Libia construye su Ej¨¦rcito
La Alianza Atl¨¢ntica pone hoy fin a sus operaciones en el pa¨ªs norteafricano

Ca¨ªa la tarde del 19 de marzo cuando la OTAN, amparada por la resoluci¨®n 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que hab¨ªa establecido un par de d¨ªas antes la zona de exclusi¨®n a¨¦rea sobre Libia, salvaba a Bengasi de una matanza. Los tanques de Muamar el Gadafi avanzaban a un par de kil¨®metros de la cuna de la rebeli¨®n cuando fueron abrasados por los cazabombarderos franceses. El aluvi¨®n de agradecimientos a la Alianza Atl¨¢ntica y al presidente Nicolas Sarkozy fue acompa?ado por la irrupci¨®n de banderas tricolores francesas ¡ªtambi¨¦n brit¨¢nicas y de Catar¡ª en la plaza de los juzgados de Bengasi. Aunque deseaba el Consejo Nacional Transitorio (CNT), el organismo que ha dirigido el alzamiento, que la aviaci¨®n de los pa¨ªses occidentales continuara su labor hasta final de a?o, los aliados, aquejados por la crisis econ¨®mica, no han cedido a la pretensi¨®n de las nuevas autoridades libias. El ¨²ltimo minuto de hoy lunes, muerto el dictador y arrasado su poder¨ªo militar, la OTAN concluye sus operaciones militares, mientras el CNT acelera la formaci¨®n de un nuevo ej¨¦rcito que afronta una labor repleta de desaf¨ªos.
M¨¢s de 22.000 misiones a¨¦reas, el permanente patrullaje de las costas mediterr¨¢neas, el env¨ªo de asesores castrenses franceses, brit¨¢nicos e italianos, el suministro de armamento franc¨¦s y la llegada de uniformados de Catar ¡ªpor muy reacios que fueran los flamantes l¨ªderes pol¨ªticos libios a la presencia de tropas extranjeras en su pa¨ªs¡ª impidieron que la revuelta fuera aplastada. Est¨¢n convencidos los l¨ªderes pol¨ªticos y militares, aunque todav¨ªa no den el paso de trasladar el Gobierno desde Bengasi a Tr¨ªpoli, de que el peligro se ha desvanecido y que los gadafistas no suponen ya riesgo alguno. ¡°Debemos tener cautela. Preferir¨ªamos que la OTAN permaneciera hasta fin de a?o, pero no creemos posible un contraataque de los fieles al antiguo r¨¦gimen. Cada d¨ªa somos m¨¢s fuertes¡±, comenta Mohamed Al¨ª bin Kura, portavoz militar de Zauiya. La prioridad es la formaci¨®n de un Gobierno interino y de un ej¨¦rcito que reemplace a las an¨¢rquicas milicias que hicieron la guerra sin un mando unificado.
Ayuda para buscar los misiles desaparecidos
Esfumados, detenidos, muertos en combate o asesinados los prebostes del gadafismo, el Consejo Nacional Transitorio (CNT) debe acometer dos tareas que requieren la ayuda de la tecnolog¨ªa de los pa¨ªses occidentales. Es imposible que pueda llevar a cabo con sus escasos recursos estas misiones: el control de los miles de kil¨®metros de las fronteras del sur del pa¨ªs con N¨ªger, Mali y Argelia, y la b¨²squeda de misiles tierra-aire desaparecidos de varios arsenales.
En pleno desmadre b¨¦lico, muchos dep¨®sitos de armas carecieron de custodia e inmensas cantidades de explosivos y misiles tierra-aire -¡ªcuya apropiaci¨®n por grupos terroristas supondr¨ªa un enorme riesgo para la estabilidad regional y los vuelos comerciales¡ª fueron robadas de los arsenales. Se ignora qui¨¦n los saque¨®. Musa el Kuni, representante de la etnia tuareg en el CNT, admit¨ªa a este diario el 17 de octubre en Madrid que un equipo de especialistas de Estados Unidos se hallaba en Libia para rastrear el paradero de esos proyectiles. Creen los militares que se rebelaron contra Muamar el Gadafi que est¨¢n en alg¨²n lugar del enorme desierto libio.
