El primer ministro ¡®in p¨¦ctore¡¯ de B¨¦lgica presenta su dimisi¨®n al rey
Nuevo golpe de efecto tras 526 d¨ªas sin Gobierno al no alcanzarse un acuerdo sobre los recortes necesarios y con los mercados al acecho
El d¨ªa 526 sin Gobierno es tan bueno como cualquier otro para jugar a la pol¨ªtica y romper la baraja de la negociaci¨®n en una B¨¦lgica que los omnipresentes mercados ya tienen en el punto de mira. Elio di Rupo, el socialista val¨®n llamado a ser primer ministro de un Gobierno que nunca llega, ha arrojado este lunes la toalla y pedido al rey que le releve del encargo de formar Gobierno que le hiciera el pasado mes de mayo. Alberto II ha optado por mantener la solicitud ¡°en suspenso¡± y pedir por en¨¦sima vez responsabilidad a la clase pol¨ªtica belga.
Los belgas siguen con mucha distancia, pero creciente hast¨ªo, los vaivenes de una negociaci¨®n obtusa y cr¨ªptica, con aire de monta?a rusa, que ahora ha vuelto a producir un nuevo sobresalto. Los seis partidos embarcados en las discusiones (socialistas, conservadores y liberales franc¨®fonos y neerland¨®fonos) no se han puesto de acuerdo en c¨®mo llevar a cabo las pol¨ªticas de austeridad necesarias para cumplir el compromiso de llegar al 3% de d¨¦ficit presupuestario en 2012, frente al 4,6% inicialmente previsto.
B¨¦lgica necesita encontrar o recortar 11.300 millones de euros para alcanzar el objetivo de 2012, para lo que socialistas y conservadores planteaban incrementos de impuestos y no suficientes recortes de gasto, seg¨²n los liberales, que tambi¨¦n echaban en falta en la estrategia de los otros dos grupos reformas estructurales en pensiones y mercado de trabajo.
Para los socialistas, lo ocurrido en una muestra de ¡°irresponsabilidad de los liberales, que ponen en peligro el futuro del pa¨ªs¡±, a lo que los acusados responden que ellos no hacen sino reclamar que se apliquen en B¨¦lgica ¡°las misma recetas que en los otros pa¨ªses de la Uni¨®n, conforme Europa reclama¡±.
El rey se ha armado de paciencia y ha vuelto ha recordar en un comunicado que ¡°la defensa del inter¨¦s general de todos los belgas y las exigencias europeas necesitan una resoluci¨®n muy r¨¢pida de la crisis belga¡±.
Los ciudadanos pueden estar pensando otra cosa ante el empantanamiento de la situaci¨®n desde las elecciones de junio de 2010, innecesariamente provocadas por un error de c¨¢lculo de los liberales de Flandes, que lo pagaron entonces muy caro en las urnas. Al calor del debate de la llegada de tecn¨®cratas a los Gobiernos de Atenas y Roma, un pol¨ªtico belga declaraba el otro d¨ªa en la radio que eso era ¡°una soluci¨®n muy peligrosa¡±, sin explicar para qui¨¦n.
?Esta ducha de agua fr¨ªa a las expectativas de una salida a la crisis se produce a los dos meses de que las distintas partes se pusieran de acuerdo en c¨®mo resolver un conflicto ling¨¹¨ªstico que ha venido envenenando durante d¨¦cadas las relaciones entre flamencos y valones. Parec¨ªa entonces atisbarse la luz al final del t¨²nel.
?Los separatistas de la Nueva Alianza Flamenca, el partido m¨¢s votado en las elecciones de junio de 2010 y excluido del proceso de formar Gobierno en virtud de su deseo program¨¢tico de quebrar el pa¨ªs, ha aprovechado la ocasi¨®n para intentar volver al centro de la escena. Bart de Wever, su l¨ªder, nacionalista ideol¨®gicamente conservador, ha reclamado la formaci¨®n de un Gobierno de emergencia con exclusi¨®n de los socialistas.
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