El calvario de Sahar Gul no ha terminado
La joven afgana torturada por su familia pol¨ªtica por no querer prostituirse se encuentra en grave condiciones La polic¨ªa busca a¨²n a su marido
La cara tumefacta por los golpes recibidos, los ojos hinchados, la piel ennegrecida por la suciedad y un hilo de voz destrozada: en la imagen de Sahar Gul que en pocos d¨ªas ha dado la vuelta al mundo nada queda de la frescura de una chica de 15 a?os. Una semana despu¨¦s del anuncio de la liberaci¨®n de esta joven afgana del infierno de abusos al que su familia pol¨ªtica la somet¨ªa, el calvario de Gul est¨¢ lejos de haber acabado. Como muchas de las historias de violencia sobre mujeres afganas que acaparan peri¨®dicamente la atenci¨®n internacional, tambi¨¦n la suya corre el riesgo de terminar en un ¨¢lbum de los horrores que no lleva a ning¨²n cambio.
Fuentes del Ministerio de Interior afgano aseguran a EL PA?S que la chica se recupera en el hospital Wazir Akbar Khan, en Kabul, adonde fue trasladada tras ser rescatada por la polic¨ªa a finales de diciembre de su casa-prisi¨®n en la norte?a provincia de Baghlan. Ah¨ª la encontraron en un cuarto de ba?o, en el s¨®tano. Hab¨ªa estado encerrada durante meses por no querer prostituirse como pretend¨ªa la familia de su marido, un hombre que le doblaba la edad y con el que se cas¨® en mayo. ¡°Un matrimonio t¨ªpico, su marido no ten¨ªa relaci¨®n previa con la familia de Gul, que recibi¨® una peque?a cantidad de dinero como es tradici¨®n¡±, explican desde el ministerio. Un matrimonio ilegal si se aplicara la ley: en el pa¨ªs la edad m¨ªnima para casarse es de 16 a?os para las mujeres.
¡°Su m¨¦dico y el ministerio de Sanidad dicen que se est¨¢ recuperando, pero yo la he visitado y sus condiciones son muy graves. La calidad de los tratamientos tampoco es buena¡±, afirma desde Kabul Wazhma Frogh, activista de la organizaci¨®n Afghan Women¡¯s Network (AWN). Frogh desmiente que la joven vaya a ser trasladada a un hospital en India, como anunciaron las autoridades locales tras su rescate, para recibir los tratamientos especializados que le hacen falta. ¡°No hay ning¨²n plan para enviarla a India¡±, dice.
Sin u?as y con los ojos amoratados
El 87% de las mujeres afganas han sufrido alguna forma de violencia f¨ªsica, sexual o psicol¨®gica, o el matrimonio forzado, seg¨²n un informe
La representante de AWN, que lleva diez a?os dedicada a la defensa de los derechos de las mujeres en su pa¨ªs, visit¨® Gul hace unos d¨ªas. ¡°No era consciente. Le est¨¢n dando psicof¨¢rmacos para estabilizarla. No pod¨ªa moverse, ni ir al servicio y las enfermeras han tenido que ponerle pa?ales. Su cuerpo est¨¢ lleno de los signos de los golpes, le quitaron las u?as, y tiene moratones en los ojos. Tambi¨¦n le cortaron el pelo, otro ultraje por negarse a ser una prostituta¡±, relata Frog. ¡°He intentado cogerle la mano, pero se ha retra¨ªdo. Ha sido tan golpeada que no quiere que nadie la toque¡±. Su organizaci¨®n le ha asignado un psic¨®logo y un abogado. Tras convencer al fiscal general del Estado a transferir el caso desde Baghlan a Kabul para evitar la presi¨®n de la comunidad local, el AWN trata de acelerar la investigaci¨®n antes de que prescriba el periodo de custodia de sus suegros y de su cu?ada, detenidos tras el rescate. En un v¨ªdeo publicado el s¨¢bado por el diario brit¨¢nico The Telegraph la joven contesta con dificultad a algunas preguntas. ¡°Quiero que mi marido y mis suegros vayan a la c¨¢rcel¡±, recita la traducci¨®n.
La polic¨ªa busca a su marido. ¡°Se supone que es un soldado del ej¨¦rcito nacional y que se encuentra en la provincia de Helmand¡±, a?ade Frogh y subraya que los casos de violencia contra las mujeres est¨¢n vinculados a ¡°la ley de las armas¡±: los responsables a menudo se liberan de la investigaci¨®n judicial gracias a la protecci¨®n de agentes locales y milicianos.
Sin v¨ªa de escape
Las mujeres, en cambio, no tienen v¨ªa de escape. ¡°Si huyen, ?ad¨®nde van? Si se dirigen a la polic¨ªa o a cualquier autoridad local lo m¨¢s probable es que las reenv¨ªen a sus familias o las encarcelen. Y cuando vuelven los abusos aumentan¡±, comenta Heather Barr, investigadora de Human Rights Watch en Kabul. Barr, que est¨¢ preparando un informe sobre las mujeres encarceladas por ¡°delitos¡± sexuales y contra el honor, asegura que el caso de Gul no es aislado: entre las 58 mujeres que entrevist¨® en las c¨¢rceles, al menos cinco o seis hab¨ªan sido obligadas a prostituirse por su marido.
Diez a?os despu¨¦s de la ca¨ªda del r¨¦gimen talib¨¢n los avances son escasos. Seg¨²n un reciente informe de Unicef, "el 39% de las mujeres entre los 20 y 24 a?os, se casaron antes de cumplir los 18". Otro informe de Oxfam, de octubre de 2011, revela que el 87% de las mujeres afganas han sufrido alguna forma de violencia f¨ªsica, sexual o psicol¨®gica, o el matrimonio forzado. ¡°Est¨¢ bien que se hable de estos casos", comenta Barr, "pero a menudo el mensaje es que est¨¢n relacionados con la cultura afgana y hay poco que hacer. Y no es verdad. La comunidad internacional y el Gobierno afgano podr¨ªan hacer mucho¡±.
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