?Democracia de usar y tirar?
Las interminables elecciones legislativas de Egipto, que comenzaron el lunes y acabar¨¢n en enero, se dirimen entre tres actores principales, que a su vez se subdividen en grupos de intereses normalmente contradictorios. Su resultado determinar¨¢, sin embargo, en gran medida si el gigante del Nilo se encamina o no hacia la democracia.
El primer protagonista es el Ej¨¦rcito que, pese a concesiones menores ante la ensangrentada protesta popular, como adelantar la elecci¨®n presidencial a fin de junio de 2011, pretende con toda evidencia seguir tutelando el futuro pol¨ªtico del pa¨ªs; a continuaci¨®n aparece el elemento islamista, a su vez parcelado en seguidores de los Hermanos Musulmanes, con su brazo electoral Justicia y Libertad, que tambi¨¦n se escinde entre dem¨®cratas probables y dudosos, y tiene a su ?izquierda? al radicalismo de salafistas y yihadistas, que algo restar¨¢n en votos la probable victoria de los primeros; y, finalmente, el elemento laico al que representan, entre una gran variedad de siglas, el Movimiento del 6 de Abril, y figuras como el bloguero Hassan Hamlawy al frente de los Socialistas Revolucionarios, que ya en octubre de 2010 escrib¨ªa: ¡°Nadie sabe cu¨¢ndo se producir¨¢ la explosi¨®n, pero todos la consideran inevitable¡±.
Los intereses del Consejo Militar Supremo, que dirige el mariscal Tantaui, parecen claros. Los generales se acomodan a una victoria de los Hermanos, pero tratando de ponerle l¨ªmites. Al Ej¨¦rcito le conviene que ganen los islamistas que se dicen moderados, pero no que colonicen la arena pol¨ªtica. Con ellos como parte del poder, pero no de manera hegem¨®nica, la milicia mantiene su capacidad de convocatoria ante Washington, a quien preocupa sobremanera un Gobierno que rompa el precario equilibrio en Oriente Pr¨®ximo. Y los Hermanos se han declarado eternamente contrarios al tratado de paz con Israel, y no ocultan sus conexiones con Ham¨¢s y simpat¨ªas por Hezbol¨¢, movimientos ambos estigmatizados de terroristas en Occidente.
Pero una derrota sin paliativos, que hay que descartar, tampoco cumplir¨ªa plenamente los objetivos del Ej¨¦rcito, porque le restar¨ªa protagonismo ante EEUU. Y lo que est¨¢ en juego es la asignaci¨®n anual norteamericana de 1.300 millones de d¨®lares, al que este a?o la C¨¢mara de Representantes ha a?adido una coda que supedita la ayuda a que El Cairo no caiga en manos de ¡°una organizaci¨®n terrorista internacional¡±. A elegir.
El Ej¨¦rcito egipcio aspira a contar con un derecho de tutela a la turca sobre el Gobierno de los civiles
Los Hermanos Musulmanes est¨¢n dirigidos desde enero de 2010 por un veterinario de 68 a?os, el doctor Mohamed Badi, que est¨¢ al corriente de todo ello, pero acepta un papel pol¨ªtico privilegiado del Ej¨¦rcito, pensando que ma?ana Al¨¢ dir¨¢. Mohamed Badi puede, entretanto, vanagloriarse de ser el primer l¨ªder elegido por el voto de sus pares entre varios candidatos y no por designaci¨®n carism¨¢tica como el Dal¨¢i Lama. La organizaci¨®n se enfrenta, sin embargo, a la facci¨®n m¨¢s radical del islamismo, muchos de cuyos militantes han sido providencialmente liberados en las ¨²ltimas semanas por la autoridad militar, as¨ª como a la cuasi escisi¨®n de una fuerza denominada Al Wasat, que admite a cristianos en sus filas, y hace m¨¢s hincapi¨¦ en lo democr¨¢tico que en lo religioso.
El tercer aglomerado lo integran los partidos de car¨¢cter secular, que solo pueden aspirar a entrar en coalici¨®n con la versi¨®n europeizante del islamismo, y aun dentro de este magma de divisiones internas, podr¨ªa incluirse tambi¨¦n a un n¨²mero notable de exmubarakistas, que tratan de forjarse una nueva identidad pol¨ªtica. La milicia podr¨¢ contar probablemente con la mayor parte de esos renacidos para la democracia.
Dos grandes modelos se alzan hoy ante el Ej¨¦rcito y los Hermanos. Los hombres del mariscal Tantatui aspirar¨ªan a una reedici¨®n del kemalismo, la doctrina que hasta comienzos de este siglo reconoc¨ªa constitucionalmente a las Fuerzas Armadas turcas un droit de regard sobre el Gobierno de los civiles, a los que derrocaron en tres ocasiones, para preservar, supuestamente, la laicidad de la rep¨²blica fundada por Mustaf¨¢ Kemal, Atat¨¹rk, en 1923. Y para los Hermanos, o cuando menos su l¨ªnea m¨¢s contemporizadora con Occidente, el espejo normativo habr¨ªa que buscarlo igualmente en Turqu¨ªa, pero la del islamismo moderado que encarna el Gobierno de Recep Tayipp Erdogan, que es quien ha enviado a los militares de vuelta a los cuarteles, aunque la recent¨ªsima victoria electoral en Marruecos de un partido islamista a¨²n m¨¢s obsequioso, aporta un modelo fraternalmente cercano.
Los militares apoyan una democracia electoral que ser¨ªa como un kleenex, de usar y tirar. Los Hermanos se toman m¨¢s en serio el juego democr¨¢tico, pero tampoco tienen mucha prisa por llegar a esa meta.
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