Argentina cierra el juicio por las torturas durante la dictadura en la ESMA
Alfredo Astiz, y otros exoficiales de la Armada argentina, condenados a cadena perpetua por los cr¨ªmenes durante la dictadura
Alfredo Astiz; Jorge El Tigre Acosta; Ricardo Serpico Cavallo y Adolfo Donda han sido condenados en la noche del mi¨¦rcoles, madrugada del jueves en Espa?a, a reclusi¨®n perpetua por los cr¨ªmenes cometidos en la Escuela Superior de Mec¨¢nica de la Armada (ESMA), durante la dictadura militar argentina. La sentencia del Tribunal Oral Federal n¨²mero 5, le¨ªda en p¨²blico, ha condenado tambi¨¦n a cadena perpetua a otros ocho oficiales, igualmente protagonistas de la feroz represi¨®n en la ESMA.
Entre 1976 y 1983 se cometieron en Argentina miles de asesinatos, torturas y detenciones ilegales. Ning¨²n lugar tan emblem¨¢tico ni ningunos militares m¨¢s crueles que los de la Escuela Superior de Mec¨¢nica de la Armada (ESMA), situada en pleno Buenos Aires. All¨ª funcion¨® el feroz Grupo de Tareas 3.3.2 y desde all¨ª salieron centenares de personas que fueron arrojadas vivas desde aviones al r¨ªo de la Plata. Hoy, por primera vez desde el final de la dictadura, 16 de aquellos oficiales asesinos comparecieron ante los jueces para escuchar la sentencia que conden¨® a 12 de ellos a cadena perpetua. A las puertas de la sede de los tribunales, en plena calle, centenares de familiares de v¨ªctimas, supervivientes y defensores de Derechos humanos escucharon en una pantalla gigante, veintiocho a?os despu¨¦s, conmovidos, la palabra de la justicia. Otro grupo acudi¨® al Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos que funciona desde 2007, precisamente, en las antiguas instalaciones de la aquella Escuela.
El grupo de oficiales inculpado asisti¨® imperturbable durante estos meses a las audiencias y a los testimonios de sus v¨ªctimas
El juicio de la ESMA, como se ha conocido popularmente, ha durado dos a?os y durante sus audiencias han testificado 160 personas, entre ellas 79 supervivientes que relataron en primera persona las torturas a que fueron sometidos. Semana a semana, se fueron construyendo 86 casos de delitos de lesa humanidad, entre ellos algunas de las causas que m¨¢s impacto han dejado en la memoria colectiva, no solo argentina sino tambi¨¦n internacional. Los acusados fueron responsables de la desaparici¨®n de varias fundadoras de Madres de Plazo de Mayo, Azucena Villaflor, Mar¨ªa Bianco y Esther Careaga, de dos monjas francesas que acog¨ªan a familiares de desaparecidos,Leonie Duquet y Alice Domon, o del escritor y periodista Rodolfo Walsh, entre los otros miles de cr¨ªmenes que se cometieron en aquellas instalaciones navales.
El grupo de oficiales inculpado asisti¨® imperturbable durante estos meses a las audiencias y a los testimonios de sus v¨ªctimas. Impresionaba ver a ese grupo de ancianos asesinos reivindicar sus cr¨ªmenes, torturas y robos y presentarse como¡°soldados¡± que defend¨ªan a la ¡°patria¡±. En sus filas figuran personajes tan siniestros como el ex capit¨¢n de corbeta Jorge, Tigre, Acosta, jefe del Grupo de Tareas (que defendi¨® p¨²blicamente la dictadura ¡°ajustada a derecho¡± yque acus¨® al Gobierno democr¨¢tico de N¨¦stor Kirchner de ¡°montonero proterrorista¡±), o Adolfo Donda, que particip¨® en el asesinato de su cu?ada y en el robo de su hija, una ni?a que fue dada ilegalmente en adopci¨®n, separada de su abuela y de su hermana, a las que Donda sigui¨® visitando como si nada hubiera pasado. La ni?a secuestrada, Victoria Donda, recuper¨® su identidad en2003 y es actualmente diputada por el Frente Amplio Progresista, socialista.
