Londres sale en defensa del euro con una mayor aportaci¨®n al FMI
El primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, trata de acallar las cr¨ªticas de los diputados euroesc¨¦pticos
Europa, Reino Unido y sus l¨ªos. La eurozona atraviesa una crisis existencial, provocada por una crisis fiscal que no acaba de resolverse y que requerir¨¢ ayudas externas, a trav¨¦s del Fondo Monetario Internacional (FMI), ante la negativa de Alemania a un rescate netamente europeo. En un movimiento inesperado, Londres ha abierto hoy la mano para desatascar esas ayudas desde el exterior. El primer ministro brit¨¢nico, el conservador y euroesc¨¦ptico David Cameron, contempla aprobar una inyecci¨®n de fondos en el FMI que indirectamente permitir¨ªa aliviar la asfixia financiera de los pa¨ªses europeos. Esa medida tendr¨ªa varias consecuencias: por un lado ser¨ªa del agrado de Berl¨ªn y Par¨ªs, que en la ¨²ltima cumbre descabalgaron a los brit¨¢nicos de la Uni¨®n; por otro, puede echarle encima a Cameron a los diputados m¨¢s eur¨®fobos, muchos de los cuales forman parte de su propio partido.
En esa carrera contra el tiempo que es la crisis europea, con los mercados tensando la cuerda de media docena de pa¨ªses, el gesto de Cameron arroja algo de luz a un 2012 europeo cargado de desaf¨ªos. La cumbre europea de diciembre dej¨® las cosas poco m¨¢s o menos como estaban: disciplina presupuestaria (la uni¨®n fiscal, a pesar de los excesos ret¨®ricos, aun est¨¢ lejos) y una Alemania que se empe?a en decir no --por ahora-- a los eurobonos y a compras de deuda masivas del BCE. Eso deja la resoluci¨®n de la crisis en manos de un fondo de rescate europeo que no tiene suficiente potencia de fuego, y que requiere del apoyo de un segundo fondo en manos del FMI de hasta 200.000 millones. Problemas: Londres avanz¨® en diciembre que no contribuir¨ªa a ese segundo fondo, aunque ahora empieza a desandar ese camino; Estados Unidos, que tiene sus propias dificultades, tampoco parece muy dispuesto a aportar dinero contante y sonante. China, Brasil y otros emergentes aparecen as¨ª como los ¨²nicos candidatos a pagar, a cambio de m¨¢s poder en el FMI. El anuncio de Cameron cambia las cosas: un incremento de las contribuciones brit¨¢nicas supondr¨ªa un bal¨®n de ox¨ªgeno para la credibilidad del acuerdo alcanzado en Bruselas.
El problema es que nada de eso va a ser f¨¢cil. Despu¨¦s de filtrar al Financial Times su disposici¨®n a elevar los recursos que aporta Reino Unido al FMI, Cameron dedic¨® buena parte del d¨ªa a matizarse a s¨ª mismo. ¡°Hemos impuesto nuestras condiciones para contribuir m¨¢s al FMI. Apoyamos a pa¨ªses, pero no a monedas o a ¨¢reas monetarias¡±, dijo a la cadena Sky. En otras palabras: no se trata de ayudas al euro, como esgrimen los diputados brit¨¢nicos a quienes la sola menci¨®n de Europa provoca sarpullidos, sino a los pa¨ªses que individualmente lo necesiten, como suele hacer el FMI a cambio de condiciones draconianas.
El primer ministro tiene al enemigo en casa: el pasado octubre, 80 diputados conservadores votaron a favor de una enmienda no vinculante sobre la convocatoria de un refer¨¦ndum para salir de la UE, en el mayor gesto de rebeld¨ªa que se recuerda dentro de su partido en m¨¢s de 20 a?os de relaciones con la Uni¨®n. El Parlamento le impide contribuir con m¨¢s de 10.000 millones de libras. Y Cameron necesita ese tipo de gestos tras el desaire de Merkel y Sarkozy en la ¨²ltima eurocumbre, que podr¨ªa derivar, por ejemplo, en una regulaci¨®n financiera perjudicial para la City londinense. Sarkozy ha amagado hoy por ese flanco, con la tasa de transacciones financieras que no acaba de convencer a Alemania.
Al final, el dinero podr¨ªa devolver ciertas dosis de normalidad a las tempestuosas relaciones entre Londres, Par¨ªs y Berl¨ªn. Si Cameron diera luz verde a unos 30.000 millones las cosas cambiar¨ªan, aunque ¡°sin fondos adicionales por parte de los grandes pa¨ªses no europeos del FMI, es poco probable que Reino Unido inyecte dinero¡±, explic¨® Thomas Harjes, de Barclays. Cameron pretende que otros pa¨ªses se rasquen tambi¨¦n el bolsillo, y pronto: ¡°No hay una propuesta sobre la mesa, pero es de esperar que el aumento de los recursos del FMI se discuta en febrero, en una cumbre de ministros de Finanzas del G-20¡±, indic¨® un portavoz del Ejecutivo brit¨¢nico. Hoy mismo, la directora gerente del FMI, la francesa Christine Lagarde, se ver¨¢ en Berl¨ªn con Merkel para debatir sobre la crisis del euro. Una cosa no ha cambiado en Europa con el nuevo a?o: ese marat¨®n de reuniones. Queda por ver si se traduce, de una vez, en resultados.
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