Silvio Berlusconi y el vac¨ªo pol¨ªtico

Quiz¨¢ la ¨¦poca berlusconiana no est¨¦ tan clara como parece. Tengo un recuerdo preciso que siempre ha permanecido en mi memoria. En 1995 hab¨ªa ido con unos amigos que se interesaban por la escritura a presentar una revista en una gran librer¨ªa de Bolonia. All¨ª se encontraba tambi¨¦n Gianni Celati (un escritor italiano muy conocido) y, de pronto, una persona le pregunt¨® qu¨¦ opinaba de Berlusconi (debo aclarar que habl¨¢bamos de literatura, no de pol¨ªtica). Celati respondi¨®: ¡°?Pero qui¨¦n es Berlusconi?¡±. Todos nos quedamos estupefactos. Dos o tres personas intentaron explicarle qui¨¦n era Berlusconi, y Celati segu¨ªa poniendo cara de no acordarse de nada. Luego dijo: ¡°Ah, ?es el de las televisiones?¡±. Y explic¨® que llevaba varios a?os en Inglaterra, donde consideraban a Italia un pa¨ªs tercermundista y no hablaban de ella a menudo. Era un buen experimento: de 100 personas ninguna pod¨ªa creer que hubiese alguien que no supiera qui¨¦n era Berlusconi. Todos deb¨ªan saber qui¨¦n era Berlusconi. El problema es que entonces no se pod¨ªa hablar de nada m¨¢s. Incluso ahora estamos hablando de ¨¦l. Quiz¨¢ dentro de seis meses ya no hablemos m¨¢s y los que nazcan hoy, cuando est¨¦n en el colegio, en 2025, si al examinarles de historia les preguntamos qui¨¦n era Berlusconi y qu¨¦ fue el berlusconismo, no sabr¨¢n qu¨¦ responder y se inventar¨¢n algo para sacar un aprobado.
?Y en mi vida, en la ¨¦poca del berlusconismo, qu¨¦ pasaba? Hice varios trabajos precarios y con los contratos m¨¢s extra?os, incluso tuve becas para hacer trabajos de oficina. Parte de estos trabajos no daban derecho a subsidio de desempleo. Luego, desde 1998, empec¨¦ a dar clases en un colegio p¨²blico y segu¨ª siendo interino hasta este mes de octubre de 2011. Con 46 a?os cumplidos, deber¨ªa tener por fin un trabajo fijo. El a?o pasado hubo una reuni¨®n de interinos que trabajaban en el colegio y al llegar vi a varios bedeles, secretarios y profesores que conoc¨ªa (muchos con algunas canas), y a una bedela de mi colegio le dije: ¡°Buenas tardes, ?usted tambi¨¦n es interina?¡±. ¡°S¨ª, ?usted tambi¨¦n?¡±. Cada uno cre¨ªa que era el ¨²nico, y, en cambio, ¨¦ramos todos interinos. Muchas otras personas que conozco est¨¢n en situaciones laborales semejantes.
Las leyes sobre la interinidad del trabajo (sin la parte de los amortiguadores sociales que deber¨ªan hacer que el trabajo fuera flexible y no precario) las han hecho tanto el Gobierno de Berlusconi como los Gobiernos de izquierdas. Se podr¨ªa pensar que no cambiaba mucho si se votaba por uno o por otros. Yo, en los ¨²ltimos 15 a?os, nunca he ido a votar. Si hubiese percibido que votando al centro-izquierda habr¨ªa ganado algo habr¨ªa ido a votar, o me habr¨ªa alegrado de que ganara la izquierda.
Esta es mi percepci¨®n de las cosas, quiz¨¢ equivocada, pero en las ¨²ltimas elecciones, el n¨²mero de las abstenciones y de los votos en blanco aument¨® mucho. Muchos ya no votan. En este sentido se puede hablar de era berlusconiana, pol¨ªticas liberales, populistas y algo racistas que al final han compartido, quiz¨¢ de mala gana, tambi¨¦n otros. La izquierda deb¨ªa ser racistilla porque ten¨ªa miedo de perder incluso un solo voto, y al final, en cambio, perdi¨® muchos.
La ¨²nica diferencia ahora ser¨¢ que no habr¨¢ sexo en el telediario
Lo ¨²nico que me deja perplejo es por qu¨¦ los liberales del mundo la han tomado de esa forma con Berlusconi. Este ¨²ltimo a?o hemos visto a menudo las diversas emisiones con las escenas de sexo, festines, presuntas prestaciones excepcionales, todas vergonzosas e indecentes, que humillaban la imagen de las mujeres, pero eran programas muy divertidos de ver. Yo no creo que consiguiera hacer fiestas como esas que al parecer hac¨ªa Berlusconi, y puede que sea m¨¢s puritano, pero ayer por la noche estaba viendo un programa de Michele Santoro y un dibujante present¨® esta vi?eta: en la era pos-Berlusconi hab¨ªa muchos italianos completamente mudos, y estaban mudos porque en los ¨²ltimos a?os se hab¨ªan acostumbrado a hablar solo sobre el ¡°co?o¡±. Ahora, sin Berlusconi y sin hablar de ¡°co?os¡±, ya no sab¨ªan qu¨¦ decir.
Despu¨¦s de Tangentopoli todos est¨¢bamos contentos, ya nadie robar¨ªa. Ahora parece incluso peor. Se acaba Berlusconi, pero la ¨²nica diferencia ser¨¢ que ya no habr¨¢ sexo en el telediario, lo que no es gran cosa. Si no se puede discutir sobre determinados ajustes socioecon¨®micos porque son hechos y adem¨¢s indiscutibles, era preferible hablar de las costumbres sexuales de las clases dirigentes, y as¨ª por lo menos nos re¨ªamos.
Me deja perplejo por qu¨¦ los liberales del mundo la toman as¨ª con Berlusconi
Ugo Cornia (M¨®dena, 1965) es escritor italiano. Su ¨²ltimo libro editado en Espa?a es Sobre la felicidad a ultranza (Perif¨¦rica).
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