empleados dom¨¦sticos son moneda corriente. Pero no siempre salen a la luz dado que las v¨ªctimas tienen p¨¢nico de denunciar a sus patrones", explica a EL PA?S Martine Bagnoud, secretaria sindical responsable de personal dom¨¦stico, de hoteler¨ªa y restauraci¨®n del Sindicato Interprofesional de Trabajadores y Trabajadoras.
Las razones del miedo son varias, seg¨²n explica la l¨ªder sindical. "Primero, es que sin la "Carta de Legitimaci¨®n" otorgada por las autoridades y que les autoriza a trabajar en Suiza, no pueden ejercer su profesi¨®n aqu¨ª. Segundo, se arriesgan a serias represalias, o incluso temen por la vida de sus familiares que siguen en sus pa¨ªses de origen. Los casos de violencia f¨ªsica o psicol¨®gica extremas contra personal de servicio no son raros, lamentablemente".
Bagnoud explica que si los trabajadores al servicio de las legaciones extranjeras pierden su empleo disponen de un mes para "colocarse" en otra embajada o consulado. "De no conseguirlo a tiempo, pierden su Carta de Legitimaci¨®n y deben salir de Suiza. En cierta medida, nos encontramos ante una forma de esclavitud moderna de la que no se habla demasiado por que los diplom¨¢ticos tienen alergia a los esc¨¢ndalos p¨²blicos. Lo m¨¢s habitual es que estos casos se resuelvan de manera "amigable" sin llegar a los tribunales".
"Lo cierto es que estos casos de abuso a trabajadores inmigrantes no solo ocurren en embajadas de pa¨ªses del Tercer Mundo", aclara a su vez Luis Cid, sindicalista y fundador del Sindicato Sin Fronteras. "De hecho, hemos denunciado casos similares en representaciones diplom¨¢ticas de pa¨ªses de Europa o Am¨¦rica del Norte. El caso m¨¢s incre¨ªble fue el de una trabajadora que ganaba la irrisoria cantidad de 10 euros mensuales por jornadas interminables. Nos encontramos ante una forma de trata de seres humanos que es tolerada para no incomodar a los diplom¨¢ticos". explica el activista chileno.
Pero a pesar de la prometida indemnizaci¨®n de 88.000 euros, la guerra de Samia est¨¢ lejos de haber terminado, a pesar de esta batalla ganada. "Ahora comienza el combate penal para que este veredicto no se convierta en papel mojado", concluye Jean-Pierre Garbade.
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