M¨¦xico se consolida como nuevo epicentro del tr¨¢fico de drogas
La desaparici¨®n de los carteles colombianos ha sido aprovechada por grupos del crimen organizado mexicanos, que usan Centroam¨¦rica como paso para el trasiego de estupefacientes a EE UU
El ¨¦xito de la batalla contra las drogas llevada a cabo por Estados Unidos en Colombia a trav¨¦s del Plan Colombia, estrategia que ha recibido unos 10.000 millones de d¨®lares desde su implementaci¨®n en 1999 -casi la mitad financiada por Washington-, ha llevado a la actividad del narcotr¨¢fico a buscar otros escenarios y lo ha encontrado m¨¢s al norte del continente: en M¨¦xico.
Desde hace un par de a?os se oye cada vez m¨¢s a menudo sobre la colombianizaci¨®n de M¨¦xico. El mismo expresidente colombiano, Ernesto Samper, en una tribuna publicada en este peri¨®dico advierte de que M¨¦xico est¨¢ viviendo lo que su pa¨ªs sufri¨® durante la d¨¦cada de los ochenta ¡°cuando el terrorismo y la corrupci¨®n propia de los grandes carteles desafiaron abiertamente la fuerza p¨²blica, la justicia, el periodismo, los partidos pol¨ªticos, los organismos de control y los intelectuales independientes¡±.
?¡°?Puede M¨¦xico ser Colombia?¡±, se pregunta Fernando Escalante Gonzalbo, doctor en sociolog¨ªa y profesor del Centro de Estudios Internacionales en el Colegio de M¨¦xico. Explica en un an¨¢lisis que colombianizaci¨®n evoca una confluencia de tres fen¨®menos: ¡°La debilidad del Estado, la existencia de organizaciones criminales con un negocio millonario y la emergencia de grupos guerrilleros m¨¢s o menos asentados en parte del territorio¡±.
En M¨¦xico se cumplen dos de estos tres, y si bien existe cierta actividad guerrillera, hasta el momento no se han encontrado v¨ªnculos con la actividad delictiva. Lo que s¨ª preocupa es el surgimiento de posibles grupos paramilitares, como los Matazetas, que al parecer han tomado la justicia en su mano en la lucha contra uno de los carteles m¨¢s poderosos del pa¨ªs, Los Zetas.
M¨¦xico no es ni ha sido un productor hist¨®rico de coca¨ªna, aunque s¨ª de hero¨ªna y marihuana, seg¨²n el polit¨®logo C¨¦sar Morales Oyarvide. La historia mexicana con el narcotr¨¢fico se remonta a la d¨¦cada de los setenta, cuando grupos en el Estado de Sinaloa, en el noroeste del pa¨ªs, se hicieron con el control del negocio, parte del cual mantienen a¨²n hoy d¨ªa.
Pero seg¨²n Morales Oyarvide, el vac¨ªo en el comercio de la coca¨ªna colombiana fue llenado por las organizaciones criminales mexicanas ¡°fortalecidas en el particular proceso de fragmentaci¨®n y debilitamiento del poder pol¨ªtico mexicano tras la alternancia¡±, es decir, el fin del monopolio del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Los delincuentes mexicanos ¡°Manteniendo contacto desde una posici¨®n de prevalencia con organizaciones colombianas dentro del negocio de la droga (pero tambi¨¦n de Per¨² y Bolivia) se aseguraron una provisi¨®n permanente de coca¨ªna y convirtieron a M¨¦xico en el nuevo epicentro del tr¨¢fico del polvo blanco, lo que explica (en parte) la situaci¨®n actual del pa¨ªs¡±, asegura Morales Oyarvide en un art¨ªculo publicado en diciembre pasado.
La posici¨®n geogr¨¢fica de M¨¦xico tambi¨¦n es un factor importante dentro de la ecuaci¨®n. Seg¨²n la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA), el 95% de la droga que entra en ese pa¨ªs lo hace por la frontera con M¨¦xico: 3.000 kil¨®metros de territorio.
El soci¨®logo Escalante Gonzalbo explica las diferencias entre el negocio del narcotr¨¢fico entre Colombia y M¨¦xico. En el primero, la actividad -controlada por la guerrilla- tiene un fuerte componente rural, porque la ventaja competitiva del pa¨ªs sigue siendo su capacidad de cultivo. "En M¨¦xico es muy distinto. El gran negocio ha sido siempre urbano y muy concentrado en las ciudades de frontera con EE UU: se trata de una frontera intensamente vigilada, con numerosos pasos urbanos de gran tr¨¢fico comercial, m¨¢s el desierto de Sonora y el Texas Bend¡±, afirma.
