Los estudiantes colombianos ponen a prueba la popularidad de Santos
Miles de j¨®venes rechazan la reforma de la educaci¨®n superior impulsada por el Gobierno Las protestas dejan un universitario muerto, una docena de heridos y 22 detenidos
Las ¨²ltimas horas han tenido un sabor agridulce para el presidente colombiano, Juan Manuel Santos. A la m¨¢s reciente encuesta, que sit¨²a su imagen positiva en un 82%, se ha sumado la aprobaci¨®n final por parte del Congreso de Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio que, en palabras del propio mandatario, ¡°es el m¨¢s importante firmado en nuestra historia¡±. Dos motivos m¨¢s que suficientes para conservar la sonrisa intacta tras 14 meses en el cargo. Sin embargo, inquietantes nubarrones se posan en el horizonte y le han hecho fruncir el ce?o.
Las recientes marchas de los estudiantes en protesta contra una reforma a la educaci¨®n superior impulsada por ¨¦l han dejado un saldo desalentador: un estudiante de 19 a?os muerto, una decena de heridos, 22 detenidos y un halo de crispaci¨®n general.
Hac¨ªa tiempo que las calles de las ciudades colombianas no eran escenario de batallas campales tan violentas entre manifestantes y fuerza p¨²blica. Diversos analistas creen que la jornada habr¨ªa terminado peor sino es porque el mi¨¦rcoles 12, el d¨ªa D de las movilizaciones, fuertes aguaceros hicieron desistir a muchos j¨®venes, que optaron por quedarse en casa.
Los estudiantes temen que la reforma que propone el Gobierno suponga la privatizaci¨®n de las universidades
Sin embargo, hubo osadas y atrevidas j¨®venes que no solo desafiaron a la lluvia, sino tambi¨¦n a los fr¨ªos vientos bogotanos y desfilaron semidesnudas con una consigna contundente: ¡°Para estudiar nos toc¨® vender hasta la ropa¡±, a lo que el presidente respondi¨®: ¡°El proyecto va porque va¡±.
Su iniciativa est¨¢, por ahora, en el que ser¨ªa su escenario natural en cualquier democracia: el Congreso de la Rep¨²blica. En Colombia, sin embargo, las cosas pueden ser diferentes porque la fragmentaci¨®n de los partidos y el esc¨¢ndalo de la parapol¨ªtica, que puso a una tercera parte de los congresistas en la c¨¢rcel, dejaron una herencia de escepticismo en este cuerpo legislativo. En el imaginario colectivo, los ciudadanos no se sienten representados por los legisladores. De hecho, en todas las encuestas, hay coincidencia que el Congreso es la instituci¨®n que menos confianza genera.
Consciente de esa dificultad, la ministra de Educaci¨®n, Mar¨ªa Fernanda Ocampo, se la jug¨® a fondo en los m¨¢s variados foros, donde estuvieron presentes todos los actores de la comunidad acad¨¦mica, para explicar el proyecto gubernamental antes de llevarlo al Parlamento. Sin embargo, cometi¨® el error de incluir en su iniciativa puntos tan controvertidos como el de las ¡°universidades con ¨¢nimo de lucro¡±. Semejante expresi¨®n encontr¨® el rechazo inmediato tanto de profesores como de estudiantes.
Santos, que gobierna con una coalici¨®n de la casi totalidad de partidos, los convoc¨® de manera urgente y les anunci¨® que retiraba esa parte del articulado y otras que pon¨ªan en riesgo la autonom¨ªa universitaria. La jefa de la cartera de Educaci¨®n recalc¨® que ¡°no habr¨¢ privatizaci¨®n ni mercantilizaci¨®n de la educaci¨®n superior, como se lleg¨® a decir¡±.
Tras el abrazo en la Casa de Nari?o, muchos cre¨ªan que Santos, quien ha marcado un estilo diametralmente opuesto al de su antecesor, ?lvaro Uribe, respir¨® tranquilo porque crey¨® que su estilo de priorizar el consenso le hab¨ªa permitido anotarse un nuevo logro. No obstante, otra cosa se pensaba en la calle: ¡°Santos va a privatizar la educaci¨®n¡±.
Solo un 0,49 % del PIB del pa¨ªs se destina a la educaci¨®n superior, mientras un 4,8% va para el conflicto armado
Este mensaje cal¨® hondo entre los j¨®venes, no solo porque la educaci¨®n siempre ha sido la cenicienta del pa¨ªs ¡ªsolo un 0,49 % del PIB se destina a la educaci¨®n superior mientras un 4,8% va para el conflicto armado¡ª, sino por el contexto internacional. Las noticias que llegan de Chile, donde los j¨®venes se han echado a la calle contra una reforma tambi¨¦n a la educaci¨®n, muestran que tienen contra la pared al presidente Sebasti¨¢n Pi?era y las protestas de los indignados tanto en Wall Street, en Nueva York, como en diversas ciudades espa?olas, para exigir no solo un mejor presente sino estabilidad en el futuro, son el pan de cada d¨ªa en debates y conversaciones.
La diferencia est¨¢ en que las movilizaciones fuera de las fronteras no son criminalizadas, como ocurri¨® aqu¨ª: ¡°Cuidado con la infiltraci¨®n de la guerrilla en las marchas¡±, dijo Santos. La frase no es ninguna novedad. Ha sido una muletilla desde que existen las FARC, hace medio siglo.
Los ¨¢nimos ya estaban lo bastante caldeados por lo que corri¨® el augurio de que la cosa pod¨ªa terminar muy mal, como en efecto ocurri¨®. El joven estudiante de medicina que muri¨® llevaba en su morral una enorme cantidad de explosivos que se accionaron cuando llegaba a una de las concentraciones. A este infortunado hecho, y a los heridos y detenidos se sum¨® un colapso vial que acab¨® con la paciencia de todos. Mientras esto ocurr¨ªa, Santos transmit¨ªa la noticia de que el tratado de libre comercio con Estados Unidos era una realidad ¡ªdespu¨¦s de siete a?os de larga espera¡ª y aunque se mostr¨® euf¨®rico por que ¨¦l cree que esta ser¨¢ la herramienta para reactivar la econom¨ªa, era evidente que el eco de las protestas le llegaba n¨ªtido a los o¨ªdos. Los estudiantes, entre tanto, anunciaban nuevas movilizaciones. Por primera vez, en su gobierno que ¨¦l reivindica como de la unidad nacional muchos le gritaban su inconformidad.
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