Los republicanos siguen sin l¨ªder tras el primer 'caucus' de Iowa
El arraque de las primarias muestra la divisi¨®n y la falta de liderazgo entre los conservadores El moderano Romney gana en Iowa por la m¨ªnima al radical Rick Santorum
El Partido Republicano sigue sin tener un candidato presidencial consistente. Mitt Romney, el ¨²nico verdaderamente viable entre los actualmente en liza, no dio en los caucus de Iowa el golpe de autoridad que necesitaba para despejar dudas sobre su solvencia. Se ha aclarado muy poco el panorama de cara a las pr¨®ximas primarias, y el partido sigue siendo v¨ªctima de un conflicto desgarrador entre su alma conservadora y su instinto pragm¨¢tico.
Una victoria es una victoria y Romney gan¨® en Iowa, aunque sea, literalmente, por ocho votos de diferencia sobre Rick Santorum. Para ¨¦l, que es visto por las bases republicanas como un moderado y un oportunista, nunca fue f¨¢cil abrirse camino en un Estado dominado por los ultras. Por tanto, su triunfo podr¨ªa considerarse un ¨¦xito.
Pero se trata de un ¨¦xito con tantos matices que dif¨ªcilmente le servir¨¢ para eliminar la frustraci¨®n que su candidatura genera entre los conservadores y las dudas que despierta en todo el partido. Romney lleg¨® a Iowa como un candidato d¨¦bil y no sale de aqu¨ª como un candidato m¨¢s fuerte. El momento de su coronaci¨®n tendr¨¢ que esperar.
Romney obtuvo un 25% de los votos, exactamente igual que su resultado de hace cuatro a?os en este mismo Estado. Entonces perdi¨® frente a Mike Huckabee, y ahora ha ganado solo gracias a que el voto conservador se ha dividido entre Santorum (otro 25%), Ron Paul (20%), Newt Gingrich (13%), Rick Perry (10%) y Michelle Bachmann, que ayer anunci¨® su retirada despu¨¦s de haber obtenido un decepcionante 5% de los sufragios.
El ¨¦xito de Romney es a¨²n m¨¢s discutible si se tiene en cuenta la calidad de sus contrincantes. Santorum es un completo desconocido que hasta hace apenas una semana no superaba el 4% en las encuestas y todav¨ªa no llega al 10% a nivel nacional. Paul es un outsider dentro del conservadurismo, que despierta simpat¨ªas por su dr¨¢stica oposici¨®n a toda presencia del Estado en la vida ciudadana (ya sea seguridad social, ayudas al desempleo o cualquier otro programa social), pero que es inviable como candidato debido a que su extremismo libertario le lleva tambi¨¦n a condenar cualquier intervenci¨®n militar de Estados Unidos en el exterior, desde la Segunda Guerra Mundial hasta la de Afganist¨¢n.
El ¨¦xito de Romney es a¨²n m¨¢s discutible si se tiene en cuenta la calidad de sus contrincantes
Santorum no es mucho m¨¢s viable que Paul. Desde luego es del gusto de los conservadores, pero es tan conservador, sobre todo desde el punto de visto de la moral, que incluso a los muy conservadores les cuesta imaginar como presidente a un hombre que educa en casa a sus siete hijos por rechazo a los valores que se imparten en las escuelas norteamericanas.
Que dos personajes as¨ª le disputen a Romney la victoria en Iowa dice mucho sobre la situaci¨®n actual del Partido Republicano, pero tambi¨¦n dice mucho de Romney. Sencillamente, no es el candidato que las bases republicanas desean y, cada vez que pueden, se agarran a cualquier otra opci¨®n que no sea ¨¦l, ll¨¢mese Santorum, ll¨¢mese Paul o como quiera que se llame.
Las siguientes primarias, el pr¨®ximo martes, son en New Hampshire, un Estado m¨¢s moderado donde la victoria de Romney se da por segura. Ya se ver¨¢ por qu¨¦ margen y en qu¨¦ condiciones. Pero, a continuaci¨®n, viene Carolina del Sur, territorio dominado por los evang¨¦licos y la derecha religiosa. Ser¨¢ ese el momento de comprobar si Santorum mantiene el tir¨®n conseguido en Iowa o alguien un poco m¨¢s fiable como candidato presidencial se queda con los votos conservadores.
Para elegir a Romney hay que traicionar al Tea Party y a las ideas que han alimentado al Partido Republicano durante los ¨²ltimos tres a?os
Esa es la hora decisiva para Gingrich y, quiz¨¢, para Perry. Ninguno de los dos es una garant¨ªa de cordura y de ¨¦xito. Perry, por los continuos patinazos sufridos en los debates electorales. Gingrich, por su personalidad err¨¢tica e imprevisible. Pero los dos conservadores que tienen por delante, Paul y Santorum, son tan exc¨¦ntricos que hacen aparecer a Gingrich y Perry como s¨®lidos estadistas.
El panorama no puede ser m¨¢s inquietante para el establishment republicano, para los dirigentes que hacen pol¨ªtica en el Congreso y que planifican el regreso a la Casa Blanca. Por donde quiera que se mire, no tienen m¨¢s candidato posible que Romney, pero para elegirle hay que traicionar al Tea Party y a las ideas que han alimentado al Partido Republicano durante los ¨²ltimos tres a?os.
Es previsible en los pr¨®ximos d¨ªas una oleada de figuras republicanas dando su respaldo a Romney con intenci¨®n de fortalecer su candidatura. Para empezar, el ¨²ltimo candidato presidencial, John McCain, del que se preve¨ªa que comparecer¨ªa junto a Romney antes de las primarias de New Hampshire, ha ofrecido inmediatamente su apoyo a Romney.
Todo eso puede ser ¨²til para transmitir una imagen de unidad que se requiere con urgencia. Pero eso no evitar¨¢ que haya que acudir a las urnas, y ah¨ª el resultado a¨²n es imprevisible. Paul ha conseguido movilizar un voto joven atra¨ªdo por su discurso pacifista y ha construido una amplia organizaci¨®n en New Hampshire. La retirada de Bachmann evita cierta dispersi¨®n del voto conservador, lo que puede ayudar a Gingrich, a Perry o a Santorum Hay a¨²n muchos interrogantes por resolver en esta campa?a.
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