Astiz, el '¨¢ngel de la muerte'
Igualmente notorio fue el caso de Alfredo Astiz, identificado y desenmascarado porque la prensa brit¨¢nica public¨® una foto en la que se ve¨ªa a un oficial de la armada argentina rendirse y entregarse, con cara compungida, a sus enemigos. Aquel hombre joven, rubio y con cara de ni?o, era el responsable de haber enviado a la muerte a tres mujeres cuyo ¨²nico delito era manifestarse con un pa?uelo banco en la cabeza, solicitando informaci¨®n sobre el paradero de sus hijos desaparecidos.
Aquel joven, reconocieron espantadas otras Madres de la Plaza de Mayo, era el amable muchacho que se hab¨ªa acercado a ellas para expresarles su solidaridad, el simp¨¢tico rubio que se ofrec¨ªa a llevarlas de un lado para otro, sin que ellas sospecharan que estaba simplemente ¡°marc¨¢ndolas¡± para que otros compa?eros de la Escuela Superior de Mec¨¢nica de la Armada las secuestraran e hicieran compartir el destino de sus hijos.
Impresionaba ver a ese grupo de ancianos asesinos reivindicar sus cr¨ªmenes, torturas y robos y presentarse como¡°soldados¡± que defend¨ªan a la ¡°patria¡±
Astiz fue tambi¨¦n acusado de participar en la tortura y asesinato de dos monjas francesas, delitos por lo que Francia solicit¨® su extradici¨®n, denegada por Gran Breta?a en virtud de la Convenci¨®n de Ginebra sobre prisioneros de guerra. Igualmente fue el responsable de la desaparici¨®n de una adolescente, hija de padre sueco, Dagmar Hagelin, por cuya vida llegaron a pedir expresamente el presidente de Estados Unidos Jimmy Carter y el Papa. Testimonios de testigos presenciales aseguran que Astiz dispar¨® contra la joven, que hab¨ªa ido a visitar a una amiga, y que huy¨® despavorida al encontrarse con hombres armados. Herida y viva, la introdujo en el maletero de un coche y nunca m¨¢s se lleg¨® a saber nada de ella.
De regreso a Argentina, Astiz se mantuvo en libertad hasta 2006 en que fue procesado, inicialmente, por el caso de las monjas francesas.
Durante el juicio ante el Tribunal Oral n¨²mero cinco, Alfredo Astiz, que cumplir¨¢ 60 a?os este mes, entreg¨® una copia de la Constituci¨®n argentina a los tres jueces que presiden la sala y reclam¨® ser tratado como ¡°un perseguido pol¨ªtico¡±. Astiz proclam¨®: ¡°Yo cumpl¨ª y cumplo la Constituci¨®n. He dado al combate lo mejor que pude¡±. En unas declaraciones recogidas hace a?os por una periodista argentina, el marino afirm¨®: ¡°Lo digo siempre: soy un bruto, pero tuve un solo acto de lucidez en mi vida. Meterme en la Armada¡±.
Entre los condenados se encuentra tambi¨¦n el responsable de varios de aquellos ¡°vuelos de la muerte¡± y gran torturador, Ricardo, Serpico Cavallo, que fue detenido en M¨¦xico, donde hab¨ªa montado una empresa con el dinero robado a sus v¨ªctimas, y extraditado a Espa?a, a petici¨®n del juez Baltasar Garz¨®n, que le proces¨® por los cargos de terrorismo y genocidio. Cavallo fue el primer caso en el que un estado extradita a otro a una persona acusada de haber cometido delitos en un tercer pa¨ªs. Cinco a?os despu¨¦s, y una vez que el gobierno de N¨¦stor Kirchner derog¨® las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, Ricardo Cavallo fue extraditado a Argentina y encarcelado de nuevo, a la espera de la sentencia.
La lista se completa con los nombres de los marinos Antonio Montes, Antonio Rata Pern¨ªas; Ra¨²l Scheller; Jorge Radice; Alberto Gato Gonz¨¢lez y N¨¦stor Savip; as¨ª como el oficial del Ej¨¦rcito Juan Carlos Coronel y el polic¨ªa Ernesto Weber, que cumplir¨¢n, todos ellos, prisi¨®n perpetua, y de otros cuatro inculpados, Manuel Garc¨ªa Tallada (25 a?os), Juan Carlos Fotea (25 a?os), Carlos Capdevila (20 a?os) y Juan Antonio Azic (18 a?os). El ¨²ltimo acusado, Orlando Generoso, se encuentra muy enfermo y el Tribunal decidi¨® suspender su causa.
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