Pr¨®ximo castigo a Ir¨¢n: el petr¨®leo

El embargo a las importaciones de petr¨®leo iran¨ª siempre ha estado en el horizonte de las sanciones para conminar a la Rep¨²blica Isl¨¢mica a renunciar a su programa nuclear. Los dirigentes iran¨ªes desestimaban ese riesgo con el argumento de que una decisi¨®n as¨ª ¡°causar¨ªa m¨¢s perdidas a la UE que a la Rep¨²blica Isl¨¢mica¡±. Sin embargo, su encastillamiento y el creciente hartazgo internacional con la actitud de sus gobernantes acercan esa posibilidad.

El proceso ha sido gradual. El a?o pasado, despu¨¦s de que el Consejo de Seguridad aprobara la ¨²ltima resoluci¨®n contra Ir¨¢n, los Gobiernos europeos acordaron medidas para bloquear las inversiones en los sectores del gas y el petr¨®leo, y limitar su capacidad de refino. Fue un golpe ya que el pa¨ªs, el cuarto exportador mundial de petr¨®leo, ten¨ªa un d¨¦ficit de refiner¨ªas que le obligaba a importar al menos un 40% de sus necesidades de gasolina.

No est¨¢ claro que, como aseguraron los dirigentes iran¨ªes, lograran la autosuficiencia transformando algunas plantas petroqu¨ªmicas para obtener una gasolina de muy mala calidad. Sin embargo, sirvi¨® para acelerar una largamente retrasada reducci¨®n de las subvenciones a los carburantes. Pero un embargo a sus ventas de petr¨®leo supondr¨ªa un salto cualitativo, que ir¨ªa m¨¢s lejos de lo estipulado por la ONU.

La UE, que el a?o pasado compr¨® un 5,7% de su petr¨®leo en Ir¨¢n, 450.000 barriles que suponen un 18% de la producci¨®n, se espera sin duda que los pa¨ªses ¨¢rabes cubran ese d¨¦ficit (que en el caso espa?ol alcanza el 14%). Del lado iran¨ª, se cuenta con el hambre de combustibles de India y China. De hecho, esa necesidad energ¨¦tica de China est¨¢ en la base de su negativa a ir m¨¢s lejos en las sanciones fijadas por el Consejo de Seguridad. En consecuencia, ese pa¨ªs ha sido el m¨¢s beneficiado por el hueco que han ido dejando en Ir¨¢n las empresas europeas.

Pero han sido sobre todo las sanciones financieras impulsadas por Washington las que m¨¢s da?o han causado a la econom¨ªa iran¨ª. EE UU, que desde hace tres d¨¦cadas no mantiene relaciones con Ir¨¢n y castiga a las empresas que invierten en su sector de hidrocarburos, ha reforzado su presi¨®n en los ¨²ltimos a?os. Representantes del Tesoro han logrado que los bancos europeos y muchos ¨¢rabes corten sus transacciones con la Rep¨²blica Isl¨¢mica, haciendo casi imposible la obtenci¨®n de cartas de cr¨¦dito y cerrando en la pr¨¢ctica la puerta a los intercambios comerciales.

A pesar de sus declaraciones grandilocuentes, algunos responsables han dejado escapar las dificultades que afrontan. Hace dos a?os el entonces ministro de Petr¨®leo Masud Mirkazemi admiti¨® que ten¨ªan paralizadas inversiones por importe de 80.000 millones de d¨®lares. Incluso si los chinos disponen del inter¨¦s y el dinero para acudir en su ayuda, no cuentan con la tecnolog¨ªa.

Mientras tanto, la necesidad de sortear esas dificultades recurriendo a v¨ªas alternativas est¨¢ creando una clase de nuevos ricos y agrandado la distancia entre esa ¨¦lite y los iran¨ªes de a pie.