Ir¨¢n, ?diplomacia o guerra?
No hay un peligro inminente que justifique una acci¨®n b¨¦lica. Si Israel la desencadena, las consecuencias ser¨ªan graves. La soluci¨®n es un di¨¢logo que reconozca el peso de Ir¨¢n. Brasil y Turqu¨ªa pueden mediar
La reciente publicaci¨®n de un informe de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica (AIEA) reaviva el debate sobre c¨®mo evitar que Ir¨¢n cuente con armas nucleares. Seg¨²n el informe, ese pa¨ªs ha desarrollado la tecnolog¨ªa y enriquecido uranio para contar con ellas; ha fortalecido las instalaciones, y tiene los misiles adecuados. Las opciones que se discuten son un ataque sobre esas instalaciones, imponer un duro r¨¦gimen de sanciones y bloqueo, o integrar a Ir¨¢n en un di¨¢logo y negociaci¨®n.
En Israel, el primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu, y el ministro de Defensa, Ehud Barak, presionan a favor de un ataque preventivo. Paralelamente, diversas voces en Estados Unidos apoyan una acci¨®n militar por razones variadas, desde los que temen una dominaci¨®n regional iran¨ª hasta los que se?alan que despu¨¦s de Ir¨¢n, Arabia Saud¨ª, Turqu¨ªa y Egipto se sumar¨ªan al club nuclear. Inclusive se aboga por atacar Ir¨¢n para evitar una guerra nuclear entre este pa¨ªs e Israel. Ante estas alarmas, el exdiplom¨¢tico Richard Dalton, del instituto Chatham House, en Londres, considera que ¡°no hay un peligro inminente que justifique una autodefensa anticipatoria¡±. Asimismo, Hillary Mann Leverett y Flynt Leverett, exmiembros del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, consideran que la capacidad para fabricar armas nucleares no es lo mismo que tenerlas.
Israel est¨¢ utilizando la amenaza de un ataque iran¨ª con el fin de que Estados Unidos, Europa, y especialmente Rusia y China, adem¨¢s de los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, incrementen la presi¨®n diplom¨¢tica y las sanciones sobre Ir¨¢n para que cancele el programa nuclear. ¡°Presiones y disuasi¨®n son las reglas del juego en este momento, pero un ataque no puede ser totalmente descartado¡±, explica Yossi Alpher, exmiembro del servicio de inteligencia israel¨ª, ¡°pero el Gobierno prefiere que sea Estados Unidos quien realice un ataque¡±.
Pese a la estrecha relaci¨®n entre Estados Unidos e Israel, el Gobierno de Netanyahu podr¨ªa lanzar un ataque sin consultar con Washington. Esto sucedi¨® cuando Israel destruy¨® las centrales nucleares de Osirak (Irak) en 1981 y de Deir e-Zour, en Siria, en 2004. Durante una reciente visita a Israel, el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, el cual se opone p¨²blicamente a una acci¨®n militar contra Ir¨¢n, no obtuvo ninguna certeza de que no habr¨ªa un ataque preventivo.
La influencia de Washington, muy disminuida en Oriente Pr¨®ximo, est¨¢ afectada por la p¨¦sima relaci¨®n entre el presidente Barack Obama y el primer ministro Netanyahu. El presidente est¨¢ totalmente aislado en la cuesti¨®n israel¨ª-palestina. La derecha considera que su pol¨ªtica es antisionista, mientras el centro y la izquierda creen que ha traicionado a los palestinos y perdido la oportunidad de alcanzar un acuerdo sobre dos Estados. En este contexto, Netanyahu conf¨ªa en poner a Obama contra las cuerdas, oblig¨¢ndolo a realizar un ataque preventivo que, en caso contrario, lo har¨ªa Israel.
El peligro iran¨ª es una cuesti¨®n que Netanyahu tiene como prioridad desde hace a?os. De paso, al agitarlo, el Gobierno israel¨ª retrasa los recortes en el presupuesto de defensa. Las manifestaciones de los indignados israel¨ªes de los ¨²ltimos meses, adem¨¢s de las encuestas, indican que una gran parte de la poblaci¨®n est¨¢ a favor de reducir el presupuesto de seguridad (m¨¢s las partidas destinadas a los colonos que ocupan tierras palestinas y a las escuelas religiosas ortodoxas) y reorientarlas a educaci¨®n, salud y vivienda.
Sectores militares y de inteligencia, y analistas pol¨ªticos israel¨ªes, consideran que un ataque solo retrasar¨ªa el programa nuclear y tendr¨ªa graves consecuencias: ataques terroristas, acciones militares iran¨ªes en el estrecho de Ormuz y el golfo P¨¦rsico, y mayor aislamiento en la regi¨®n en un momento de importantes cambios pol¨ªticos en varios pa¨ªses ¨¢rabes. Meir Dagan, exdirector del Mossad, cree que es ¡°est¨²pido¡± ir a la guerra contra Ir¨¢n cuando se pueden usar otros m¨¦todos de boicot y acciones encubiertas, desde la guerra cibern¨¦tica hasta la eliminaci¨®n de cient¨ªficos, que retrasan el programa. Tambi¨¦n los actuales jefes de las fuerzas de defensa e inteligencia israel¨ª se oponen a un ataque.
