Los socialistas franceses prometen m¨¢s Europa y m¨¢s empleo

Todo est¨¢ vendido para el primer turno de las primarias del Partido Socialista franc¨¦s que se celebran el domingo pr¨®ximo. El ¨²ltimo debate entre los seis candidatos, cinco socialistas y el invitado del Partido Radical, Jean Michel-Baylet, ha mostrado esta noche que Fran?ois Hollande se siente ya elegido para las elecciones de mayo: se dirige desde el centro a todos los franceses, no se mete en jardines, y no arriesga con promesas imposibles o que suenen demasiado de izquierdas. ¡°El partido socialista no representa ni a la mitad de los franceses, as¨ª que debemos intentar parecernos a ellos¡±. Adem¨¢s, se vio que las diferentes corrientes del partido, siendo plurales, se difuminan en torno a una idea y sensibilidad com¨²n: Francia necesita un cambio, ese cambio est¨¢ cerca, Europa necesita el impulso de una nueva Francia, y esta a su vez requiere de Europa para poder cambiar de verdad.

Martine Aubry resumi¨® el esp¨ªritu combativo que Hollande ya no necesita mostrar diciendo: ¡°Una izquierda d¨¦bil no podr¨¢ ganar a una derecha dura¡±. La frase fue un dardo hacia la tibieza de un Hollande parad¨®jicamente inmovilizado por el viento que le impulsa, pero en realidad los seis candidatos parecen haber asumido que el enemigo real a batir es Nicolas Sarkozy y no sus camaradas de partido.

Surgieron algunos roces, sobre todo cuando Manuel Valls atac¨® a Arnaud Montebourg y S¨¦gol¨¨ne Royal y los calific¨® de demagogos. Pero, en realidad, se trata de matices. Los tres se disputan el tercer puesto el domingo, pero m¨¢s tarde, gane el que gane, seguramente todos formar¨¢n parte del grupo de notables que participar¨¢n en la toma de decisiones.

En ese sentido, los tres debates de las primarias, siendo repetitivos, han ense?ado un Partido Socialista bien engrasado, con propuestas e ideas diversas y oradores si no fascinantes s¨ª muy capaces de debatir sin agredirse y de interesar a muchos espectadores.

Fran?ois Hollande habla y act¨²a como un estadista. Templado y seguro de s¨ª mismo, m¨¢s convincente ante las c¨¢maras que con las palabras, solo transmite piensa en una idea fuerza: esperanzar a los franceses, plegar los biombos que separan a viejos y j¨®venes, inmigrantes y nacionales.

El pacto generacional, la apuesta por la competitividad y una gran reforma fiscal son las propuestas que le han dado m¨¢s del 40% de la intenci¨®n de voto para el domingo. Eso le concede un aire optimista y relajado, y le permiti¨® anoche aguantar sin inmutarse un malicioso dardo de su ex pareja, S¨¦gol¨¨ne Royal, sobre su presunta afici¨®n a acumular cargos p¨²blicos.

Martine Aubry, que camina destacada como la segunda preferida entre los simpatizantes de izquierda, da la impresi¨®n de haber empezado a asumir su derrota y de fantasear con ser, tal vez, la primera ministra de un futuro jefe de Estado Hollande. Sobria, s¨®lida, ejecutiva, la alcaldesa de Lille y jefa del partido sigue m¨¢s agresiva que el diputado de Corr¨¨ze, pero eso no le ha servido para reducir las distancias.

Hollande sigue encabezando todos los sondeos y re¨²ne ya el 42% de preferencias entre los simpatizantes de izquierda (que sube al 51% entre los afiliados al PS). Aubry viaja en un 27% (26%), y siguen Royal (11%), Arnaud Montebourg (8%) y Manuel Valls 5%. Baylet apenas recoge el 1%. Los m¨¢rgenes de error oscilan entre 2,2 y cinco puntos. Pero los socialistas parecen unidos esta vez en la fundada esperanza de volver al El¨ªseo despu¨¦s de tres d¨¦cadas de ausencia.