La Junta Militar egipcia se queda sola

El mariscal Mohamed Tantaui, jefe de la Junta militar, no encuentra salida a la crisis egipcia. Este s¨¢bado se reuni¨® con Mohamed el Baradei y Amro Musa, futuros candidatos presidenciales y hombres de prestigio entre los revolucionarios, para recabar su apoyo. Ambos se lo negaron y le exigieron que se fuera, como demanda una parte del pa¨ªs. Otra parte, sin embargo, teme que sin el Ej¨¦rcito se abra un vac¨ªo de poder. Con la sociedad dividida y a un d¨ªa del inicio de las elecciones, miles de personas siguen ocupando la plaza cairota de Tahrir, cerca de la cual un joven manifestante se sum¨® por la ma?ana a la larga lista de muertos por la polic¨ªa, 41 en una semana seg¨²n el recuento oficial.

La situaci¨®n permanece bloqueada. Ni Tantaui ni los manifestantes ceden. Y todo apunta a que la votaci¨®n se desarrollar¨¢ entre un gran desorden. La primera vuelta del lunes, que solo se desarrollar¨¢ en las grandes ciudades, ha sido prolongada hasta el martes. Se ignora cu¨¢ndo habr¨¢ resultados oficiales, pese a que el lunes siguiente las listas con m¨¢s votos deben concurrir a la segunda vuelta. El propio Ministerio del Interior, cuyo responsable dimiti¨® con el resto del Gobierno interino el lunes pasado, se declara incapaz de garantizar el orden p¨²blico.

La plaza cairota de Tahrir es ¡°territorio revolucionario¡± y la multitud se niega a abandonarla hasta que los militares renuncien al poder. El mariscal Tantaui, sin embargo, quiere supervisar el largo proceso electoral, que seg¨²n sus ¨²ltimas promesas deber¨ªa concluir en julio del a?o pr¨®ximo, y mantiene las riendas del poder. Hasta febrero o marzo (se vota por zonas y las ¨²ltimas provincias lo hacen en enero) no se conocer¨¢ la composici¨®n del Parlamento, y entonces habr¨¢ que organizar a toda prisa una elecci¨®n presidencial. Cuesta imaginar que el pa¨ªs pueda soportar un proceso tan dilatado e incierto en situaci¨®n de absoluta provisionalidad.

La tensi¨®n es muy alta y la violencia prende f¨¢cilmente. Unos j¨®venes que acamparon durante la noche frente a la sede del Consejo de Ministros, para expresar su oposici¨®n al nombramiento de Kamal Ganzuri (un exprimer ministro de Hosni Mubarak con 78 a?os y nula autoridad pol¨ªtica) como nuevo jefe del Gobierno transitorio que aplica las instrucciones del Ej¨¦rcito, lanzaron a primera hora de la ma?ana piedras y c¨®cteles molotov contra furgonetas policiales. Los conductores, por miedo o por venganza, aceleraron hacia una calle lateral por la que corr¨ªan varios muchachos. Uno de ellos muri¨® atropellado. Como de costumbre, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas expres¨® en su p¨¢gina de Facebook su ¡°sentido p¨¦same¡± por la ¡°muerte del m¨¢rtir¡±. El Ministerio del Interior habl¨® de ¡°accidente¡±.

A ra¨ªz de esos hechos, ocurridos a pocas calles de distancia de Tahrir, la polic¨ªa volvi¨® a disparar gases lacrim¨®genos. La plaza, sin embargo, permaneci¨® en calma.

En Tahrir se constataba que aunque el empuj¨®n del viernes, con una manifestaci¨®n masiva para exigir la dimisi¨®n de Tantaui y la vuelta de los militares a los cuarteles, no hab¨ªa supuesto un golpe definitivo, s¨ª hab¨ªa colocado al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas en una situaci¨®n muy dif¨ªcil. Tantaui comprob¨® que pod¨ªa aferrarse al poder, como hace, gracias al respaldo t¨¢ctico de los Hermanos Musulmanes y al apoyo silencioso de las capas sociales que a?oran la antigua estabilidad. Pero comprob¨® tambi¨¦n que no pod¨ªa controlar la din¨¢mica revolucionaria.

Cientos de miles de personas han demostrado en la ¨²ltima semana, en El Cairo, en Alejandr¨ªa y otras ciudades, su intenci¨®n de seguir manifest¨¢ndose, pese a la violencia policial, hasta derribar a la Junta que hered¨® el poder de Mubarak y mantiene su r¨¦gimen pr¨¢cticamente intacto.

?