Desde que Barack Obama lleg¨® al poder hubo tensiones entre su posici¨®n a favor de combinar di¨¢logo, est¨ªmulos y sanciones contra Ir¨¢n, y los que consideran que la ¨²nica pol¨ªtica es imponer duras sanciones y un eventual uso de la fuerza. A medida que Obama perdi¨® posiciones en el Congreso y dentro de su propia Administraci¨®n, su pol¨ªtica se ha modificado desde aceptar el programa nuclear civil iran¨ª hasta presionar al Gobierno de Mahmud Ahmadineyad para que lo cancele casi totalmente.
En el Gobierno de Estados Unidos temen que un ataque israel¨ª ponga en peligro sus tropas en la zona del golfo P¨¦rsico e Irak. Precisamente cuando se est¨¢n retirando las tropas de Irak y Afganist¨¢n, no resulta conveniente lanzar una operaci¨®n militar de consecuencias imprevisibles. Por otra parte, imponer un bloqueo a las exportaciones de petr¨®leo (2,4 millones de barriles diarios) llevar¨ªa a un aumento de los precios del crudo en tiempos de crisis econ¨®mica. En realidad, para Washington ser¨ªa conveniente pactar con Ir¨¢n problemas como los refugiados afganos, el narcotr¨¢fico y estabilizar Irak.
Te¨®ricamente, la retirada de Estados Unidos de Irak en 2014 permitir¨ªa a Ir¨¢n aumentar su influencia regional. Arabia Saud¨ª, Kuwait y los Emiratos ?rabes prefieren un ataque que la limite. Pero Washington busca apoyar militarmente a aliados como Catar y Kuwait y fortalecer as¨ª la relaci¨®n de seguridad con ellos. Sin embargo, las perspectivas de mayor influencia regional iran¨ª no son buenas. Las revueltas en el mundo ¨¢rabe van en direcci¨®n contraria al modelo teocr¨¢tico del chi¨ªsmo de Teher¨¢n. La alianza de Ahmadineyad con el Gobierno sirio, y la represi¨®n sobre la disidencia, ha aumentado su desprestigio.
Para el nacionalismo iran¨ª, Estados Unidos es el heredero del colonialismo brit¨¢nico que ha tratado de subyugar al pa¨ªs y controlar sus recursos petrol¨ªferos. Desde la conspiraci¨®n de la CIA en 1953, el apoyo a la dictadura secular del sah Mohammed Reza Pahlevi, hasta el enfrentamiento a la revoluci¨®n isl¨¢mica desde 1979. Los iran¨ªes se consideran una potencia regional con una rica historia y valiosas cultura y religi¨®n que debe ser respetada. La energ¨ªa nuclear civil es una opci¨®n de crecimiento leg¨ªtima de acuerdo con el Tratado de No Proliferaci¨®n de Armas Nucleares (TNP).
Cuanto m¨¢s presi¨®n se ejerce sobre Ir¨¢n para que no cuente con armas nucleares, m¨¢s convencido est¨¢ el Gobierno de que las necesita. La lecci¨®n que Teher¨¢n extrajo de la invasi¨®n de Irak en 2003 es que si Sadam Husein hubiese tenido armas nucleares nunca le hubiesen atacado. El nacionalismo populista autoritario no va a ceder ante Washington y Europa. La resistencia a las amenazas le sirve de legitimaci¨®n.
La pol¨ªtica de sanciones y de un eventual bloqueo no funciona en un mundo multipolar donde China, Rusia e India contin¨²an comerciando. Un ataque militar solo retrasar¨ªa el programa a la vez que acelerar¨¢ el aislamiento y desprestigio de Estados Unidos, Israel y Europa en una regi¨®n en cambio. El investigador iran¨ª-estadounidense Trita Parsi considera que la falta de v¨ªnculos entre Estados Unidos e Ir¨¢n es muy peligrosa. Los dos Gobiernos temen comunicarse para no ser vistos como d¨¦biles. De este modo, ¡°la opci¨®n es entre sanciones y guerra, y no entre confrontaci¨®n y diplomacia¡±.
Una opci¨®n diferente es contar con interlocutores como Turqu¨ªa y Brasil, con buenos v¨ªnculos con Ir¨¢n y que ya alcanzaron un acuerdo con Ahmadineyad en 2010 basado en la continuaci¨®n del programa nuclear civil verificado internacionalmente, produciendo una cantidad limitada de uranio enriquecido en un tercer pa¨ªs, y sin producir armas nucleares. Un acuerdo de este tipo se puede alcanzar si la comunidad internacional entabla un di¨¢logo que reconozca la legitimidad de Ir¨¢n y su papel regional, pese a las discrepancias con su r¨¦gimen pol¨ªtico.
Mariano Aguirre dirige el Norwegian Peacebuilding Resource Centre (NOREF), en Oslo. www.peacebuilding.no.
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