Hungr¨ªa en infracci¨®n
La UE debe actuar con m¨¢s contundencia para obligar a invertir la deriva autoritaria del pa¨ªs
La Comisi¨®n Europea decidi¨® finalmente abrir ayer un procedimiento de infracci¨®n del derecho comunitario contra Hungr¨ªa, ante las reformas constitucionales impulsadas por el primer ministro Viktor Orb¨¢n que han acabado con la independencia del Banco Central, del poder judicial y de la autoridad responsable de la protecci¨®n de datos en su pa¨ªs. Si en un mes Budapest no rectifica, la Comisi¨®n pasar¨ªa a un dictamen motivado, previo a la denuncia ante el Tribunal de la UE. Es un paso, pero insuficiente, para evitar que en el seno de la Uni¨®n se desarrolle un Estado autoritario. Pues la reforma de la Constituci¨®n y otras leyes que ha impuesto Orb¨¢n con la aplastante mayor¨ªa parlamentaria que logr¨® en 2010 constituyen un retroceso de la democracia que es necesario atajar. La Hungr¨ªa de hoy, que ingres¨® en 2004, no cumplir¨ªa los requisitos m¨ªnimos democr¨¢ticos para entrar en la Uni¨®n.
El adelanto de 70 a 62 a?os de la edad de jubilaci¨®n de los jueces y procuradores le ha permitido a Orb¨¢n purgar a un 10% de la carrera judicial. Hay otras medidas y pol¨ªticas en las que la Comisi¨®n no ha entrado, como la mordaza a los medios de comunicaci¨®n cr¨ªticos, la constitucionalizaci¨®n de la oposici¨®n socialista como heredera de la dictadura comunista, la criminalizaci¨®n de los pobres o la nacionalizaci¨®n de las pensiones privadas que ha llevado a una marea de demandas ante el Tribunal de Estrasburgo.
Por mucho menos ¡ªla entrada en el Gobierno del xen¨®fobo Haider¡ª, la UE impuso a Austria en 2000 unas sanciones diplom¨¢ticas, m¨¢s cosm¨¦ticas que reales. Los cambios que ha introducido Orb¨¢n se har¨ªan merecedores de la activaci¨®n del art¨ªculo 7 del Tratado de la Uni¨®n Europea que, reforzado tras el caso austriaco, puede llegar a suspender de voto en el Consejo a todo Estado que viole derechos humanos y libertades fundamentales.
Est¨¢ en juego el futuro de Hungr¨ªa, pero tambi¨¦n la credibilidad de la UE y su defensa de la democracia. Pero ni las instituciones ni los dirigentes de una Uni¨®n Europea en plena crisis econ¨®mica y financiera parecen estar para estas lides. Orb¨¢n lo sabe y, pese a la fachada constructiva que presentar¨¢ hoy ante el Parlamento Europeo, la instituci¨®n m¨¢s cr¨ªtica con ¨¦l, previsiblemente intentar¨¢ torear la situaci¨®n. Bruselas deber¨ªa al menos utilizar para presionar la amenaza de no conceder los fondos necesarios para sacar a Hungr¨ªa de su actual atolladero financiero.
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