El Partido Republicano se juega en las primarias su forma de hacer pol¨ªtica
Las propuestas de los candidato van del pragmatismo al extremismo conservador Un grupo de figuras de segunda fila se disputa el cetro del conservadurismo Los puristas del Tea Party ven a Mitt Romney como un oportunista
Con el comienzo de las primarias en Iowa, el Partido Republicano elige algo m¨¢s que un candidato presidencial. Tiene que decidir tambi¨¦n entre su inclinaci¨®n ideol¨®gica hacia el extremo conservadurismo o el pragmatismo que se requiere para recuperar la Casa Blanca. El favorito en todas las encuestas, Mitt Romney, no representa el esp¨ªritu actual de la derecha norteamericana, mucho m¨¢s impetuosa e intransigente que el ex gobernador de Massachusetts, pero re¨²ne las mejores condiciones para disputarle la presidencia a Barack Obama.
Estas elecciones llegan en un delicado momento de definici¨®n para los republicanos. Desbordado por la vitalidad del Tea Party tras su derrota en 2009, el partido de la oposici¨®n dej¨® su recuperaci¨®n en manos de ese movimiento populista y ultra que le dio la victoria en las legislativas de 2010 y le devolvi¨® la fe y la energ¨ªa para impedir una era de predominio dem¨®crata.
Liderados por el Tea Party, los republicanos consiguieron detener la agenda legislativa de Obama en el Congreso, anularon desde muy pronto el impulso reformista del presidente e incluso ganaron la iniciativa pol¨ªtica durante buena parte de los dos ¨²ltimos a?os.
Aventureros sin escr¨²pulos
A cambio de ese ¨¦xito, el establishment tradicional del partido perdi¨® peso en la conducci¨®n de la estrategia, se desvaneci¨® su imagen de seriedad y responsabilidad, y los pol¨ªticos republicanos empezaron a ser vistos como aventureros sin escr¨²pulos m¨¢s que como gente de orden y buen gobierno.
Como consecuencia de esa transformaci¨®n, el Partido Republicano llega a sus primarias sin un solo candidato de peso y, por supuesto, nadie que sea capaz de aglutinar las nuevas fuerzas del Tea Party con la l¨ªnea tradicional. Un pu?ado de figuras de segunda fila (Michele Bachmann, Ron Paul, Rick Perry, Rick Santorum) se disputa el cetro del conservadurismo, mientras que Romney intenta confirmarse como un candidato de conciliaci¨®n que, despu¨¦s de muchos a?os de actuar como moderado y centrista, intenta ahora negar su pasado para ganarse las bendiciones de la extrema derecha.
Un poco en tierra de nadie queda Newt Gingrich, quien s¨ª es un pol¨ªtico experimentado, pero con tan tormentosa personalidad y tan controvertido historial pol¨ªtico y personal, que hasta sus propios seguidores admiten que su designaci¨®n ser¨ªa entregarle a Obama la presidencia en bandeja de plata. Gingrich busca el respaldo conservador, y alcanz¨® notoriedad a finales del siglo pasado con el ¨¦xito de su revoluci¨®n conservadora. Pero, m¨¢s que conservador, Gingrich es de Gingrich, imprevisible y arrogante.
Verdadero moderado
En la esquina izquierda, olvidado por el p¨²blico y los periodistas est¨¢ Jon Huntsman, este s¨ª, un verdadero moderado cuya presencia en esta carrera sirve para recordar que a¨²n queda algo del viejo partido de Abraham Lincoln, pero a quien es muy dif¨ªcil que los votantes republicanos puedan perdonar su pecado de haber servido en la Administraci¨®n de Obama como embajador en Pek¨ªn.
As¨ª pues, si los republicanos optan por el pragmatismo, si piensan en qui¨¦n es el que m¨¢s posibilidades tiene de vencer a Obama, Romney ser¨¢ su hombre. Paul o Santorum, ambos con posibilidades de ganar en Iowa, est¨¢n demasiado lejos del pensamiento del americano medio. Paul puede resultar muy simp¨¢tico a los extremistas de todo tipo con sus diatribas contra el imperialismo americano o la abolici¨®n del Estado, pero su presencia en unas elecciones presidenciales solo puede imaginarse dentro de la pol¨ªtica ficci¨®n. Santorum no solo se opone a la escuela p¨²blica sino a la escuela, punto. Sus siete hijos son educados en casa para protegerlos de las dudosas influencias de los educadores profesionales. Este pa¨ªs no odia tanto a Obama como para preferir a Santorum.
Solo Romney tiene algo que ofrecer al sector predominante del electorado, el del centro. El problema con este hombre es que deja fr¨ªos a todos. No se sabe muy bien c¨®mo puede perder las primarias, pero tampoco est¨¢ muy claro por qu¨¦ tiene que ganarlas. Con sus m¨²ltiples cambios de opini¨®n en los ¨²ltimos meses se ha hecho, m¨¢s o menos, perdonar por los conservadores, pero todav¨ªa no se ha ganado su coraz¨®n.
Pol¨ªtico profesional
Romney tiene la imagen de pol¨ªtico profesional, oportunista e interesado que odian los puristas del Tea Party. Siendo gobernador de Massachusetts aprob¨® una reforma sanitaria que se parece a la de Obama como una gota de agua a otra, pero ahora lo niega. Durante su carrera en ese Estado progresista, respald¨® el aborto y subi¨® los impuestos. Ahora se opone a ambas cosas.
Su designaci¨®n como candidato podr¨ªa interpretarse, dado el panorama existente, como una victoria del sentido com¨²n, pero supondr¨ªa el riesgo de desmovilizar al sector m¨¢s extremista del partido y, precisamente, el que le ha reportado los ¨²ltimos ¨¦xitos electorales. Sus cr¨ªticos lo han comparado con John Kerry o Michael Dukakis, dos candidatos dem¨®cratas que nunca consiguieron capturar el alma de su partido y lo condujeron a sendas derrotas.
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