Aubry, 'la Roja'

Alcaldesa de Lille desde 2001, reelegida en 2008 con el 66% de los votos; primera secretaria del Partido Socialista desde que en 2008 se impuso a S¨¦gol¨¨ne Royal por un estrecho y discutido margen; ministra de Trabajo dos veces, la primera en 1991 y la segunda con Lionel Jospin en 1997; hija de Jacques Delors, Martine Aubry llega segunda en los sondeos de las primarias, y ha querido aparecer en los debates como la m¨¢s izquierdista, ejecutiva y ambiciosa de todos los candidatos.

Hablando de capital y trabajo, citando siempre que ha podido a los socialdem¨®cratas alemanes para ilustrar su ambici¨®n de dotar al pa¨ªs de mayor competitividad, y prometiendo que ser¨¢ ¡°la jefa de Estado de la moralidad¡±, Aubry (Par¨ªs, 1950) no ha acabado sin embargo de superar las dudas generadas por la revelaci¨®n de su pacto oculto con Dominique Strauss-Kahn, desvelado por ¨¦ste en la parte pol¨ªtica de su confesi¨®n ante las c¨¢maras televisivas el 14 de septiembre. En teor¨ªa, el acuerdo consist¨ªa en que ella no se presentar¨ªa si lo hac¨ªa DSK.

Eso ha perjudicado las opciones de la candidata del aparato, gran favorita entre los cargos electos locales del partido, convirti¨¦ndola en una especie de suplente retroactiva del exdirector general del FMI. Aubry solo se anim¨® a presentar su candidatura el 28 de junio, el ¨²ltimo d¨ªa que fijaba el calendario oficial del PS, y cuando ya parec¨ªa evidente que la carrera pol¨ªtica de DSK hab¨ªa terminado.

A pesar de partir con retraso, Aubry ha remontado a todos menos a Hollande con su discurso oficialista, recitado siempre en un tono duro pero con un fondo solidario y humanista, que sigue al pie de la letra el programa del partido aprobado por unanimidad en mayo. Con cuatro prioridades: empleo, educaci¨®n, poder de compra y seguridad. Durante los debates, la madre de la reforma de las 35 horas semanales ¨Cesa que seg¨²n Sarkozy destruy¨® a Francia- ha prometido a las mujeres que su primera ley equiparar¨¢ los salarios femeninos a los de los hombres, y ha criticado la tibieza de Hollande dici¨¦ndole que ¡°una izquierda suave no ganar¨¢ nunca a una derecha dura¡±. Su experiencia como alcalde y ministra son sus grandes bazas; el machismo y su imagen de notable del partido, sus r¨¦moras. Si votaran solo los militantes, probablemente ganar¨ªa.