El Gobierno provisional libio cierra las visitas al cad¨¢ver de Gadafi
El dictador ser¨¢ enterrado hoy en un lugar secreto del desierto Hallados los cuerpos de 53 leales al dictador ejecutados en Sirte
Acab¨® el denigrante espect¨¢culo. A las 15.30, los guardianes del mercado de Misrata han echado el cerrojo y ha finalizado el peregrinaje de los libios para comprobar que Muamar el Gadafi, y tambi¨¦n su hijo Mutasim, est¨¢n muertos y bien muertos. Cuatro d¨ªas han estado expuestos a intervalos los cad¨¢veres en una c¨¢mara frigor¨ªfica del mercado de esta ciudad martirizada por las tropas leales al dictador. Los cuerpos ya comenzaban a expulsar fluidos, lo que ha obligado a sus custodios a colocar pl¨¢stico bajo los cuerpos que ya est¨¢n pudri¨¦ndose y desprendiendo un insoportable hedor que obligaba a los visitantes, alegres pese a todo, a entrar con mascarilla. No han cumplido los fieles musulmanes con el precepto isl¨¢mico que prescribe la sepultura de los cuerpos a las 24 horas de la muerte. El odio al tirano y el deseo de humillarle han prevalecido. ¡°Habr¨ªa que sacarle las v¨ªsceras y volverle a coser para poder seguir exponi¨¦ndolo al pueblo¡±, afirmaba el s¨¢bado a las puertas de la morgue improvisada el miliciano Abdelaziz. Otro guardi¨¢n citado por Reuters apuntaba poco despu¨¦s del fin del desfile: ¡°Ya est¨¢ bien. Nos ha causado tantos problemas muerto como vivo¡±.
Ahora, el Consejo Nacional Transitorio -presionado por organizaciones de derechos humanos y Naciones Unidas, m¨¢s que por los pa¨ªses occidentales que decantaron la guerra a favor de los rebeldes- ha ordenado una investigaci¨®n sobre las circunstancias de la muerte del s¨¢trapa y su hijo. Un proceso que resulta comprometedor para las nuevas autoridades, que han prometido una nueva Libia en la que se respetar¨¢n los derechos humanos y las libertades civiles. No han tenido el mejor de los comienzos posibles, por mucho que las atrocidades cometidas por los soldados de Gadafi superen con creces las perpetradas por los insurgentes. Human Rights Watch asegura que en Sirte, ciudad natal de Gadafi y la ¨²ltima ciudad en caer en manos del Consejo Nacional, han sido hallados decenas de cad¨¢veres maniatados. Tampoco es novedad. En Tr¨ªpoli, en agosto, cuando la capital cay¨® en manos de los insurgentes, no era dif¨ªcil encontrar muertos maniatados o con heridas profundas en las mu?ecas.
El primer ministro dimisionario del Gobierno interino, Mahmud Yibril, ha asegurado tajantemente que Gadafi no fue asesinado, que cay¨® v¨ªctima de una bala perdida, probablemente de alguno de sus hombres. Poco a poco va matizando sus palabras. Pero casi ning¨²n compatriota le cree. La gran mayor¨ªa est¨¢ convencida de que el autodenominado ¡°rey de reyes¡± recibi¨® un disparo a sangre fr¨ªa. En un v¨ªdeo difundido ayer, aparece un hombre con pelo rapado, rodeado de otros milicianos, que es felicitado mientras se enorgullece, arma en mano, de haber sido el autor del presunto asesinato. Seguramente ignora que se trata de un crimen de guerra.
En el caso de Mutasim quedan todav¨ªa menos dudas. Uno de los m¨¢s importantes jefes militares del r¨¦gimen, el v¨¢stago del aut¨®crata aparece en un v¨ªdeo hablando con j¨®venes sublevados contra la dictadura en aparente buen estado, tranquilo, fumando y bebiendo agua.
-¡°Bebe agua y levanta la cabeza. Los d¨ªas de lujo han terminado¡±, le espeta un joven.
-¡°No hablo con adolescentes. ?C¨®mo te llamas?¡±, contesta Mutasim.
-¡°Pronto lo ver¨¢s, perro¡±, zanja el joven.
El jueves, este y otros muchos enviados observaron el boquete que Mutasim presentaba en la garganta. Yac¨ªa junto a su padre y el jefe de las fuerzas armadas, Abu Baker Yunes Jaber.
Lo que deparar¨¢ la investigaci¨®n, reclamada por organizaciones de derechos humanos y Naciones Unidas, es una inc¨®gnita. Algunos mandos de los alzados contra Gadafi promet¨ªan que impedir¨ªan que se le hiciera una autopsia al cad¨¢ver que tiene dos orificios de bala: uno en la sien y otro en el est¨®mago. Ayer se anunciaba que se hab¨ªa realizado, aunque se desconoce el resultado.
Pero hay una certeza: las declaraciones en un juicio de Gadafi ser¨ªan sumamente comprometedoras para algunos dirigentes libios que tratan de hacer carrera pol¨ªtica, y tambi¨¦n para los dirigentes occidentales que le agasajaron hasta hace muy pocos a?os. ¡°Sabemos que ahora muchos pa¨ªses reprueban el crimen, pero sus dirigentes sab¨ªan muy bien lo que Gadafi hac¨ªa contra nosotros. Y entonces callaban. Ahora nos han ayudado a liberarnos de ¨¦l. Estas cosas tan sucias no son nuevas, y no nos importa tratar con ellos. Estos pa¨ªses quieren nuestro petr¨®leo y nosotros queremos vend¨¦rselo¡±, comentaba el s¨¢bado en Misrata Mohamed Darwish, un piloto de l¨ªneas a¨¦reas.
Ahora queda por enterrar al dictador. Su cad¨¢ver ser¨¢ enterrado este martes en una zona del desierto junto a su hijo, seg¨²n ha adelantado a la agencia Reuters un portavoz del Consejo Nacional de Transici¨®n, aunque no ha revelado el lugar exacto. Dicho portavoz ha asegurado que han organizado un "entierro simple" al que asistir¨¢n cl¨¦rigos musulmanes.
Muchos en Misrata desean que sea sepultado en el cementerio de los invasores de la ciudad. Pero otros optan por la soluci¨®n Bin Laden. ¡°Tendr¨ªan que meter el cuerpo en una bolsa y tirarlo al mar¡±, explicaba el s¨¢bado el miliciano Abdelaziz, el que optaba por extraer el est¨®mago, h¨ªgado, ri?ones y coraz¨®n a Gadafi. En algo parecen de acuerdo Yibril, que no ha conseguido imponer su autoridad a los insurrectos de Misrata para gestionar el entierro de Gadafi, y los rebeldes: todos quieren impedir que la tumba del dictador se convierta en lugar de peregrinaje. Finalmente, anoche, un funcionario del Consejo asegur¨® que los cuerpos de Gadafi, su hijo y el exjefe del Ej¨¦rcito ya hab¨ªan sido retirados del mercado de Misrata y que los restos del dictador ser¨¢n enterrados en un lugar secreto en el desierto hoy martes.
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