?Es evitable la guerra?
La Liga ?rabe brinda a los Asad la ¨²ltima oportunidad para evitar el destino de Gadafi
De todas las dictaduras que en el mundo son, la de Siria lleva ocho meses cometiendo el flagrante delito de asesinar diariamente a 10, 15, 20 o m¨¢s de sus habitantes por el mero hecho de manifestarse en la calle pidiendo libertad y dignidad. La comunidad internacional, liderada por Par¨ªs y Londres, no precis¨® de tanto tiempo para impulsar la intervenci¨®n en Libia que terminar¨ªa con la tiran¨ªa de Gadafi.
Result¨® muy significativo que, al dar cuenta de las sanciones de la Liga ?rabe contra Siria, el primer ministro y titular de la cartera de Exteriores de Qatar, Al Thani, citara el domingo este vers¨ªculo del Cor¨¢n: ¡°Si matas a un inocente es como si hubieses matado a toda la humanidad¡±. Aunque pronunciada por alguien sin autoridad religiosa, son¨® como una fatwa condenatoria del r¨¦gimen de los Asad.
Al Thani exhort¨® a los Asad a ¡°detener la matanza, detener la sangr¨ªa¡±. Y es que, seg¨²n los c¨¢lculos de las organizaciones internacionales de derechos humanos, la brutal represi¨®n de las protestas populares ya ha causado en Siria la muerte de m¨¢s de 3.500 personas. Por no hablar de los heridos, los detenidos, los torturados y los refugiados.
Con su feroz y numantina resistencia, el clan de los Asad ¨Cel presidente Bachar, su hermano Maher y el resto de la parentela- puede estar haciendo inevitable una guerra en Siria. Me refiero a una guerra abierta y de grandes proporciones, con dimensi¨®n nacional, regional y hasta internacional, una guerra que vaya m¨¢s all¨¢ de los enfrentamientos armados que, de hecho, ya se producen entre los rebeldes de Ej¨¦rcito Sirio Libre, formado por militares desertores, y las fuerzas del r¨¦gimen.
Entretanto, la comunidad internacional arrastra los pies a la hora de plantearse, aunque sea como posibilidad, una intervenci¨®n militar en Siria. La OTAN, protagonista de la operaci¨®n libia, no tiene la menor gana de embarcarse en una acci¨®n en Oriente Pr¨®ximo que ser¨ªa mucho m¨¢s complicada desde todos los puntos de vista que la de Libia. En cuanto a Rusia y China, siguen protegiendo al r¨¦gimen de los Asad.
?Hasta cu¨¢ndo puede prolongarse esta situaci¨®n? La decisi¨®n del domingo de la Liga ?rabe, a la que solo se opuso L¨ªbano, desdichado vasallo de Siria, constituye un importante paso adelante hacia un cambio de escenario. El mensaje emitido en la reuni¨®n de El Cairo no pudo ser m¨¢s expl¨ªcito: si los Asad no escuchan a sus hermanos ¨¢rabes, deber¨¢n atenerse a las consecuencias. As¨ª lo dijo el catar¨ª Al Thani: ¡°Si los ¨¢rabes fallamos, ?creen ustedes que la conciencia internacional guardar¨¢ silencio para siempre sobre este asunto?¡±
Las protestas en Siria comenzaron de modo pac¨ªfico, siguiendo el ejemplo de las revoluciones tunecina y egipcia. La respuesta de los militares sirios fue, sin embargo, muy diferente. En vez de negarse a disparar contra el pueblo, los militares sirios, o mejor dicho, su alta oficialidad y sus unidades mejor armadas y entrenadas, no tuvieron el menor reparo en sumarse a la polic¨ªa, los esp¨ªas (mujabarat) y los sicarios (shabiha) del r¨¦gimen a la hora aplastar las protestas. Y es que el cogollo de las Fuerzas Armadas sirias est¨¢ en manos de alauitas, miembros de esa singular minor¨ªa religiosa a la que pertenecen los Asad. Ven estos acontecimientos no s¨®lo como un pulso entre una dictadura y los deseos de libertad del pueblo, sino tambi¨¦n como una prueba de fuerza entre su comunidad y el resto de la poblaci¨®n, mayoritariamente sun¨ª.
Esta actitud ha ido multiplicando las deserciones de militares sun¨ªes y ha dado lugar al comienzo de una resistencia guerrillera. Estos fen¨®menos solo pueden incrementarse con el paso del tiempo, abriendo las puertas a una guerra civil en toda regla. Por otra parte, el apoyo incondicional de la minor¨ªa alauita al clan de los Asad tambi¨¦n va acentuando la deriva sectaria del conflicto. Se multiplican los choques entre civiles alauitas y sun¨ªes y empiezan a escucharse voces que amenazan con que el fin de los Asad se traducir¨¢ en duras represalias contra sus correligionarios.
A diferencia de lo ocurrido en Libia, una guerra abierta en Siria tendr¨ªa importantes repercusiones en Oriente Pr¨®ximo. Y ello incluso sin intervenci¨®n de la comunidad internacional a favor de uno de los bandos. Los Asad pedir¨ªan socorro a sus aliados Ir¨¢n y Hezbol¨¢, que, en la pr¨¢ctica, ya les est¨¢n echando una mano en la represi¨®n. Entre los pa¨ªses que se ver¨ªan afectados figuran Turqu¨ªa, L¨ªbano, Irak, Ir¨¢n, Jordania, Arabia Saud¨ª e Israel.
Constatar que la explosi¨®n del conflicto sirio tendr¨ªa amplias repercusiones no debiera ser una coartada para la inanici¨®n. Al contrario, es un llamamiento a una acci¨®n inmediata y contundente en la l¨ªnea de la decisi¨®n de la Liga ?rabe. El principal problema son los Asad, es su terquedad la que empuja a su pa¨ªs, a Oriente Pr¨®ximo y al mundo al desastre. Sin ellos, Siria podr¨ªa encontrar caminos para evitar el caos. Es lo que dice Rime Allaf en un art¨ªculo publicado en The Guardian. Tras salir al paso del falso argumentario de los Asad (Nosotros o el diluvio), la periodista y escritora siria recuerda que, tras la II Guerra Mundial, su pa¨ªs conoci¨® un per¨ªodo de democracia parlamentaria, con una vibrante sociedad civil y amplia libertad de prensa. Ese acerbo, a?ade, sigue ah¨ª y cuanto antes caiga el r¨¦gimen de los Asad m¨¢s f¨¢cil ser¨¢ recuperarlo.
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