Cuenta atr¨¢s para la retirada de Irak
Los ¨²ltimos 6.000 soldados de EE UU volver¨¢n a su pa¨ªs antes de Navidad Los iraqu¨ªes se muestran divididos sobre el repliegue de las tropas extranjeras
Peque?os grupos de trabajadores se afanan en los m¨¢rgenes de la carretera que une el aeropuerto con Bagdad. Est¨¢n replantando el palmeral que los soldados estadounidenses talaron para privar de escondrijos a los insurgentes que les acosaban. Son peque?os detalles como este los que anuncian la nueva etapa que se abre en Irak tras la salida de las tropas norteamericanas que est¨¢ a punto de completarse. Con la reconstrucci¨®n ¡ªf¨ªsica y moral¡ª del pa¨ªs a¨²n a medio hacer, los iraqu¨ªes ya no van a poder culpar de sus carencias a los ocupantes. Una vez m¨¢s, se muestran divididos.
La radio nacional informa a diario del n¨²mero de soldados estadounidenses que dejan Irak. Seg¨²n el ¨²ltimo parte, ya solo quedan 6.000 de los 170.000 que llegaron a estar desplegados, junto con varios miles m¨¢s de otras nacionalidades, entre ellos un millar de espa?oles. Y, salvo los dos centenares que se quedar¨¢n en la Embajada de EE UU, todos est¨¢n haciendo las maletas para estar de vuelta en casa antes de Navidad y cumplir as¨ª con el acuerdo firmado en 2008 entre Washington y Bagdad.
¡°Es bueno que se vayan. Los iraqu¨ªes tenemos que ser capaces de organizarnos y defendernos por nosotros mismos¡±, asegura Abu Mustafa, sin sombra de chovinismo. Este padre de tres hijos pertenece a la comunidad ¨¢rabe chi¨ª, la que m¨¢s se ha beneficiado con el cambio de r¨¦gimen que propici¨® la intervenci¨®n estadounidense. Sin embargo, tambi¨¦n ha sufrido los sinsabores del caos que trajo consigo. Hace varios a?os que no un tiene trabajo fijo y, tras agotar los ahorros familiares, sobrevive a base de chapuzas.
El desempleo es, junto a la inseguridad y la falta de electricidad y agua potable, el mayor agujero negro que dejan tras de s¨ª los ocupantes. Al menos, lo que m¨¢s afecta a los iraqu¨ªes de a pie. Aunque la econom¨ªa ha experimentado un r¨¢pido despegue, es totalmente dependiente de las exportaciones de petr¨®leo. Un reciente informe de la ONU cifra en un 15% el n¨²mero de parados. Sin embargo, analistas independientes duplican esa cifra, al estimar que esconde mucho subempleo. Adem¨¢s, el 85% de la poblaci¨®n activa trabaja en el sector p¨²blico, repartida un 40% en la industria del petr¨®leo, un 40% en la seguridad, y el 5% restante en la Administraci¨®n.
A finales de a?o quedar¨¢n 200 soldados norteamericanos en Bagdad
Ni funcionarios iraqu¨ªes ni diplom¨¢ticos extranjeros son capaces de explicar por qu¨¦ tras nueve a?os de ocupaci¨®n el pa¨ªs a¨²n no produce ni suficiente electricidad ni agua potable. El ruido machac¨®n de los generadores es, como la ubicua presencia de los soldados o los muros de hormig¨®n que rodean los edificios, un recordatorio m¨¢s de que Bagdad sigue siendo una ciudad en estado de excepci¨®n.
Al igual que Abu Mustafa, los iraqu¨ªes sue?an con la normalidad, y la retirada de las tropas estadounidenses es un primer paso en esa direcci¨®n. Sin embargo, para muchos el odio a los ocupantes est¨¢ siendo reemplazado por un creciente temor a la arbitrariedad de sus propios compatriotas. De ah¨ª que entre quienes m¨¢s lamentan su salida se encuentren los ¨¢rabes sun¨ªes, la comunidad que m¨¢s se opuso a su presencia, pero tambi¨¦n otras minor¨ªas.
El paro, la inseguridad y la falta de luz y agua potable son los principales agujeros negros que deja el ocupante
¡°Estamos preocupados por lo que se avecina. Los americanos nos dejan a merced de los iran¨ªes¡±, conf¨ªa Mohamed, un turcomano sun¨ª residente en Karrada, uno de los pocos barrios mixtos que quedan en la capital. La certeza de que el vecino Ir¨¢n va a beneficiarse del vac¨ªo que deja EE UU es compartida por analistas y diplom¨¢ticos, pero para los iraqu¨ªes no se trata solo de una influencia pol¨ªtica o estrat¨¦gica, sino de algo m¨¢s f¨ªsico e inmediato. ¡°El Gobierno y los diputados son todos iran¨ªes¡±, insiste Mohamed haci¨¦ndose eco de un infundio difundido durante la dictadura de Sadam que convert¨ªa a los chi¨ªes en agentes iran¨ªes.
No ayuda a superar ese estereotipo el empe?o del primer ministro Nuri al Maliki (chi¨ª) en continuar la caza de brujas contra supuestos simpatizantes del antiguo r¨¦gimen, en lo que algunos observadores no dudan de tildar de ¡°paranoia antibaazista¡±. En los ¨²ltimos meses, al menos 600 ¨¢rabes sun¨ªes han sido detenidos bajo la acusaci¨®n de haber servido bajo Sadam como oficiales del Ej¨¦rcito o miembros del partido Baaz. Fuentes gubernamentales han expresado su temor a que los baazistas intenten dar un golpe de Estado una vez que los estadounidenses hayan salido del pa¨ªs.
En la calle, sin embargo, preocupa m¨¢s la transformaci¨®n de la violencia pol¨ªtica en otra de car¨¢cter mafioso. Aunque los atentados con bomba y los asesinatos se han reducido, proliferan los secuestros para obtener rescate. Portavoces policiales admiten que es dif¨ªcil distinguir entre insurgentes y g¨¢nsteres.
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