Islamismo en T¨²nez

La victoria del partido islamista moderado En Nahda en las hist¨®ricas elecciones de T¨²nez, primeras democr¨¢ticas y libres en el pa¨ªs norteafricano, representa un hito en el mundo ¨¢rabe, a falta de resultados definitivos. El civismo y entusiasmo mostrado por los votantes tras d¨¦cadas de represi¨®n est¨¢n llamados a ser el espejo en que se miren otros pa¨ªses de la regi¨®n que se han desembarazado de sus tiranos o est¨¢n en trance de conseguirlo.

Los comicios han destruido la idea simplista ¡ªy tur¨ªstica¡ª de un laicismo mayoritario asentado en T¨²nez. El partido que necesariamente va a aglutinar la dispar coalici¨®n que escribir¨¢ una nueva Constituci¨®n ¡ªperseguido despiadadamente durante d¨¦cadas por el derrocado Ben Ali¡ª ha insistido durante los ¨²ltimos meses, sobre todo su jefe, Rachid Ganuchi, 22 a?os en el exilio, en que proteger¨¢ los derechos de todos (tambi¨¦n los conseguidos por las mujeres tunecinas) y defender¨¢ las libertades.

La Asamblea Constituyente de 217 miembros que se re¨²na en unos d¨ªas, fragmentada por la representaci¨®n proporcional y la multitud de partidos concurrentes a las elecciones, deber¨¢ designar a un Gobierno que reemplace al interino actual o impulsar remedios para la alarmante crisis econ¨®mica y el desempleo en T¨²nez. Pero, sobre todo, tendr¨¢ que organizar un Estado y una sociedad nuevos.

Al islamismo comedido de En Nahda, que seg¨²n su l¨ªder quiere parecerse mucho m¨¢s al que gobierna Turqu¨ªa que a los Hermanos Musulmanes egipcios, le aguardan retos como perfilar las relaciones entre poder pol¨ªtico e islam o se?alar el rumbo de T¨²nez entre los ¨¢rabes o respecto a Occidente. Y de hacerlo frente al escepticismo de muchos tunecinos, especialmente de su clase media, sobre las intenciones de Ganuchi o su capacidad para hacer buena su promesa preelectoral de poner en pie una ¡°sociedad democr¨¢tica y mod¨¦lica en el mundo ¨¢rabe¡±.