Tampoco son capaces, y as¨ª lo admiten los jefes militares, de garantizar la seguridad en los l¨ªmites territoriales de Libia con Mal¨ª y Argelia, y tampoco con N¨ªger, donde Gadafi contaba, y sigue contando Saif el Islam, con el apoyo de gran parte de la poblaci¨®n y sus l¨ªderes tribales, que dicen har¨¢n lo que sea necesario para salvar al hijo del aut¨®crata en fuga que negocia su entrega al Tribunal Penal Internacional. Esta regi¨®n es un para¨ªso del contrabando, y la escasez de milicianos para vigilarla, patente. "Las fronteras con T¨²nez y Egipto son ya seguras y no hay problemas. En el sur es diferente. No tenemos la misma sensaci¨®n. La gran mayor¨ªa de los rebeldes eran personas que viv¨ªan en las ciudades del Mediterr¨¢neo y en las monta?as occidentales del pa¨ªs, y aunque se han desplazado al sur varios grupos de ellos, no conocen bien el terreno en que se mueven", reconoce Mohamed Al¨ª bin Kura, portavoz militar de Zauiya. La resoluci¨®n del Consejo de Seguridad de la ONU, votada por unanimidad el pasado jueves, expresa su preocupaci¨®n por estos dos retos en los que est¨¢ embarcado el Gobierno libio, que implora la asistencia de los pa¨ªses aliados en la guerra.
El coronel Bashir el Neiri, uno de los oficiales que combati¨® en Misrata, explica el procedimiento de formaci¨®n del Ej¨¦rcito: ¡°El consejo militar de cada ciudad est¨¢ eligiendo a sus representantes, que acudir¨¢n a Bengasi la pr¨®xima semana para establecer la nueva jerarqu¨ªa militar y elegir a sus jefes¡±. Hay que esperar unos d¨ªas porque la peregrinaci¨®n a La Meca est¨¢ en su apogeo y la fiesta que pone fin a este precepto isl¨¢mico (Eid el Adha, la fiesta del sacrificio) comenzar¨¢ a partir del lunes de la pr¨®xima semana.
En algunas ciudades ya se conocen los nombres de los delegados que viajar¨¢n a Bengasi. El coronel Sadik Fehel el Bum representar¨¢ a Zauiya, localidad a 50 kil¨®metros al oeste de Tr¨ªpoli escenario de matanzas que dejaron sin aliento la insurrecci¨®n. Sin duda, los militares de profesi¨®n ¡ªdespreciados durante d¨¦cadas por el r¨¦gimen de Gadafi, que cre¨® y dot¨® de armamento moderno a las brigadas que dirigir¨ªan sus hijos Mutasim y Jamis¡ª jugar¨¢n un papel decisivo. Se trata ahora de que los shabab (muchachos), esa multitud de m¨¦dicos, funcionarios, abogados, campesinos, maestros, desempleados, mec¨¢nicos o ingenieros que, a veces, acud¨ªan al frente con un simple cuchillo en sus manos, entreguen las armas. Ya se est¨¢ consiguiendo.
Los ciudadanos convertidos en milicianos durante ocho meses de contienda han respondido obedientes a los llamamientos oficiales y a los carteles adheridos a las paredes tripolitanas que, como una se?al de tr¨¢fico, proh¨ªben llevar armas en lugares p¨²blicos. El panorama en las ciudades libias est¨¢ dando un vuelco espectacular. Cuando menos en Bengasi y Tr¨ªpoli. Hace solo una semana, el trasiego de camionetas cargadas con bater¨ªas antia¨¦reas y ametralladoras atestaba las calles y avenidas de la capital. Han desaparecido. Casi de un plumazo. Cierto es que muchos de quienes conduc¨ªan esos veh¨ªculos proced¨ªan de Misrata (200 kil¨®metros al este de Tr¨ªpoli) y Zint¨¢n (en las monta?as de Nafusa, junto a la frontera tunecina), cuyos guerrilleros fueron determinantes en la ca¨ªda de Tr¨ªpoli.
Pero tampoco se observa a los miles de hombres armados que deambulaban de un lado a otro celebrando la muerte del s¨¢trapa o la liberaci¨®n oficial del pa¨ªs. La inmensa mayor¨ªa de quienes empu?an un kalashnikov llevan colgando visible una acreditaci¨®n expedida por el CNT. Tr¨ªpoli ya es lo que era antes del 17 de febrero: una ciudad con un tr¨¢fico ca¨®tico y con colas a las puertas de los bancos para retirar el dinero con el que celebrar¨¢n la fiesta de Eid el Adha. Misrata es caso aparte. El desarme de los shabab llevar¨¢ m¨¢s tiempo en esta ciudad, cuyos mandos prometen que nunca permitir¨¢n el retorno a localidades vecinas (Tauerga y Sirte) a la poblaci¨®n que respald¨® abiertamente al tirano y perpetraron horribles tropel¨ªas en Misrata.
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