M¨¦xico no es ni ha sido un productor hist¨®rico de coca¨ªna, aunque s¨ª de hero¨ªna y marihuana
Este es el eslab¨®n m¨¢s lucrativo del negocio. Cifras de la ONU revelan un negocio mundial de drogas que en 2009 produjo 320.000 millones de d¨®lares. De este total, casi 90.000 millones fueron solo del tr¨¢fico de coca¨ªna. Cifras manejadas en 2006 por la oficina nacional de pol¨ªticas contra las drogas de EE UU mostraban que los carteles mexicanos obtienen ganancias cercanas a los 14.000 millones cada a?o por el tr¨¢fico de coca¨ªna y marihuana.
Producir y traficar
Colombia sigue siendo, junto a Bolivia y Per¨², uno de los principales productores de coca¨ªna. Seg¨²n el Gobierno de Bogot¨¢, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se han convertido en el gran ¨²nico cartel de drogas en el pa¨ªs, tras el desmantelamiento de los carteles de Cali y Medell¨ªn durante los noventa. Las pol¨ªticas de combates del Plan Colombia -donde la mayor parte de los recursos se destinan a ayuda militar para la lucha contra la guerrilla y el narcotr¨¢fico- han ayudado a reducir dr¨¢sticamente las hect¨¢reas de cultivo en ese pa¨ªs en la ¨²ltima d¨¦cada.
La Agencia de Naciones Unidas para las Drogas y el Delito (UNODC) en su ¨²ltimo informe revela que ¡°la superficie dedicada al cultivo de coca en todo el mundo sigui¨® disminuyendo hasta llegar a 149.100 hect¨¢reas cuadradas, un descenso del 18% entre 2007 y 2010, en gran parte por la menor producci¨®n en Colombia¡±. Las ¨¢reas de cultivo en el pa¨ªs sudamericano han pasado de 163.300 hect¨¢reas en el a?o 2000 a 68.000 hect¨¢reas en 2009.
El caso de Bolivia, seg¨²n la agencia de la ONU, es particular. El cultivo de la hoja de coca, que en el pa¨ªs se utiliza para otros fines, como medicinales, se mantuvo estable en 2010 con 31.000 hect¨¢reas,representando el 20% de los cultivos en la regi¨®n. Per¨², despu¨¦s de una ca¨ªda importante en el ¨¢rea de cultivo entre 2000 y 2003, ha registrado un repunte en los ¨²ltimos a?os, vinculado a actividades de grupos remantes del cuasi extinto grupo guerrillero Sendero Luminoso.
Para la UNODC, el mayor mercado de la coca¨ªna sigue siendo EE UU, con un consumo calculado de 157 toneladas, es decir el 36% del consumo mundial. Le sigue Europa -sobre todo Europa occidental- donde se calcula un consumo de 123 toneladas al a?o.
Seg¨²n la DEA, el 95% de la droga que entra en EE UU lo hace por la frontera con M¨¦xico
En M¨¦xico, el consumo de drogas es alto -la actividad del menudeo genera varios millones de d¨®lares al a?o-, pero la mirada est¨¢ puesta en el gran mercado estadounidense, donde la demanda parece inagotable.
La lucrativa actividad ha hecho proliferar una cantidad de organizaciones criminales que luchan entre s¨ª por el control de las rutas, tanto dentro de M¨¦xico como en los pa¨ªses centroamericanos que ya est¨¢n acusando los efectos de la violencia del narco.
En una rueda de prensa reciente, el ministro de Seguridad de Costa Rica, Mario Zamora, acus¨® a miembros del cartel de Sinaloa de ingresar y actuar en el pa¨ªs, arrastrando con ellos la ola de violencia. En los ¨²ltimos meses se han registrado enfrentamientos entre bandas de narcotraficantes en ese pa¨ªs,as¨ª como en Guatemala, siendo el hecho m¨¢s destacado el asesinato de 27 campesinos en el norte del pa¨ªs, a manos de miembros de Los Zetas el pasado mes de mayo.
Seg¨²n las agencias antinarc¨®ticos de M¨¦xico y EE UU, las organizaciones narcotraficantes m¨¢s poderosas son el cartel de Tijuana de los hermanos Arellano F¨¦lix, el cartel de Colima de los hermanos Amescua Contreras y el cartel de Ju¨¢rez, de los Carrillo Fuentes. A estos se suman el cartel de Sinaloa, encabezado por el narcotraficante m¨¢s buscado en la actualidad, Joaqu¨ªn ¡®el Chapo¡¯ Guzm¨¢n, y el cartel del Golfo, liderado por Osiel C¨¢rdenas. Tambi¨¦n forman parte de este grupo de organizaciones delictivas el grupo de Pedro D¨ªaz Parada, El cacique oaxaque?o, y el cartel del Milenio, comandado por la familia Valencia. Los famosos Zetas son una escisi¨®n del cartel del Golfo, y adem¨¢s de narcotraficantes, son una fuerza paramilitar dedicada a la extorsi¨®n, los asesinatos y los secuestros.
¡°M¨¦xico est¨¢ a tiempo de aprender la dolorosa lecci¨®n colombiana de los a?os ochenta¡±, asegura el expresidente Samper.
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